¿Qué quieren ser nuestros jóvenes en la vida?, el último estudio de la Fundación Axa y Educa 20.20 -basado en una encuesta a 12.000 estudiantes de entre 16 y 20 años- pinta un panorama yermo para el futuro; y no sólo en lo que refiere a la proliferación o no de coches voladores y robots en cada esquina: España no será capaz de satisfacer la demanda de profesionales de aquí a unos años.
Hay dos variables fundamentales para comprender por qué. La primera es que dentro de 20 años la mitad de las profesiones que hoy se conocen no existirán, la segunda es que la inmensa mayoría de los alumnos españoles no estudiarán carreras profesionales relacionadas con las ciencias. En España el 44,2% de los estudiantes de entre 16 y 20 años afirman que harán carreras de ciencias sociales y jurídicas, un 16,77% prefiere estudios relacionados con la ingeniería y la arquitectura, el 23,9% carreras de salud, pero sólo un 10,5% elegirá los grados relacionados con la ciencias. El porcentaje se completa con el 4,8% de los alumnos que elige artes y humanidades como salida laboral. Los responsables del estudio leen estos datos con preocupación, ya que los alumnos relegan la investigación -tanto científica como humanística- a un lejano segundo plano, por lo que el tejido de la innovación se reducirá considerablemente.
Crear "vocaciones científicas"
La secretaria de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación, Carmen Vela, afirma que falta de alumnos con intereses científicos es "muy alta a nivel mundial", pero en España se unen variables como el bajo deseo de movilidad que hacen más preocupante la situación. "El futuro está con la digitalización y las nuevas tecnologías; si no tenemos a nuestro estudiantes ahí, tenemos un problema", afirmó Vela.
Para la secretaria de Estado España está ante el reto de "preparar vocaciones científicas" y enseñar a los alumnos que "trabajar en la ciencia es tener los ojos abiertos y buscar explicaciones". Vela cree además que nuestro sistema educativo tiene que cambiar por completo: "Antes el conocimiento estaba en la Universidad, ahora está a golpe de clic", por lo que "nuestros estudiantes no pueden seguir yendo sólo a estudiar, tienen que aprender". ¿Cómo crear estas vocaciones investigadoras e inquietas? "Creando espacios donde la creatividad no quede abolida", sentencia.
Esta creatividad abolida se refleja en lo que los estudiantes quieren hacer cuando acaben su formación académica. Un 33% quiere hacerlo en una multinacional, mientras que un 32% desea dedicarse al sector público, una cifra que contrasta con la realidad ya que sólo un 10% podrá dedicarse a él. Mientras que tan sólo un 12% de los jóvenes de entre 16 y 20 años quiere ser emprendedor.
FP, más realistas y mejor informados
¿Qué está fallando en el sistema de educativo para que se produzcan estos desfases entre las expectativas de los estudiantes y la realidad? "La orientación profesional", afirma Narciso Michavila, el presidente de Gad3 -la consultora que ha realizado el estudio-. A la luz de los datos se comprueba que los alumnos carecen de información suficiente para evaluar las necesidades reales del mercado, aunque tampoco tienen deseo de trabajar en campos relacionados con la innovación, ya que sólo el 26,7% de los estudiantes creen que se dedicarán a profesiones en sectores novedosos o puestos que aún no existen, cuando todo apunta a que serán muchas más las vacantes.
En este sentido, el estudio apunta cómo frente al desconcierto de los alumnos de Bachillerato, los alumnos de ciclos de Formación Profesional son mucho más realistas y están más informados. Esto se debe a que los estudiantes que se decantan por esta opción de formación -que cada vez es más demandada- son más pragmáticos y orientan sus estudios al puesto concreto que quieren ocupar.