Cuando se advirtió de la gravedad del virus y cómo este afectaba con mayor dureza a las personas mayores, las residencias impusieron estrictas normas de aislamiento para minimizar los riesgos de contagio en el interior de los centros y evitar sus graves consecuencias.
Los primeros contagios a nivel nacional, a finales de febrero, dieron pie a que las residencias empezaran a preparar sus propios protocolos de protección. Clece, filial de ACS, gestiona, de forma integral, 66 residencias por toda España, en las que se ha logrado mantener a raya el número de contagios gracias a las restricciones y un estrecho seguimiento del virus.
Como medida inicial, todo el personal de las residencias recibió formación específica sobre coronavirus, dirigida a conocer los cambios que supondría la llegada de la enfermedad a los centros. Cuestiones como los cuidados que deberían recibir las personas vulnerables, futuros cambios en la rutina de trabajo e incluso en cuanto a las precauciones que el personal debía tomar fuera de la residencia, al ser el único contacto de los residentes con el exterior. Poco después comenzó el confinamiento total de los residentes en los centros, una decisión clave a la hora de frenar los contagios.
¿Cómo se ha vivido el confinamiento en las residencias?
A principios de marzo, antes incluso de que comenzara el estado de alarma, “se empezaron a restringir las visitas y solamente entrábamos los trabajadores”, cuenta Rocío Molina Carrasco, directora de la Residencia de Adultos con Centro Ocupacional Virgen de la Villa en Martos (Jaén). Este centro para personas con discapacidad psíquica no ha registrado ningún contagio, lo que les ha permitido mantener, de puertas para dentro, una situación de relativa la normalidad.
“En las residencias somos los primeros que nos hemos confinado y los últimos que vamos a salir”, añade la directora. Es más, por el momento tampoco prevén visitas, ya que son los propios familiares los que todavía prefieren no acudir al centro. “Están viendo que los residentes están bien, porque no hemos tenido ningún caso, y no quieren romper este esquema por precaución”. En este sentido, cabe destacar el trabajo de comunicación constante con los familiares que estos centros han mantenido estos meses, un contacto diario “por teléfono, correo electrónico, videollamadas, Whatsapp… También les mandamos fotos y vídeos”, continúa Molina.
En otros centros, la estrategia ha sido la sectorización y aislamiento de los residentes en las habitaciones, permitiendo el contacto únicamente al personal de la residencia. En algunos casos, había que “reubicar a los residentes de cara a un posible positivo real y para ellos era duro, porque de buenas a primeras los cambias de planta o habitación”, explica Fernando Marín, jefe de servicio en Clece y responsable de las residencias de La Rioja.
En este aislamiento, donde los residentes hacían toda la vida diaria en un cuarto, el personal ha jugado un importante papel en el ánimo y salud de los usuarios. Era necesario que los residentes comprendieran la excepcionalidad de la situación desde el principio, para que en las semanas que estaban por llegar se manifestara “en la tranquilidad y paz de nuestros residentes, así como su buen estado de salud en general”, cuenta Clara Luque, directora de la residencia de mayores Casillas del Ángel en Fuerteventura.
“Temíamos que los cambios de rutina provocaran desajustes emocionales y psicológicos en ellos”, recuerda Luque, de modo que el entretenimiento y el acceso a la información han sido claves para mantener la mayor normalidad posible. En este centro de Canarias se registraron pocos casos y, afortunadamente, “todos asintomáticos”, confirma su directora.
Rastreo del virus
Otro de los puntos clave de la estrategia de Clece para el abordaje de la pandemia en las residencias ha sido el seguimiento del virus a través del aislamiento de casos sospechosos y la realización de pruebas a todos sus residentes y trabajadores.
En La Rioja, donde se concentran el 2% del total de contagios del país, la compañía gestiona 3 residencias, de las cuales ninguna ha registrado contagios entre los residentes, aunque sí alguno entre los trabajadores. Fernando Marín, responsable de los centros en esta Comunidad, explica que a mediados de abril “se realizaron 250 pruebas serológicas, tanto a los mayores como al personal, en las que 30 residentes dieron positivo en anticuerpos y 12 de los trabajadores”. Con estos resultados, la compañía hizo test PCR a todos los positivos y a aquellos residentes que habían tenido contacto estrecho con ellos. Todas las pruebas fueron finalmente negativas.
La nueva realidad
Después de tres meses, las residencias salen lentamente de su confinamiento. “No salir de la habitación y no socializar también les afecta”, apunta Marín, y por eso en los centros de Clece en La Rioja “desde hace dos semanas, con el buen tiempo, los residentes están saliendo al jardín, donde se hacen actividades grupales, y eso lo agradecen mucho”.
Las primeras actividades en recuperarse han sido aquellas que se pueden realizar de manera individual o manteniendo las distancias de seguridad en espacios abiertos. En el centro ocupacional de Jaén, cuenta su directora, “tenemos un patio interior grande y una terraza, donde hemos hecho fiestas y actividades, para que los residentes estuvieran entretenidos y sufrieran el confinamiento lo menos posible”. Resalta, además, que “aunque nuestros usuarios son personas con discapacidad psíquica, no han sufridoninguna alteración importante durante estos meses. Ha sido bastante llevadero”.
“La nueva normalidad ahora mismo es que todos vayan a comer juntos al comedor, que vayan socializando y, pese a las distancias, hacer más actividades grupales”, cuenta Marín. En última instancia se plantean las salidas de los residentes, “aunque por ahora eso lo vemos más complicado”. Actividades “cuya realización sea fuera del centro o conlleven el uso de instalaciones y material ajenos, así como aquellas que comporten un contacto con personas que no sean del entorno del centro” serán las últimas en volver, asegura Luque.
Sin embargo, la pregunta más repetida estos días es cuándo podrán volver los familiares a visitar a sus mayores en las residencias. En La Rioja, desde hace unos días se permiten las visitas “no con entrada a los centros, sino utilizando jardines u otros accesos, de manera que no entren a las instalaciones”, explica Marín. Y debemos ser pacientes aún un tiempo, “en las visitas no puede haber besos, ni abrazos y eso es bastante duro, porque tanto los residentes como los familiares tienen muchas ganas”.