El agua es un bien imprescindible para la vida, un recurso natural de primera necesidad que debemos cuidar, preservar y proteger. Por ello, cada 22 de marzo desde 1992 se celebra el Día Mundial del Agua para llamar la atención sobre la necesidad del agua dulce y defender la gestión sostenible de este recurso.
Este año, el eslogan del Día Mundial del Agua es No dejar a nadie atrás y ha sido esbozado a partir de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) propuestos por la ONU para 2030. Los objetivos para esta fecha son, principalmente, lograr el acceso universal al agua potable así como a los servicios de saneamiento adecuados para los más vulnerables, ya que la escasez de recursos hídricos, añadida a una mala calidad del agua y del saneamiento, amenazan la seguridad alimentaria y la subsistencia de millones de familias pobres en todo el mundo.
Gracias a los avances de los últimos años, la ONU cifra en más del 90% la población mundial que tiene acceso a fuentes de agua potable. Sin embargo, aún existen casi 750 millones de personas que carecen de agua potable y se calcula que en 2050, debido a factores como el cambio climático, el 25% de la población mundial vivirá en zonas afectadas por una escasez crónica de agua dulce. Además, la población mundial superará entonces los 9.000 millones de personas, por lo que se necesitarán aproximadamente un 40% más de recursos hídricos para satisfacer la futura demanda de agua.
Para cuidar del agua que bebemos, sostiene la ONU, también es preciso asegurar la sostenibilidad de su extracción y abastecimiento y mejorar su calidad “reduciendo la contaminación, eliminando los vertidos y minimizando la emisión de productos químicos”, ya que en los ríos y mares se vierten más del 80% de las aguas residuales resultantes de actividades humanas.
Las medidas de Suez para una gestión eficiente
El agua y el uso que hacemos de ella nos convierte en una sociedad más igualitaria e inclusiva. En las sociedades desarrolladas pequeños actos como cocinar, lavar los platos o ducharse son pequeños éxitos cotidianos imprescindibles en nuestra rutina. En España, aunque el abastecimiento de agua de calidad esté garantizado, no podemos quedarnos atrás en lo que a su administración se refiere. El grupo Suez, consciente de su responsabilidad como empresa líder en la gestión del agua, decidió crear en 2012, en el área metropolitana de Barcelona, un fondo solidario para hacer frente al pago del suministro de agua cuando las familias en situación de vulnerabilidad no puedan asumirlo. Esta medida se ha ido extendiendo al conjunto de los municipios españoles en los que las distintas compañías operadoras de Suez gestionan el servicio.
Las ayudas procedentes de este fondo solidario incluyen bonificaciones sociales, facilidades para fragmentar el pago de la factura, para escoger el día de abono o para aplazar el pago de la deuda sin intereses. Se trata de una medida pionera en España para la protección de familias en situación de vulnerabilidad y cuyo propósito es que el pago de las facturas no se convierta en otro motivo de preocupación para las familias. Además, este compromiso social impide a Suez y a las compañías integradas en el grupo que operan en España cortar el suministro de agua a las familias incapaces de hacer frente a las facturas.
Este tipo de iniciativas surgen para garantizar el derecho al agua a toda la población y que, además, se engloban en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, que Suez España ha incorporado en su estrategia corporativa para consolidar su compromiso por garantizar la inclusión en el abastecimiento de agua, con el fin de que nadie se quede atrás.
La consecución de retos como el de la gestión eficiente y sostenible del agua dependen de la acción internacional, pero sobre todo del apoyo prestado a las comunidades locales para la mejora de la gestión del agua, con el fin de proporcionar agua de calidad y proteger los ecosistemas. Según la ONU, “un programa exitoso de desarrollo sostenible requiere alianzas entre los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil”, ya que, un desafío de tal magnitud requerirá la movilización de todos los recursos disponibles y de la alianza de los sectores público y privado. Suez pretende -con sus medidas para garantizar el acceso al agua- convertirse en el mejor ejemplo de la colaboración público-privada para hacer frente a los desafíos de desarrollo sostenible que depara el futuro.