Cada 25 de noviembre tiene lugar el Día Internacional contra la violencia de género, una fecha en la que concienciar acerca de una lacra que se ha llevado la vida de más de 1.000 mujeres desde 2003, cuando se empezaron a recoger cifras de manera oficial. Este año engrosan la lista 38 mujeres, y 19 menores han quedado huérfanos.
Aún parece lejano el momento en que este contador se detenga, si observamos algunos indicadores como las consultas al 016, que aumentaron un 44% durante los meses de confinamiento, entre marzo y mayo. Para que muchas de las mujeres que se encuentran en esta situación puedan salir de ella, la independencia económica y laboral es fundamental a la hora de devolverles su autonomía.
Los agentes sociales, desde los organismos públicos, asociaciones y empresas, han tomado conciencia de cuán necesario es su apoyo en este aspecto. Clece, como empresa con una sólida proyección social, ha apostado siempre por la inclusión laboral de colectivos vulnerables, entre los que se encuentran las personas con diversidad funcional, en riesgo de exclusión social, víctimas de terrorismo o víctimas de violencia de género. En la actualidad, más de 9.200 personas en situación de vulnerabilidad forman parte activa de la plantilla de Clece y más de 200 son mujeres víctimas de violencia. Este mes, además, con motivo del 25-N, la compañía se propuso contratar a 100 mujeres víctimas de violencia de género antes de que acabe noviembre.
Creación de una unidad de apoyo especial
Tomando conciencia de la problemática de la violencia de género y de atender de una manera más específica a las necesidades de los colectivos vulnerables que trabajan en Clece, la compañía creó una unidad de apoyo a la actividad profesional de colectivos vulnerables en Madrid. Hace aproximadamente tres años se formó un nuevo equipo en Barcelona para atender a toda la zona de Cataluña y más recientemente se ha creado otro en Sevilla para dar cobertura a Andalucía.
“Nuestro trabajo es dar apoyo y acompañamiento laboral a las personas y trabajadores de colectivos vulnerables. Lo que pretendemos es acompañar a estas personas durante su desarrollo laboral intentando echarles una mano en las necesidades que ellos tengan. Es un apoyo en el trabajo, pero en ocasiones también puede ser un apoyo externo, porque lo que les pasa a las personas fuera del trabajo también influye”, cuenta Santiago Sánchez, técnico de la unidad.
El trabajo que realizan se lleva a cabo a través de dos frentes. El primero se da cuando una persona víctima de violencia de género entra a trabajar en la empresa. Normalmente son mujeres que proceden de organismos sociales, con los que trabajan estrechamente: “Estas asociaciones se ponen en contacto con nosotros para que les ayudemos a encontrar un trabajo para estas personas. La unidad de apoyo se entrevista con ellas e intentamos buscar un puesto acorde a las capacidades y necesidades de la persona”, explica Alberto Valderas, el segundo técnico que forma la unidad de apoyo.
En estos casos, la unidad se pone en contacto con la mujer que se vaya a incorporar, “para presentarnos y ofrecernos a acompañarla en su primer día. Si quiere que vayamos con ella -porque a veces prefieren llevarlo con discreción- vemos dónde va a trabajar, en qué condiciones, si el puesto reúne las condiciones que ella necesita en cuanto a horarios y disponibilidad para conciliar”, detalla Santiago. Este último aspecto es de los más importantes, ya que en la mayoría de los casos se trata de familias monoparentales.
Después de la incorporación se lleva a cabo un seguimiento durante varios meses para ver cómo ha sido el proceso de adaptación de las trabajadoras, hasta el momento de la finalización del contrato. Entonces, “preguntamos a sus encargados y a ellas, y si ambas partes están conformes, lo que hacemos es solicitar una transformación a indefinido”, aclara Santiago.
¿Qué puede hacer la empresa ante un caso de violencia de género?
La segunda línea de trabajo que ejecuta la unidad de apoyo se da cuando existe la sospecha o confirmación de una situación de violencia de género en una persona que forma parte de la plantilla activa de Clece. En estos casos, se ponen al servicio de la víctima los recursos que pueda necesitar, desde apoyo psicológico a un traslado del lugar de trabajo. Santiago relata cómo, en alguna ocasión, “ha habido personas que de repente han tenido que abandonar su casa y desaparecer. En ese caso le buscamos trabajo en otro sitio”.
Una situación que han atravesado mujeres como O. M., empleada de limpieza en Clece. Se vio envuelta en una situación de violencia de género hace dos años, mientras trabajaba en un colegio en la zona de Carabanchel. Cuenta que la unidad de apoyo, “cuando me pasó esto, se pusieron en contacto conmigo, me cambiaron del colegio y me hicieron un nuevo contrato”.
“Me invitaron a tomar un café y me dijeron lo que hacían, que no me preocupara. Yo estaba un poquito reticente, no sabía lo que me iba a pasar, al final confié en ellos y salió bien. Me han ayudado muchísimo”, cuenta O. M. En ese tiempo, permaneció en una casa de acogida a la espera de que desde Clece pudieran encontrar una vacante adecuada para su situación en otro lugar. Unos meses después, la mejor noticia es que ahora disfruta de un contrato indefinido.
Conciliación e integración laboral
“Creemos que la inserción laboral es un buen método para ayudar a las mujeres en esta situación. Consideramos que una vez han pasado ese trauma, el encontrar trabajo es como una fase final de recuperación: su reincorporación al mercado laboral y empezar a hacer vida normal”, concluye Alberto Valderas.
La conciliación familiar también es un aspecto esencial a la hora de hablar de integración laboral, por lo que los puestos que habitualmente se dan son de 20 horas semanales. Además, “la unidad trabaja con la persona y también con el encargado, para concienciarles sobre la situación de cada mujer”, explica el técnico. El objetivo último es “conseguir que se acoplen al mercado laboral y que mantengan su puesto de trabajo”.
Cuando tuvo que trasladarse, O. M. lo hizo con un contrato temporal que acabó en marzo de este año. Pero “hablando con la unidad de apoyo me dijeron que me iban a buscar algo, algo bueno. Y estoy de indefinida desde agosto”. No deja de agradecer, además, todas las facilidades que le han proporcionado desde la empresa: “Me dieron el horario que yo quería, el de mañana, que me viene muy bien para estar con el niño por las tardes, que es lo que me interesaba. Me ofrecieron ayuda psicológica desde el primer momento, adelantos de nóminas si me hiciera falta… Se están portando muy bien conmigo”.
El agradecimiento de O.M. y el de otras personas en su situación reivindican la valiosa tarea que lleva a cabo esta unidad de apoyo, especialmente en una fecha tan señalada como el Día Internacional contra la violencia de género. Como empresa social, además, Clece lleva a cabo diferentes iniciativas para promover la contratación e integración laboral de las mujeres víctimas de violencia de género. Este año, Clece se ha movilizado para contratar a 100 mujeres durante el mes de noviembre, habiendo logrado que sean 130 las mujeres víctimas de violencia de género contratadas.