“Nos sentimos como padre, madre e hija desde hace mucho tiempo, pero ella siempre será consciente de que su mamá de barriguita está en el cielo y que su padre está castigado donde se castiga a los mayores". Con esta frase resumía David en el Congreso de los Diputados la relación entre él, su mujer y su sobrina Marta, huérfana por violencia de género. Lo que hace diez días era una "unión sentimental", ya es una realidad. La pequeña Marta -no es su nombre real, pero sí su favorito- acaba de dejar de ser la sobrina huérfana de su tío David. Ya es su hija adoptiva, después de una odisea burocrática y judicial que comenzó cuando -con tan sólo tres años- la menor vio cómo su padre mataba a su madre. El proceso termina, David y su mujer ya son padres, pero con ello, la legislación vigente también le arrebata a la niña su pensión de orfandad.
"Se acuerda la constitución de la adopción con todos los efectos legales inherentes a tal declaración, quien en lo sucesivo ostentará por su orden los apellidos de la adoptante", reza en la sentencia del Juzgado de 1ª Instancia nº 76 de Madrid, a la que ha tenido acceso EL ESPAÑOL. Así, Marta ya tendrá los apellidos de su hasta ahora tío, tal y como ella misma pedía, según la abogada que se ocupó del caso, desde que tenía tan sólo cinco años: “¿Por qué no puedo ser como los demás niños del cole?”.
El calvario, cuyo relato llegó al Congreso de los Diputados emocionando a todos los presentes, comenzó en 2013 cuando la niña presenció cómo su padre mataba de un tiro en la sien a su madre. El padre de Marta no fue detenido en el momento. Pasaron tres meses hasta que la Policía procedió a ello, ya que éste montó la hipótesis de que la víctima se había suicidado. Mientras tanto, la familia materna no supo “absolutamente nada” de la niña.
El asesino dio de baja a la menor en el colegio en el que estaba matriculada la sumiendo a la familia materna en el "desarraigo más absoluto y total”. Una etapa que finalizó -a medias- cuando el padre biológico de la niña entró en la cárcel y la familia materna logró que el juez les entregase la patria potestad. Sin embargo, ese mismo magistrado estableció un régimen de visitas semanales en un punto de encuentro familiar supervisadas por los abuelos paternos. Todo ello, gracias al informe favorable de los servicios psicosociales.
"Sus análisis y recomendaciones parten de una visión idílica de lo que sería lo mejor para la menor", explicó David en sede parlamentaria. No sólo eso. El preso llegó a cobrar durante varios meses una pensión de viudedad gracias a la hipótesis del suicidio. Hasta que David y su mujer, ya padres de Marta, dijeron "basta". Consiguieron revertir parte del lío burocrático y la Seguridad Social retiró la pensión de viudedad al asesino machista y concedió la de orfandad completa a Marta.
Esa orfandad completa, a partir de ahora ya no la seguirá recibiendo Marta. Así lo dice la ley vigente. Un aspecto de la norma que podrá ser revisado. Así se ha pedido en la subcomisión para lograr un pacto nacional contra la violencia de género. El mismo día que David pidió a los diputados que se lo pusiesen "fácil", el grupo parlamentario socialista registró una proposición de ley para garantizar una pensión a todos los huérfanos víctimas de violencia de género.
Esta iniciativa “trata de paliar la situación de desprotección que se produce cuando los hijos e hijas de las mujeres asesinadas por violencia de género se encuentra sin pensión de orfandad o con una pensión de escasa cuantía para cubrir sus necesidades de recuperación integral”, explicó la portavoz socialista en la materia, Ángeles Álvarez.