Cada 14 de febrero, infinidad de cartas, postales y obsequios con frases bonitas vuelan por todo el mundo esperando ser entregadas a sus destinatarios, como un prueba de amor y de amistad. Aunque no siempre fue así. El día de los enamorados, al contrario de lo que se puede pensar, no tiene su origen en la grandes cadenas, sino en la Iglesia Católica. Decapitaciones, orgías y sacrificios, pero también actos románticos valerosos y clandestinos contribuyeron a que sea lo que es hoy. Curiosamente, en la actualidad carece de cualquier connotación religiosa. ¿Qué hay detrás del día de San Valentín?
San Valentín fue fruto, como tantas otras fiestas cristianas, del intento de sepultar antiguas fiestas paganas de origen romano en la tradición popular.
[Al igual que en San Valentín, EL ESPAÑOL recopila día a día los santos que se conmemoran según el calendario litúrgico. Además, se centra en la vida de personalidad santificada más destacada de ese día]
Lobos, cabras y fertilidad
En este caso, se trataba de las fiestas lupercales (o lupercalia). Los antiguos romanos, basándose en la leyenda del origen de Roma, celebraban un ritual para la fecundidad.
Según cuenta la leyenda, los hermanos Rómulo y Remo, hijos del dios de la guerra Marte, fueron metidos en una cesta y abandonados en la corriente del río Tíber. Varados en un pantano, fueron amamantados por una loba. Ellos serían los fundadores de Roma.
Pues bien, los romanos celebraban lupercalia en honor a esta loba (lupus, lobo en latín) con el fin de hacer fértiles a sus mujeres. Un sacerdote, disfrazado de cabra (hircus), dirigía una ceremonia en la que sacrificaba a un macho cabrío. Con el cuchillo impregnado de su sangre, teñía los rostros de los luperci, adolescentes romanos que se iniciaban en la etapa adulta.
Las manchas de sangre se extendían con lana del animal muerto. Con la piel del chivo se hacían correas con las que los lupercos azotaban a las jóvenes romanas, otorgándoles el honor de la fertilidad.
Algunos autores señalan que, después de este ritual, los jóvenes acudían al bosque y llevaban a cabo orgías multitudinarias, como iniciación de la etapa fértil.
Valentín de Roma
El salvajismo que se cometía, las barbaridades que se practicaban o el cariz pagano de aquella festividad -puede que una mezcla de las tres-, llevó a la Iglesia a tomar cartas en el asunto. En el año 494 d.C. decidieron cristianizar aquella fiesta y borrar de la memoria colectiva los lupercales.
Escogieron a San Valentín para la nueva fiesta. Valentín de Roma fue médico y obispo que vivió durante el siglo III en la Antigua Roma. Era conocido por casar a los soldados romanos, en un tiempo en el que el matrimonio les estaba prohibido. El emperador Claudio II (214-270 d.C) consideraba que los soldados perdían su entrega en la batalla si se emparentaban.
Valentín, detenido y llevado ante la justicia, no renegó nunca de su fe cristiana ante el asombro del juez. Por ello, fue condenado a muerte.
Algunas leyendas relatan que, incluso mientras era torturado y martirizado en prisión, curó de ceguera a la hija de uno de los guardias que lo mantenían preso y que, incluso, llegó a enamorarse de ella.
Fue decapitado en un 14 de febrero del año 273.
San Valentín, fiesta oficial del cristianismo
El papa Gelasio I declaró en el año 498 el 14 de febrero como el día de San Valentín. Poco a poco fue asentándose y las fiestas lupercales cayeron en el olvido hasta su desaparición.
Sería un día dedicado al amor, como el que Valentín percibía en los jóvenes a los que unía en sacramento de manera clandestina, conllevándole la pena capital.
El primer registro que se tiene de la celebración amorosa data del siglo XIV. El poeta inglés Geoffrey Chaucer hablaba en su obra Parlement of Foules' sobre el día de San Valentín, como regalo de aniversario de bodas al rey Ricardo II con Ana de Bohemia.
En el siglo XV el duque Carlos de Orleans escribió en una carta un poema dirigido a su esposa, pasando a la historia por ser la primera carta de San Valentín.
La 'moda' de enviar cartas en el día de los enamorados se extendió por toda Europa, popularizándose sobre todo en Inglaterra. Este país, en el siglo XIX, comenzó a comercializar tarjetas con adornos y frases hechas dedicadas a este día.
La Iglesia rectifica: Valentín no existió
Los matices que la fiesta fue adquiriendo a lo largo de los años no gustaron a la Iglesia del siglo XX. El papa Pablo VI, en el contexto del Concilio Vaticano II, decidió eliminar a San Valentín del calendario y dejó al santo sin fecha oficial para su celebración en 1969. Se alegó que no existían evidencias documentales de la vida de Valentín.
El intento de borrar cualquier rastro de Valentín (como ya hicieron en su día con los lupercales) fue en vano. El capitalismo había fijado sus ojos en él y los grandes almacenes propiciaron que San Valentín traspasase la barrera de la religión y se instaurase en la sociedad.
Galerías Preciados, copiando la estrategia de numerosos empresarios de otros países, comenzó a difundir publicidad asociada a San Valentín en el año 1948. Pronto copiarían su táctica el resto de grandes superficies, haciendo del día de los enamorados un fenómeno comercial imparable.
Consciente de que el 'error' ya no tenía arreglo, en 2014 el Papa Francisco celebró por primera vez desde el Concilio Vaticano II la festividad de San Valentín. Aquel 14 de febrero, reunió a más de 20.000 novios, procedentes de 28 países, en la Plaza de San Pedro, bendiciendo a todos los enamorados allí presentes.
Según la consultora de T4 Franquicias, los españoles gastaron en 2016 un total de 1.464 millones de euros en regalos por San Valentín. Floristería, repostería, moda, restauración, cosmética y perfumería son los presentes a los que más recurrimos, gastando una media por persona de 36 euros en planes de ciudad y de 200 euros en viajes, según la web de planes de ocio Atrápalo.
Actualmente, San Valentín no hace distinciones ni religiones ni de fronteras; el día de los enamorados se celebra en casi toda Europa y América, llegando hasta países como Egipto o China.