Una galleta salada con forma de pez estuvo a punto de costarle la vida a un niño de un año y medio. Se había atragantado entera y no podía respirar. Por suerte, dos agentes policiales se cruzaron en su camino y, tras estar más de 10 minutos realizando labores de reanimación, consiguieron salvarle.
Ha ocurrido en Kississimee, Florida. Amanda Zimmerman, la madre de este bebé de 18 meses, salió corriendo de su casa al ver que no respirada. Se había tragado una galletita salada entera y su piel comenzaba a tornarse de un color azulado.
Por suerte, esta madre se topó con un coche patrulla en el que viajaban dos agentes. No dudaron en detenerse y en tratar de salvar una vida. Todo ello, registrado en vídeo por la cámara corporal de uno de ellos.
"No responde", se oye decir a un oficial mientras no cesan de darle golpecitos en la espalda. A los pocos segundos, un tercer agente se personó y a los pocos minutos todo un grupo de policías compenetrados se concentraron en el lugar para evitar la tragedia.
Mientras, Zimmerman, su madre, no paraba de gritar el nombre de su hijo y expresiones desesperadas como "Oh Dios mío". Apartada para no entorpecer, la madre del bebé miraba con angustia como los segundos pasaban y no conseguía respirar. "Se está poniendo morado", añadió uno de los agentes.
Entre masajes cada vez más agresivos y palabras de ánimo, como "Vamos, bebé", un oficial alertó que "su garganta está despejada". Tras 10 minutos de reanimación, habían conseguido mantener con vida al pequeño, pero aún no respiraba por sí mismo. Rápidamente, le colocaron una mascarilla de oxígeno, colocaron sobre una camilla y una ambulancia lo trasladó hasta el hospital más cercano.
Tras un día ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos, el pequeño fue dado de alta. "Todos ustedes son héroes. Verdaderos héroes. Dios es bueno y todo sucede por una razón", declaró su madre sobre la labor de los policías.