2017 ha sido el año fundamental para el feminismo. Por primera vez en España ha habido manifestaciones multitudinarias para gritar "yo sí te creo". Los medios de comunicación han denunciando la violencia de género, Hollywood se ha levantado contra el acoso y el feminismo ha ganado la batalla semántica: España ya sabe lo que es el machismo.
Frente a estos hitos la violencia contra las mujeres es una mayor preocupación para los ciudadanos. En el último barómetro del CIS ya preocupaba a un 1,8% de los encuestados, una cifra ridícula frente a otros problemas como el paro (66,8%) o la corrupción (31,7%), pero muy halagüeña teniendo en cuenta que en diciembre de 2016 estaba un 0,6%. Por desgracia, el número de mujeres asesinadas en 2017 aumentó con respecto al año anterior. En este año que se cierra, 53 mujeres fueron asesinadas por sus parejas o exparejas. Los doce meses anteriores, 44. Más de 900 mujeres fueron asesinadas desde 2003.
Hay un dato, no obstante, positivo: en el año que acaba de terminar, como vemos, se ha triplicado la preocupación por esta lacra. Pero ¿será una cifra que sostenga a lo largo del tiempo? ¿Por qué ha habido este aumento?
Más y más feministas
Silvia Clavería, socióloga experta en género, cree que 2017 ha sido un año clave para el movimiento feminista y para el reclamo de la igualdad real: "Este año ha habido muchas manifestaciones en las que se ha implicado mucha gente joven y hemos visto cómo se tratan las noticias con una perspectiva de género más visible. Pero para mi hay una cosa muy indicativa: las grandes marcas de ropa han empezado a hacer camisetas con mensajes feministas. Eso denota hay en la población una gran masa que recibe bien esas ideas y que son transversalmente defendibles".
En este sentido Clavería destaca cómo en 2017 "se ha adherido mucha gente al movimiento feminista y, sobre todo, gente joven, algo que es muy importante porque hasta ahora se veía como una corriente desfasada para mujeres mayores". Para Blanca Estrella, presidenta de la Asociación Clara Campoamor, el "movimiento se ha despertado. Hemos estado muchos años dos o tres dando guerra, pero ahora se han unido muchos jóvenes y eso da mucha esperanza", explica.
El machismo ya está en la tele
Según la politóloga Miriam Ojeda también ha sido fundamental que se "superase la barrera y se dejase de hablar de violencia de género en sus consecuencias extremas, es decir, el asesinato. También ha resultado crucial que se hablase de los comportamientos machistas cotidianos porque hay muchas mujeres que se ven reflejadas en ellas". Campañas como el #metoo o el #sitecreo han servido como reflejo de la fuerza que el movimiento feminista estaba creando a nivel global. Para Ojeda, a nivel nacional uno de los hechos más significativos ha sido cómo la sociedad reaccionó ante el caso La Manada y cómo se protegió a la víctima ante quienes cuestionaban su vida después de lo sucedido en los San Fermines de 2016. Un movimiento contestatario que se vio reflejado en la manifestación masiva del 25 de noviembre en varias ciudades españolas.
"Este año la violencia de género ha sido especialmente mediática con casos como La Manada, Diana Quer, la chica de Aranda o Juana Rivas. A pesar de que el tratamiento que se podría haber hecho debería haber sido mejor se está hablando de ello, hoy uno puede ver el telediario y que durante 15 minutos se esté hablando de violencia machista", explica la experta. "Esto genera preocupación y preocupación real, mientras que antes estos casos se contaban sólo en las páginas de sucesos y con dos párrafos".
Para Clavería en este cambio social hay un elemento fundamental y es que "ya no hay un grupo que crea que existe la violencia de género y otro que no". Hoy nadie cuestiona la existencia de la violencia machista y la necesidad de luchar contra ella, explican las expertas consultadas.
En este sentido, para Estrella esto ha sido en parte porque la sociedad se ha dado cuenta del sentido global del problema: "Desde que empezamos a hablar de que los hijos son parte de la violencia de género la sociedad lo ve de otra manera porque comprende mejor el problema. Además, cuando oye que hay -de verdad- mujeres indefensas y que la ley de violencia de género no se cumple y que a la mujer se le sigue juzgando la sociedad reacciona, pero tiene que oírlo".
Ganar la batalla del lenguaje
"Otro logro fundamental del movimiento feminismo son las palabras que se están usando, la manera en que nos comunicamos y cómo nombramos a las cosas. Se ha conseguido hacer comprender que las violencias machistas afectan a las mujeres por el hecho de serlo, y con el cambio semántico consigues también un cambio de mentalidad", explica Ojeda. Cada vez es más habitual -y está menos estigmatizado- hablar de conceptos como cosificación, patriarcado, empoderamiento, micromachismo, sororidad, mansplaining, feminicidio o androcentrismo, palabras que recogen necesidades o situaciones con las cuales las mujeres se identifican plenamente como damnificados por el machismo y que no constituyen casos extremos de violencia de género.
Es básico comprender, explica la socióloga Clavería, que a través del conocimiento de qué es la violencia de género pero también del conocimiento de qué es el machismo y qué supone el movimiento feminista advertimos por fin la razón de que éste haya dejado de verse como algo desfasado. "Antes las jóvenes pensaban que estaba todo hecho porque tenían los mismos derechos que sus compañeros pero ahora eso ha cambiado: las desigualdades de género se ven más y la visión sobre qué son han cambiado mucho".
Pero la expertas advierten: no está todo hecho, esto es sólo el principio. Si bien ha habido una gran progresión, el hecho de que haya sido tan rápida puede ser perjudicial. Así que se debe seguir luchando. "Como sociedad, no podemos bajar la guardia ni un minuto -explica Estrella-. Ya no es sólo la mujer la que puede denunciar pueden ser sus vecinos, los profesores del colegio, sus amigos, sus familias... Los agentes sociales y políticos tienen que seguir controlando y vigilando que se cumplan las leyes, que el Pacto de Estado no sea papel mojado y que no se juzgue a las víctimas".
Además, explica Ojeda, "2018 tiene que ser el año de la visibilización de las violencias cotidianas normalizadas que hasta ahora estaban tan normalizadas que no se veían o que no se quería ver. Eso se hará por la nueva ola feminista que estamos viviendo y por el esfuerzo que las mujeres están haciendo".