Angela Primachenko llevaba 33 semanas de embarazo cuando se contagió del coronavirus. La tragedia se veía venir para ella y su hija no nata. Los médicos del Legacy Salmon Creek Medical Center, en Washington, tomaron entonces una medida desesperada para intentar salvar la vida de ambas o, por lo menos, de la niña: indujeron a Angela a un coma.
Ava vino al mundo el pasado 1 de abril con su madre conectada a un respirador y sin ser consciente de nada. La niña nació sana y salva sin rastro del Covid-19. La historia que pudo acabar en tragedia ahora se podría tildar de milagro.
"Despertar ver que no tienes barriga es increíble", escribió la mujer en su cuenta de Instagram días después, cuando salió del coma inducido. “Mi pequeña Ava sigue en la Unidad de Cuidados Intensivos de Neonatos y todavía no la he podido ver en persona", contaba la mujer de 27 años y ahora madre de dos hijas, según ha informado el diario Today.
A los pocos días Angela pudo finalmente coger en brazos a su hija: "¡Llorando ahora mismo! ¡Estoy libre de Covid-19! ¡Y sosteniendo a mi bebé en mis manos!". A la semana la madre estaba ya en casa: "Siete días en el hospital. 10 días intubada. ¡Miles de oraciones después estoy en casa y me siento tan bien! Siento que soy un milagro andante", contaba la mujer en la red social.
Su hija recién nacida sigue ingresada en el hospital por precaución, pero su vida no corre peligro, según ha contado Angela. Es más, hace cuatro días, Ava conoció a su hermana mayor, Emmie.