La gestión de los servicios públicos esenciales siempre ha estado sometida a un exhaustivo examen. La Administración pública debe garantizar el acceso universal a unos servicios básicos, como el agua, la salud o el saneamiento, pero, por otro lado, la gestión privada de estos servicios se ha caracterizado por ser más ágil y más eficiente debido a la especialización de empresas como Clece, que lleva más de 20 años gestionando servicios públicos.
Tiene sentido pensar que, aun con las ventajas e inconvenientes de cada modelo, la mejor opción sea “aprovechar lo mejor de lo público y de lo privado y combinar sus fortalezas”, afirma José Manuel Velasco, consultor, coach ejecutivo y profesor de Comunicación Política en la Universidad Nebrija. Una gestión mixta requiere de una fuerte colaboración, algo que a la vez puede convertirse en su mejor activo.
Cuando la cooperación entre las partes es fluida y flexible “permite disponer de más recursos, más talento y más innovación sin perder el carácter público de los servicios prestados”, señala Velasco, que también ha sido director de comunicación de Renfe, Unión Fenosa y FCC. Señala el experto que apostar por la gestión público-privada de servicios esenciales introduce un factor de competitividad “que actúa como un vector de eficiencia. Normalmente las empresas son más ágiles para aplicar las innovaciones que aparecen en sus campos, aunque no siempre es fácil trasladarlas a los servicios por la rigidez de los procesos de contratación pública”.
No obstante, la principal dificultad que surge entre Administraciones públicas y empresas privadas, “siempre es económica”, asegura Velasco. El sector público debe garantizar que los servicios lleguen a todos los ciudadanos ajustando los precios y sus prestaciones, aunque a veces esto suponga mermar “la capacidad para introducir mejoras en el servicio”.
De este modo, apunta Velasco, si se tuvieran en cuenta más variables, como “valorar más la capacidad de las empresas privadas para introducir elementos de innovación” o “disponer de mecanismos que premiasen a las empresas privadas por las mejoras de eficiencia”.
El éxito reside en “la voluntad de colaboración y las personas”
Encontramos varios sectores en nuestro país que pueden ejemplificar una exitosa colaboración público privada, entre ellos uno de los que más resuena es el de las residencias de mayores.
Hay unas 5.400 residencias de mayores en España, de las que tan solo el 25% son íntegramente públicas, puesto que el modelo más extendido en el sector es el de la colaboración público-privada. En algunos casos, la gestión mixta da tan buenos resultados que se alarga durante años, como ha ocurrido en Adra, en Almería.
La única residencia de mayores de la localidad ha estado gestionada por Clece, filial de ACS, desde hace más de 15 años. Manuel Cortés, alcalde de Adra, cuenta que desde el Ayuntamiento no se han planteado otra opción: “Han generado puestos de trabajo, han sabido rodearse de gente profesional de nuestra ciudad y lo están haciendo muy bien. Son todos de Adra con lo que las familias de las personas que están allí también están más tranquilas y seguras porque los conocen”.
A causa de la pandemia se ha cuestionado en muchas ocasiones el modelo público-privado de estos centros, ya que las residencias se han llevado la peor parte en la crisis sanitaria. Por suerte, en Adra, no han tenido que lamentar nada. “Son 57 residentes y que no haya habido ningún caso habla mucho del trabajo que se ha hecho”, declara Cortés.
En un momento de emergencia como el que se ha vivido este año, resultaba prioritario que empresas y organismos públicos trabajaran para un mismo fin. Esta residencia ha recibido apoyo por parte del Ayuntamiento, que ha colaborado en todo lo posible, explica el alcalde: “Con nuestros medios propios, y también pidiendo ayuda a bomberos y la UME, hemos estado constantemente desinfectando”.
La clave de una provechosa colaboración público-privada está en la comunicación, y eso es algo en lo que coinciden todas las partes. Entre el Ayuntamiento de Adra y su residencia de mayores “es todo muy fluido”, asegura Cortés. “Tiene que haber una línea de comunicación abierta porque Clece gestiona la residencia pero la responsabilidad es del Ayuntamiento. La colaboración es total, y si quieren hacer algo nuevo o mejorar algo, siempre nos consultan y tratamos de apoyarlos”. Al final, estamos hablando de servicios públicos esenciales, de familias, de cuidar a nuestros mayores. Para Cortés, “el éxito de que algo salga bien es que primero haya la voluntad de ambas partes, fluidez en la colaboración y las personas”.
El cometido de las Administraciones es prestar el servicio con las mejores garantías para la población, al mismo tiempo que se busca un balance con las alternativas más eficientes y económicas para las arcas públicas y, en muchos casos, esta opción es una empresa privada. En este sentido, Velasco resalta que los servicios públicos “no pierden su condición de público por que sean prestados por empresas privadas y en la mayoría de ocasiones este hecho supone un ahorro para el contribuyente”.
Aspectos característicos de la gestión público-privada como la eficiencia, el ahorro o la capacidad de adaptación se han revelado especialmente importantes durante la pandemia. “Las primeras en movilizarse para paliar las consecuencias económicas del confinamiento han sido las empresas, que han puesto el foco en las personas y en el mantenimiento del empleo. Y la Administración ha ayudado en esta tarea con los ERTEs”, explica Velasco.
La urgencia generada por la pandemia ha obligado a acelerar todos los procesos, mostrando que, en estos momentos, tal como indica Velasco, “la Administración necesitará más que nunca a las empresas para que, mediante esquemas de colaboración público-privada, movilicen los recursos financieros que permitan el mantenimiento de los servicios sin una merma de su calidad”.