Las salidas para comprar bienes de primera necesidad eran, hasta hace solo unos días, una de las pocas vías para poder salir a la calle. No obstante, para muchas personas en especial situación de vulnerabilidad, como los mayores o los enfermos crónicos, una simple salida al supermercado podría suponer un grave riesgo para la salud.
Esta situación ha tenido una respuesta solidaria en numerosos barrios y comunidades de vecinos, donde se ofrecen a hacerse la compra unos a otros. También muchas organizaciones benéficas, organismos públicos y empresas privadas han puesto de su parte para atender a los colectivos más vulnerables en estos momentos.
En Barcelona surgió a principios de abril la iniciativa Cistellas contra el Covid (Cestas contra el Covid), impulsada por la empresa Line Sports, junto al Ayuntamiento de Barcelona y la Consejería de Salud de la Generalitat de Cataluña para recoger y distribuir alimentos en miles de hogares de la Ciudad Condal. Marc Miró, fundador de Line Sports, cuenta que decidieron poner en marcha este proyecto solidario porque “nos dimos cuenta de la necesidad de crear una iniciativa que tuviera como objetivo maximizar el confinamiento de colectivos de riesgo por contagio y de propagación del virus. Desde personas mayores que viven solos a enfermos de Covid que están en sus casas”.
La mitad de los lotes irán destinados a personas mayores de 70 años sin una red de apoyo familiar o vecinal.
Desde el 17 de abril y hasta el 4 de mayo se distribuirán en la ciudad unos 20.000 lotes de alimentos, en total 220 toneladas de productos alimenticios básicos como arroz, pasta, leche, zumos, frutas y verduras frescas, frutos secos o yogures. Estos paquetes están llegando a hogares de todo tipo, desde aquellos en los que residen enfermos crónicos en riesgo de contagio a aquellos que dan cobijo a personas con síntomas de coronavirus que deben permanecer aislados en sus casas. Pero el colectivo más amplio, a los que se destinará la mitad de los lotes, son las personas mayores de 70 años, con algún grado de dependencia o discapacidad, que viven solos y sin una red de apoyo familiar o vecinal para hacer la compra.
Agentes públicos y privados han colaborado estrechamente estas semanas para que sea posible la recogida y distribución de estos lotes de alimentos. “Necesitábamos ir de la mano y coordinarnos con la administración pública. El Ayuntamiento de Barcelona ha coordinado todo con más 100 voluntarios”, resume Miró. Han sido los encargados de realizar las llamadas a los vecinos para identificar sus necesidades y de ofrecer esta ayuda en lugares como los centros de salud.
"No crees que lo hayamos hecho posible a través de la tecnología en solo dos semanas y media"
En la recogida de alimentos han participado una veintena de empresas y Correos se ha convertido en el último eslabón de esta cadena, proporcionando la solución logística y de distribución de los lotes. Juan Antonio Aguilar, empleado de Correos, explica que “Correos no solo hace el reparto de los paquetes de alimentos, hace también el empaquetado. Se ha adaptado parte de la estructura del centro logístico de paquetería de Zona Franca de Barcelona para empaquetar los 20.000 lotes. Posteriormente, los paquetes se transportan a las unidades de distribución de Correos y desde ellas carteras y carteros voluntarios los entregan en los domicilios de las personas necesitadas de ayuda”.
El 22 de abril, Miró tuvo la oportunidad de visitar el centro logístico de Correos y ver los frutos que ha dado tanto esfuerzo: “Es cuando te das cuenta de la dimensión e impacto de lo que has hecho. No crees que esto lo hayamos hecho posible entre todos sin conocernos y a través de la tecnología en solo dos semanas y media”.
Más de 100 voluntarios de Correos están colaborando tanto en el transporte como en la distribución de los lotes, aunque para sus empleados este compromiso no ha resultado ser ninguna sorpresa: “Los empleados de Correos tienen un profundo sentimiento de servicio público. Hay que tener en cuenta que Correos es una red humana y, como la forman personas, los sentimientos afloran constantemente y se produce una relación humana entre los empleados y los ciudadanos”.
"Es un mensaje real y palpable de que no están solos"
Según Aguilar, esto se explica porque, en los pueblos y los barrios, “las carteras y carteros ayudan y colaboran de forma habitual con las personas a las que llevan cada día el correo. Acaban siendo un vecino más y en multitud de casos se implican profundamente con muchos vecinos, especialmente con los mayores”. Un sentimiento recíproco, por parte de los vecinos hacia sus carteros, que estos días están llevando a cabo una labor solidaria para proveer de alimentos a los hogares más vulnerables. “Más allá de la ayuda, también es un mensaje real y palpable de que no están solos. Aunque sea de manera muy simbólica, estamos haciendo lo que podemos para acordarnos de ellos, especialmente de las personas mayores”, concluye Miró.
Desde el inicio del estado de alarma, Correos está dando apoyo logístico a cientos de iniciativas solidarias en toda España, con la participación de más de 1.500 voluntarios y la colaboración de numerosas empresas, administraciones públicas y ONG's para contribuir a frenar la epidemia del coronavirus. Bajo el lema #ParaEsoEstamos, ya se han gestionado más de 280 iniciativas a través de las cuales se han realizado más de 280.000 envíos de alimentos y material sanitario que han llegado a cerca de 47.000 personas. En plena pandemia, la amplia red logística de Correos se pone al servicio de las personas más vulnerables para garantizar el acceso a comida y medicamentos de primera necesidad.