Miriam, la madre acosada por sus vecinos murcianos por trabajar en un súper: "Búscate otra vivienda"
Esta empleada de supermercado se mudó tras perderlo todo durante las inundaciones que sufrió la localidad de Los Alcázares por la DANA.
13 abril, 2020 17:53Noticias relacionadas
Este domingo Alejandro no pudo pegar ojo por el contenido de una nota anónima que se encontró en el pasillo de su casa y que iba dirigida a su madre pidiéndole que se mudará a otro lugar de Cartagena. “Somos tus vecinos y queremos pedirte, por el bien de todos nosotros, que te busques otra vivienda mientras que dura esto ya que hemos visto que trabajas en un supermercado y aquí vivimos muchas personas. No queremos más riesgos. Gracias”. El pequeño, de 10 años, corrió desconsolado a entregarle el mensaje a Miriam (38 años) que de inmediato respondió a tan ruin petición en plena pandemia de coronavirus.
“Decidí responder porque me indigné: hicieron llorar a mi hijo y no paraba de decirme que nos iban a echar de casa”, relata Miriam a EL ESPAÑOL. “Bajé a la entrada del bloque para pegar la nota que me habían enviado junto a otra nota con mi respuesta para que lo viesen todos los vecinos y también subí un vídeo a mi perfil de Facebook”. Esa grabación se ha vuelto viral y el tremendo disgusto que ha sufrido esta asistente de jefe de tienda de una cadena de supermercados ha dado paso a un tsunami de muestras de cariño desde todos los rincones de la Región de Murcia.
“Hasta mis jefes me han llamado para mostrarme su apoyo”. Y eso era algo que le hacía mucha falta a Miriam Armero Marín a la que de un tiempo a esta parte la vida solo le pone piedras por el camino: “La DANA del 13 de septiembre inundó el dúplex que tenía alquilado en Los Alcázares”. Su casa estaba situada en la denominada zona cero del término municipal alcazareño, que en los últimos siete meses se ha inundado cinco veces por los problemas que tienen las ramblas de la Maraña y de Balsicas para canalizar el agua de lluvia.
"Lo perdí todo"
“Estuvimos un día y medio aislados, sin luz, ni comida ni agua, hasta que nos salvó el Ejército”, resume con un nudo en la garganta sobre lo vivido durante la DANA de septiembre. “Lo perdí todo, incluido mi coche que acabó en el desguace”. Durante los cuatro meses siguientes esta madre coraje que está divorciada, sacó adelante a sus hijos Alejandro y Ainhoa, alternando dos empleos mientras malvivían en Los Alcázares con los pocos enseres que pudieron salvar de la lluvia.
“Me desplazaba a trabajar a Dolores de Pacheco a un almacén hortofrutícola y siempre iba con miedo de no poder regresar a Los Alcázares porque cuando llueve las carreteras quedan cortadas”. Eso es lo que ocurrió en diciembre y Miriam decidió hacer la maleta para regresar a su tierra natal: Cartagena. “El 9 de diciembre encontré trabajó en Aldi”. Pasaron varias semanas hasta que con no pocas dificultades logró alquilar un inmueble en la ciudad portuaria: “Muchas inmobiliarias me cerraban la puerta porque te exigen tres meses de alquiler por adelantado y garantizar unos ingresos mínimos”.
A final de 2019 se instaló en un bloque de pisos situado en una buena zona, en los alrededores de la Alameda de San Antón de Cartagena, con el objetivo de dejar atrás los problemas de inundaciones de Los Alcázares. Sin embargo, este domingo, Miriam se llevó otro disgusto a cuenta del coronavirus y la insensibilidad de ciertos vecinos. “Las primeras semanas de la pandemia fueron una locura porque trabajábamos muchas horas en el super: he estado de cajera, de reponedora, en la panadería...”.
Miriam ha estado en primera línea de batalla garantizando bienes de consumo básicos para las familias, como miles de profesionales de otros sectores, pero alguno de sus vecinos solo ha visto en su trabajo un posible foco de contagio que puede llevar al bicho a su comunidad y así se lo han hecho saber con una nota anónima. “Con mi trabajo mantengo mi casa y pago la carrera de Criminología de mi hija porque se quedó sin beca al suspender una asignatura”, se queja esta currante sobre las apreturas económicas que afronta y el dolor que ha causado ese mensaje en su familia.
Respuesta doble
Todo ello la empujó este mismo domingo por la noche a bajar a la entrada del bloque: en el espejo colgó el mensaje que recibió y al lado su respuesta. “A los valientes que dejan notas anónimas bajo mi puerta y que seguro la han sacado de alguna red social. Os diré varias cosas: Sí, trabajo en un supermercado y gracias a nosotros, todos vosotros podéis comer cada día. No me tenéis que venir dando lecciones de limpieza cuando yo soy la primera que llega a casa y no puedo darle un beso a mis hijos hasta que no me he limpiado y desinfectado. En vez de tanto aplauso a las ocho de la tarde, tened un poco más de empatía por las personas que tenemos que trabajar y tenemos familia (...)”.
La nota de Miriam Armero Marín prosigue pidiendo al resto de residentes del bloque que lo que tengan que decirle que lo hagan a la cara. “En vez de dejar notas debajo de la puerta de mi casa, me tocáis el timbre y os lo diré personalmente. Por cierto: gracias por hacer llorar a un niño de 10 años que ha sido el que ha cogido la nota”.
La respuesta grabada en un vídeo de cuatro minutos y medio que ha subido a su perfil personal de Facebook es todavía más contundente: “No soy partidaria de subir vídeos a redes sociales, pero todavía estoy que no me lo creo: he tenido que llamar al casero de mi piso. Trabajo en un supermercado y estoy orgullosa de hacerlo porque ayudamos a muchas personas poniéndonos nosotros en riesgo (...)”. Miriam, visiblemente preocupada, prosigue el mensaje tildando de “cobarde” la forma en la que le han pedido a ella y a su familia que hagan la maleta. “He hablado con el propietario de mi piso y se va a poner una denuncia si no sale la persona que lo ha escrito”.
El vídeo se ha viralizado este lunes entre la comunidad de Facebook. “Mucha fuerza Miriam. Has hecho muy bien en dejar las cosas claras. Esta gente son parte problema no de la solución. Mucho ánimo y sigue adelante, que no te coman la cabeza”, comenta uno de los internautas. “¡Manda cojones! Yo no sé cómo mantienes la calma! ¡Qué poca vergüenza! Trabajas para que todos los demás podamos comprar y comer, sino estarías en casa felizmente con tus hijos sin exponerlos a ellos. ¡Denuncia y levántalos en peso!”, añade otra usuaria.
Miriam asegura con humildad a este diario que no esperaba recibir tantas muestras de apoyo: “No pensaba que esto iba a tener tanta repercusión”. Esta semana volverá a estar al pie del cañón en el supermercado plantando cara a la pandemia del coronavirus le pese a quien pese.