Junto a las energías renovables eléctricas, como la eólica o la solar fotovoltaica, se van abriendo paso en Europa energías renovables no eléctricas como el biogás/biometano y el hidrógeno, también llamados gases renovables. Un nuevo vector energético que podría ser clave en la lucha por reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y en el desarrollo de una economía circular y energéticamente sostenible, según expertos.
Según un estudio de Gas for Climate, la Unión Europea podría ahorrarse hasta 138.000 millones de euros anuales para el año 2050 si se apuesta por la utilización de gas renovable en las infraestructuras ya existentes para sistemas de calefacción, producción de electricidad gestionable y como combustible en el transporte rodado de mercancías. Una medida que, combinada con electricidad renovable, contribuiría a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero hasta prácticamente cero para mediados de siglo.
“Para ser neutrales en emisiones en 2050 tendremos que dar un salto mucho mayor y necesitaremos aplicar más innovación y tecnología, gas que no emita, esto es, gases renovables. Los tenemos: el biogás/biometano y el hidrógeno son energías limpias que ya estamos desarrollando y que tienen un enorme potencial”, señala Antonio Llardén, presidente de Enagás, en su blog.
Para ser neutrales en emisiones en 2050 tendremos que dar un salto mucho mayor y necesitaremos aplicar más innovación y tecnología
A diferencia de la energía renovable eléctrica, los gases renovables son fácilmente almacenables y presentan múltiples aplicaciones: además de para producir electricidad, también se pueden usar para el transporte, en la industria y en los sectores residencial y comercial.
Según Enagás, compañía que opera los casi 12.000 kilómetros de gasoductos que hay en nuestro país, además de tres almacenamientos subterráneos y seis plantas de regasificación, la infraestructura gasista desarrollada en España ya está preparada para el almacenamiento y el transporte de gases renovables.
“Estos gases de origen renovable constituyen una nueva solución energética que tendrá un papel clave en el proceso de descarbonización. Y lo será sin necesidad de grandes inversiones, pues cuenta con una red de infraestructuras gasistas plenamente operativa para su almacenamiento y transporte”, afirma Antonio Llardén.
En el informe “Optimal Use of Biogas from Waste Streams”, la Comisión Europea apunta que España dispone de un gran potencial de producción de biogás y biometano, que podría cubrir una parte importante del consumo doméstico-comercial e industrial con la infraestructura de gas existente como principal vía de desarrollo del sector.
España, a la cola europea en plantas de biogás y biometano
En España existen plantas que producen biogás y lo queman para convertirlo en energía eléctrica y calor en pequeñas plantas de cogeneración. Desarrollar grandes plantas de biogás en las que éste se transforme en biometano y se inyecte en la red de gasoductos supondría un gran avance. De esta manera, podría transportarse a cualquier lugar y tener los mismos usos que tiene hoy el gas natural.
Sin embargo, nuestro país se encuentra en la actualidad a la zaga de otros países europeos. Actualmente, la única planta de producción de biometano con conexión a la red en nuestro país es la planta de gestión de residuos de Valdemingómez, en Madrid. Por el contrario, Alemania cuenta ya con unas 200 plantas operativas, Reino Unido con más de 90, Suecia con alrededor de 70, y Francia y Suiza aproximadamente con 40 plantas cada uno.
Hidrógeno verde
Junto al biogás/biometano, el hidrógeno renovable se está posicionando como el otro vector energético clave para el futuro. Existen distintos tipos de hidrógeno en función de las fuentes y métodos de producción utilizados para su generación.
En España, Enagás está apostando por la producción de hidrógeno verde, que se produce por electrólisis del agua a partir de electricidad proveniente de fuentes de energía renovables. Este proceso no emite CO2 y transforma el agua en moléculas de hidrógeno y oxígeno usando la electricidad generada por fuentes 100% libres de carbono.
Su potencial se basa en que puede servir como almacenamiento del excedente de energía renovable, puede transformarse en varias formas de energía (electricidad, gas sintético o calor) y, además, cuenta con múltiples aplicaciones, como por ejemplo en la industria o, incluso, en el transporte.
El hidrógeno puede ser perfectamente transportado y almacenado en la red de gasoductos ya existente. El aumento de fuentes renovables en el mix de generación eléctrica (y su potencial de incremento en el futuro) conllevará grandes excedentes de electricidad. Una de las maneras más idóneas de almacenarlos, según Enagás, es a través de la producción de hidrógeno.
Una apuesta conjunta
En su Plan de Desarrollo de Gas Renovable, la Asociación Española del Gas (Sedigas) ha establecido una hoja de ruta hacia la economía baja en carbono definida por la Unión Europea para 2050. En ella se establecen objetivos como la reducción del 40% de las emisiones de gases de efecto invernadero en comparación con 1990, la implantación de un 32% de cuota de energías renovables o la mejora de la eficiencia energética en un 32,5%.
En este sentido, en los últimos meses Enagás ha suscrito distintos acuerdos con Repsol, Ferrovial, Sacyr-Valoriza, Ence, Redexis o Biogastur, entre otras compañías, para el impulso de tecnologías y proyectos que permitan incrementar el desarrollo de hidrógeno y biogás. La compañía también ha firmado acuerdos de este tipo con instituciones, como el Gobierno de Aragón.
“La apuesta institucional y empresarial por las energías renovables no eléctricas es fundamental para avanzar, de una forma eficiente, en el proceso hacia un modelo más sostenible. Un modelo al que todos, desde nuestros ámbitos, podemos aportar”, afirma el presidente de Enagás, Antonio Llardén.
Como ejemplo de esta apuesta institucional y empresarial, el pasado 9 de enero se presentó el acuerdo entre el Gobierno de las Islas Baleares, Enagás, Acciona y Cemex, para desarrollar una planta de generación de hidrógeno verde a partir de energía eléctrica renovable. El objetivo es utilizar el hidrógeno generado como combustible alternativo, inicialmente para una flota de autobuses de transporte público.
Otro ejemplo es el proyecto de I+D Renovagás, en el que Enagás participó junto a otras empresas y organismos como Gas Natural Fenosa, el Centro Nacional del Hidrógeno (CNH2), FCC Aqualia, Abengoa Hidrógeno, el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y Tecnalia. Se trata de un proyecto pionero en Europa basado en la tecnología Power to Gas, que aprovecha excedentes de energía eléctrica de origen renovable para producir hidrógeno.
Iniciativas como estas ponen de manifiesto la apuesta conjunta que se está haciendo por estos gases renovables como vía para combatir el Cambio Climático y avanzar a una economía circular.
'El futuro del gas renovable en España' es un contenido elaborado con la colaboración de Enagás.