El grado de Medicina es la carrera más solicitada en la Universidad pública de La Laguna (Tenerife). Este campus oferta cada año 130 plazas para los cientos de jóvenes que intentan acceder a estos estudios, lo que hace que la nota de corte se convierta en la más alta de este campus, un 12,70, marca a la que no llegó el pasado curso el hijo de la vicedecana de la Facultad de Ciencias de la Salud. Contaba con un 11,04 y se quedó en el puesto 354 de la lista de espera, pero eso no le impidió ser admitido en Medicina por otra vía: el cupo reservado a discapacitados sin ser reconocido como tal gracias al visto bueno del decano.
Tras completar sus estudios de Bachillerato y aprobar la prueba de acceso a la Universidad (PAU) con un 11,04, Gómez solicitó admisión en el Grado de Medicina de la Universidad de La Laguna el pasado curso. En la convocatoria ordinaria, donde se completaron las 130 plazas que ofrece esta institución, se quedó sin poder matricularse en la Facultad en la que su madre, es vicedecana de Calidad, además de profesora de asignaturas como Obstetricia y Ginecología o Medicina Sexual y Reproductiva.
Sin embargo, el empeño del joven por acceder a estos estudios le lleva a insistir, y en agosto pasado, un mes después de conocer que se había quedado en el puesto 354 de la lista de espera general, se dirige al vicerrector de Estudiantes con la intención de iniciar el Grado en el cupo correspondiente alegando “problemas de índole médico”. Sin embargo, tal y como ha podido confirmar este diario, el alumno no tiene reconocido ningún grado de discapacidad por el tribunal autonómico.
"Injusticia manifiesta"
Al no obtener respuesta favorable del vicerrector, el estudiante se dirige al decano de la Facultad de Ciencias de la Salud. Menos de un mes después de la solicitud, el decano accede a lo solicitado y el 28 de noviembre -con el curso empezado dos meses- el hijo de la vicedecana solicita poder matricularse por el cupo de discapacidad de conformidad con el contenido de la resolución del máximo responsable de la Facultad.
En ese momento otros alumnos en lista de espera en mejor situación conocen que está asistiendo a clase -y ocupando una plaza que podría pertenecer a uno de ellos- y deciden denunciar lo que consideran “una injusticia manifiesta”. Así, lo ponen en conocimiento de la Secretaría General de la Universidad de La Laguna, que tras estudiar el caso emite un contundente dictamen al que ha tenido acceso EL ESPAÑOL.
“La resolución del decano de Ciencias de la Salud es nula de pleno derecho [..] de los documentos obrantes en el expediente es obvio que no ha seguido procedimiento alguno para reconocer el acceso de esta persona. Además, no existe norma que otorgue competencia a dicho decano para resolver el acceso de un posible alumno”.
Su versión: "El dictamen es erróneo"
Sin embargo, pese a que esta resolución está fechada el 18 de febrero de 2016, el alumno continuó asistiendo a clase hasta finales de año, según han asegurado a este diario fuentes de la Universidad de La Laguna que prefieren permanecer en el anonimato. La vicedecana, su madre, tampoco lo desmiente al ser preguntada por este periódico.
El dictamen de la Universidad es “erróneo” y “contrario a la legislación de la propia Universidad”. Sin embargo, los estatutos de La Laguna establece que las personas con discapacidad deberán aportar “la certificación expedida por el órgano público correspondiente, así como el dictamen técnico facultativo de la discapacidad”.
Se excusa en que “los problemas de índole médico” que sufre su hijo han sido reconocidos por un tribunal propio de la Universidad -un hecho que confirma la propia institución-, y que ello ha servido para que, con esa documentación interna, haya podido acceder al Grado de Medicina en el cupo de discapacitados este curso 2016-2017.
al quedar acreditado que no había delito alguno en mi proceso de admisión en la universidad, quedando demostrada la falsedad de lo expuesto en su diario.
* Auto de Sobreseimiento de la causa, con fecha 20/03/2020 y Resolución: Auto 000600/2020. Queda acreditado que no había delito alguno en mi proceso de admisión en la universidad, quedando demostrada la falsedad de lo expuesto en su diario.