Nos encontramos inmersos en una era digital en la que la innovación tecnológica evoluciona a una velocidad vertiginosa. Hace poco más de 20 años se empezó a extender el uso de teléfonos móviles en detrimento de los analógicos y ya asistimos a la llamada generación 3.0 ¿Y qué implica esto? Que la revolución tecnológica no afecta solo a las relaciones con los demás vía redes sociales sino que va mucho más allá. Las nuevas tecnologías también se están desarrollando en diversidad de campos tan dispares como el ocio o el tratamiento terapéutico de personas de edad avanzada llegando incluso a frenar el deterioro cognitivo en muchos casos.
El cuidado de las personas mayores, especialmente aquellas que tienen cierto grado de dependencia ha experimentado un cambio radical desde los antiguos asilos a las residencias de hoy en día. No solo la evolución en el concepto del cuidado sino también en las técnicas empleadas para llevar a cabo los controles rutinarios de salud o la estimulación de la actividad física y cerebral.
Clece, empresa que gestiona residencias de ámbito público y privado desde hace más de 20 años, consciente de la importancia y los beneficios que tienen estos avances en la salud de los usuarios de residencias, dedica importantes recursos a la innovación y desarrollo de técnicas y dispositivos que procuren estos beneficios.
El control rutinario de las constantes vitales de los usuarios es una parte esencial del cuidado de los residentes. Juan Carlos Llanes, director de Prevención de Riesgos Laborales de Clece nos lo cuenta de forma sencilla. “Tradicionalmente el personal de enfermería tenía que ir apuntando manualmente, usuario por usuario, los datos obtenidos en las mediciones diarias” luego había que introducir esos resultados en un ordenador, para disponer de ellos en la base de datos. Sin embargo, como sigue contando Juan Carlos, “Clece cuenta con dispositivos que realizan mediciones digitalizadas de las constantes vitales de los usuarios”. Estos dispositivos están conectados inalámbricamente a una herramienta informática de gestión de los centros, de forma que una vez que se toma la temperatura, saturación de oxígeno en sangre, la tensión arterial… la información es enviada automáticamente, a través de una aplicación, al historial del usuario almacenado en un ordenador. Gracias a esta herramienta digital se reduce el tiempo destinado a recoger datos ampliando así el tiempo que se puede dedicar a la atención al usuario. Clece empezó a poner en práctica la toma digitalizada de constantes vitales de sus usuarios el pasado año y los resultados están siendo satisfactorios.
Las pantallas gigantes interactivas constituyen una herramienta de gran ayuda para frenar el deterioro cognitivo
Otro avance logrado gracias a la innovación digital que lleva más tiempo implantado en varias residencias de la compañía, es la telemedicina, es decir, la comunicación interactiva entre el usuario de la residencia y el médico en tiempo real. La puesta en marcha de esta práctica surge motivada por dos factores: la escasa disponibilidad de médicos que den servicio a residencias en determinadas zonas y para dar valor añadido incrementando el tiempo de atención. Como afirma Llanes, “este servicio está pensado principalmente para resolver dudas, hacer ingresos o valoraciones periódicas”. La telemedicina tiene una variante asistencial que consiste en dar soporte a las incidencias diarias si la residencia no cuenta con un médico. Cada residencia acogida a este programa asigna un día de consulta periódica a cada usuario. Además, si la familia quiere hablar con el médico, también tienen disponible una videoconsulta. Por supuesto, los casos de urgencia se atienden de forma presencial.
Pero la presencia de la tecnología no se queda ahí. Los avances tecnológicos también se están asentando en el tratamiento terapéutico de los usuarios de residencias y centros de día gestionados por Clece. Las pantallas gigantes interactivas, por ejemplo, constituyen una herramienta de gran ayuda para frenar el deterioro cognitivo. A través de juegos y otras actividades, estas pantallas interactivas táctiles de grandes dimensiones consiguen activar la memoria y la estimulación cognitiva de muchos de los usuarios. Se trata sobre todo de actividades que permiten la actuación en grupo, lo cual también facilita la interacción entre los usuarios, lo cual supone un estímulo social para ellos.
Andrea Catruna, terapeuta en un centro de día gestionado por Clece, explica que “en la dinámica grupal a algunos usuarios les cuesta participar pero cuando se trata de realizar actividades interactivas con estas pantallas, se muestran más participativos”. La especialista nos cuenta que con ellas se trabaja sobre todo la atención, el lenguaje y la memoria y comenta que “en actividades de estimulación cognitiva se obtienen buenos resultados. Al final mejora el estado de ánimo y se frena el deterioro cognitivo”.
Las bondades de la realidad virtual
Clece también ha empezado a utilizar en algunos de los centros que gestiona, unas gafas de realidad virtual que ofrecen diversas posibilidades en el ámbito de la geriatría. Claudia Martins, jefa de servicio de la Residencia Josep Mirat de Barcelona explica que “por un lado se utilizan para fomentar el bienestar de los usuarios mediante la visión de vídeos significativos, es decir, deben tener un significado para quien los ve”. En estos casos suelen poner vídeos de corta duración de museos, paisajes montañosos, marinos o algún lugar que pueda ser reconocible por quien lo está viendo. Claudia afirma que “este sistema funciona muy bien con usuarios con deterioro cognitivo leve aunque a algunos no les gusta la sensación de inmersión que produce este tipo de dispositivos”.
Otra variante que ofrece la realidad virtual aplicada en residencias consiste en hacer puzles, simular que se hace la compra en un supermercado, juegos consistentes en encontrar cosas… En esta modalidad, como reconoce Claudia “la mayor dificultad que se encuentran los mayores es el manejo de los mandos ya que ellos pertenecen a una generación anterior al boom de los videojuegos, y eso supone un hándicap para algunos de ellos”.
En algunas residencias, se imprimen fotos y cartas de los familiares y se entregan a cada usuario en forma de revista
Existe también una modalidad que se basa en una conexión por bluetooth a unos pedales, de forma que en las gafas se visualiza un paisaje por el que se va circulando a medida que se pedalea. En este caso, el usuario debe estar acompañado de otra persona (auxiliar, terapeuta) que va viendo el recorrido en otro dispositivo y corregir, en su caso, la trayectoria. Hay numerosas opciones de recorrido entre las que se puede elegir. Esta modalidad funciona muy bien y suele utilizarse en periodos de 10 a 15 minutos porque a partir de cierto momento las gafas resultan un poco molestas para los usuarios. Esta es una actividad novedosa que ha tenido muy buena aceptación
Claudia también nos habla sobre otra práctica implantada en muchas residencias y que ella reconoce que “es una maravilla”. Se trata de una herramienta de comunicación familia-usuario que une la tecnología de última generación con un soporte tradicional como es el papel. ¿Cómo? Muy sencillo. Los familiares envían, con la frecuencia que deseen, fotos y comentarios a través de la aplicación. Semanalmente, la residencia imprime el material recibido en forma de revista y se la entrega al usuario que de esta forma tiene información de todo lo que está pasando. Es como un mural de fotografías con comentarios realizados por los propios protagonistas y dedicados a quien lo está viendo impreso. En estas revistas los usuarios ven las vivencias de su familia en un soporte para ellos muy conocido, el papel, y en un espacio de confianza, lo que les aporta bienestar. Claudia destaca la utilidad de esta práctica pues “la importancia de esto va más allá, pues a veces los profesionales se basan en esto para trabajar con la persona”.
Al final algo que parecía tan ajeno al día a día de la dependencia como es la innovación tecnológica ha conseguido hacerse un hueco en el mundo residencial y no solo facilitando los cuidados sino ayudando de forma significativa al bienestar de los usuarios.