Los españoles permitimos el enchufismo, el capitalismo de amiguetes, los favores. La justicia está politizada, las puertas giratorias existen y los órganos reguladores no funcionan porque están formados por antiguos políticos colocados a dedo. Deben reformarse, pero sin un cambio de chip en la sociedad no se conseguirá acabar con el capitalismo clientelar. Esas son las conclusiones de la presentación del libro Contra el capitalismo clientelar que ha presentado la Fundación Hay Derecho.
Luis Garicano, profesor y responsable de economía de Ciudadanos, ha dicho que "los que más tenemos que cambiar somos los españoles" para poder acabar con el enchufismo. "El PP eliminó todos los organismos, creó la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) y puso ahí de cero a consejeros fueran expertos o no", y ha criticado que la sociedad no hiciera nada ante ello: "No hay demanda de lugares independientes".
En la misma línea ha ido Jesús Fernández-Villaverde, profesor de Economía por la Universidad de Pensilvania: "El capitalismo clientelar se da también porque al votante medio le gusta la regulación. Hay una desconfianza de los ciudadanos con respecto del mercado". El economista ha criticado que los españoles se interesan por noticias como el presunto fraude de Cristiano Ronaldo y no por un caso de plagio de un directivo de una importante compañía.
La necesaria despolitización de la CNMC y la justicia
Fernández-Villaverde ha asegurado que para dejar atrás el capitalismo clientelar es necesario reformar la CNMC, la CNMV y la justicia. En la misma línea ha ido el presidente de la Fundación Hay Derecho, Ignacio Gomà, quien ha asegurado que para que estos órganos de control funcionen debería haber "un sistema inclusivo con un verdadero formato de checks & balances".
Garicano ha afirmado que el problema de la justicia en España es gravísimo, mucho mayor de lo que pensamos. "La CNMC se dedica a poner multas y la Audiencia Nacional decide sistemáticamente que son muy altas", ha dicho.
La fuerza de los gremios en la toma de decisiones es también un factor para que perdure el capitalismo clientelar, según ha asegurado Fernández-Villaverde. "Los empresarios de cada sector van para lo suyo. Vives en un equilibrio en el que todo el mundo quiere reaccionar contra todo el mundo".
No confundir el capitalismo con el capitalismo clientelar
Garicano ha dicho que es legítimo que un político trabaje en una empresa del sector privado cuando acabe su carrera. "En cuanto a las puertas giratorias, cuando uno sale de un lado es normal que le quieran en otro sitio", ha dicho. Y ha asegurado que habría que controlarlas."Habrá que poner un límite de dos años de por medio, por ejemplo".
El economista de Ciudadanos ha coincidido con Fernández-Villaverde en que el capitalismo clientelar no significa que no deba tener un buen sueldo alguien con talento que tome decisiones de riesgo. "En España por alguna razón a todo el mundo le parece bien que el valor de Ronaldo por darle a una pelotilla sea 14 millones de euros pero les parece mal que a un señor que puede hundir o relanzar un banco en 6 meses le puedan pagar lo mismo. Ese talento lo vale", ha dicho Garicano.
Fernández-Villaverde ha asegurado que el capitalismo clientelar existe en todo el mundo pero que en España perdura porque, al ser un país relativamente pequeño, es fácil tener amigos en grandes cargos. "Si has ido a una buena universidad las posibilidades de que te encuentres a conocidos en una posición de poder es alta".