Laura Moreno y Andrea Sáez se volvieron el martes a España sin conocer el Sáhara Occidental, a donde viajaban por primera vez el lunes desde Las Palmas de Gran Canaria "para contactar con asociaciones de derechos humanos", explicó Andrea por teléfono a EL ESPAÑOL.
No llegaron ni a pisar el suelo de El Aaiún, capital del Sáhara Occidental, porque las autoridades marroquíes no les permitieron descender del avión, que les trasladó directamente al aeropuerto de Casablanca por acusarles de "venir a reforzar al pueblo saharaui", recordó Andrea.
Realmente viajaban para "conocer la situación social y política desde dentro" y para hacer entrevistas a activistas de asociaciones de derechos humanos. También pretendían hablar con familiares de los estudiantes presos en Marrakech y de los 24 saharauis encarcelados en Casablanca acusados de matar a 11 gendarmes durante el desmantelamiento del campamento Gdeim Izik en 2010 en El Aaiún. Ambos juicios se celebrarán el 6 y 11 de julio en Marrakech y Salé. Laura Moreno, catalana, y Andrea Sáez, vasca, tenían intención de acudir como observadoras, aunque "no pertenecemos a ninguna asociación ni representamos a ninguna ONG en España".
Durante el aterrizaje en El Aaiún "escuchamos por la megafonía del avión nuestros nombres y que no podíamos bajar", relató Andrea. El resto de pasajeros descendieron y "el avión se llenó de policías". Dos de ellos, que "en ningún momento se identificaron", les explicaron que "el Sáhara era marroquí y que si no podíamos entrar en El Aaiún, tampoco lo podríamos hacer en ningún lugar de Marruecos". Estaban confundidas, "no sabíamos quiénes eran esas personas vestidas de saharauis" -se queja con voz cansada Andrea-, porque las dos personas que hablaron con ellas vestían con daraas, el traje saharaui masculino, y no con uniforme.
Desde El Aaiún las llevaron al aeropuerto internacional Mohamed V de Casablanca en el mismo avión. Las dos jóvenes, estudiantes de enfermería y antropología, pasaron dos horas en comisaría sin poder llamar a un abogado, al consulado o a su familia. "Vosotras ya sabéis por qué os expulsamos" les dijeron las autoridades, que les quitaron los móviles y los pasaportes.
Posteriormente las dejaron en la sala de tránsito y "nos tuvieron retenidas ocho horas", hasta que la mañana del martes salieron en avión rumbo a Barcelona, de donde es Laura.
Marruecos expulsó a 85 visitantes en 2016
Durante el año 2016 la policía marroquí expulsó a 85 extranjeros por su activismo saharaui y a 15 en la primera mitad de este año, la mayor parte desde el Sáhara Occidental y una decena desde Marruecos, según las cifras de la Asociación Saharaui de Víctimas de Violaciones de los Derechos Humanos (ASVVDH).
"El territorio ocupado del Sáhara Occidental está cerrado totalmente desde 2014. Ninguna persona puede entrar y por eso amigos del pueblo saharaui quieren venir para ver qué pasa aquí, sobre todo en el terreno de las violaciones de los derechos humanos", detalló a EL ESPAÑOL Hassanna Duihi de ASVVDH.
Los expulsados del Sáhara son en su mayoría de países europeos, alrededor del 25% concretamente españoles, y entre ellos hay juristas, periodistas, profesores universitarios, observadores internacionales, políticos y diplomáticos. Andrea, que ya visitó Marruecos anteriormente, no sabe cuándo podrán volver a entrar en el país vecino porque no les han dado ningún tipo de información u orden escrita de expulsión y tampoco consta en sus pasaportes.
Ya se encuentran en sus ciudades con sus familias aunque siguen esperando que lleguen las maletas. En Casablanca les entregaron unas tarjetas y al no encontrarse su equipaje a la llegada a Barcelona, han ido a reclamar y les han dicho que "son falsas".