Loading...

Mentores, los ángeles de la guarda de los jóvenes emprendedores

Emprender, arrancar una empresa personal y hacerla rentable es una meta que, año a año, mueve a muchas personas en el mundo a buscarse un futuro mejor a partir de sus ideas y sus propios sueños. No obstante, lo romántico de este camino choca, en muchos casos de forma abrupta, con la propia realidad. Hacer que un proyecto propio adquiera la entidad necesaria implica mucho más que la pasión y toca aspectos más mundanos, como los temas legales, la logística, la parte administrativa, la gestión de las cuentas y, por supuesto, la financiación para cubrir la inversión inicial o los hipotéticos problemas que puedan ir surgiendo.

No son obstáculos insalvables, por supuesto. Sin embargo, la falta de experiencia de muchos emprendedores, especialmente de los más jóvenes, hace que abordar cada fase del proyecto exija una puesta al día acelerada para tener todo en orden y anticipar cualquier circunstancia. Es una actividad tan agotadora como apasionante en la que toda ayuda es bienvenida. Y por eso, desde hace tiempo proliferan organismos que apoyan al joven empresario en esta tarea.

Óscar Enríquez, Daniela Flores-Magón y Juan Andrés Ortiz

La propuesta para ello de Youth Business Spain (YBS), entidad en España de la red global Youth Business International, es especialmente relevante y útil por la metodología que emplea, el denominado ‘mentoring’. La idea es muy simple: proporcionar al negocio o al emprendedor que entre en el programa una figura que, de alguna manera, tutela, apadrina y guía estos primeros pasos en el competitivo mundo del emprendimiento.

Se trata de poner en manos de estos jóvenes las herramientas para consolidar sus proyectos y afianzar sus estrategias de crecimiento en base a los consejos y a la experiencia de quienes ya vivieron este escenario desde todos los puntos de vista: los mentores. Por eso, Endesa ha decidido apoyar este programa en el marco de su Plan de Responsabilidad Pública contra el Covid, dotado de 25 millones, con el que la compañía pretende ayudar a construir un mundo mejor a través de la colaboración con las entidades más reconocidas en los ámbitos de empleabilidad e integración.

El resultado de esta alianza es Reactiva, un programa impulsado por Endesa que toma esta exitosa línea desarrollada por YBS durante más de dos décadas y se centra en proyectos pequeños, de 2 o 3 personas, cuya actividad se haya visto especialmente perjudicada por la pandemia. La Covid-19 ha trastocado todos los ámbitos, así que ¿cómo no iba a ser así también para quienes están arrancando sus proyectos?

Daniela Flores-Magán y Óscar Enríquez, mexicanos afincados en Madrid, son dos de estos emprendedores cuya ilusión inicial quedó en suspenso por culpa de la emergencia sanitaria. Ellos son los fundadores y propietarios de Enraizarte, un local situado en el barrio de Las Letras que pasaría por una tienda de artículos mexicanos pero que, en realidad, pretende ser mucho más que eso: la profusión de color, de productos de artesanía y la calidez que desprenden los dueños al hablar de cada artículo son, en realidad, un homenaje a su cultura y, como recuerda Daniela, a la conexión que hay y se percibe entre mexicanos y españoles.

“Este proyecto surgió de una noche de insomnio en un verano recién llegados aquí, como una necesidad de conectarnos con nuestras raíces y con nuestro país”, relata. “Descubrimos que en Madrid no había proyectos similares en los que se promoviera la artesanía mexicana de una manera integral. Nos gusta hablar de las técnicas, de los nombres de los artesanos y las artesanas, de sus oficios, contar todas estas historias de la gente con la que estamos colaborando”.

Enraizarte se gestó durante cinco años, como explica Daniela. Un tiempo para definir el proyecto que se hizo realidad a principios del pasado año. Sin embargo, dos meses después de abrir sus puertas llegó la Covid y, con ella, el cierre de casi todo y para casi todos. Un golpe devastador para muchos negocios que para Daniela y Óscar también se convirtió en un reto en el que, eso sí, tuvieron una cosa muy clara: “Teníamos la certeza de que si no funcionaba no era por el proyecto en sí, sino porque la situación era muy complicada para todos”.

Esa seguridad les llevó a buscar ayuda en la Fundación Tomillo, una de las asociadas de YBS, a través de la cual llegaron al programa Reactiva patrocinado por Endesa. Y con ello, a la figura de Juan Andrés Ortiz, su mentor, una figura cuya aportación “va más allá de todas nuestras capacidades de entendimiento porque nos ha ayudado a revisar todo, desde cosas estéticas hasta las cuestiones más complejas… muchos detalles que nosotros no somos capaces de ver porque él puede ver mucho más allá”.

Así, gracias a José Andrés, pudieron incluso aprovechar el tiempo de paro obligado por la pandemia para afinar el plan de empresa, organizar aún más el principal reto del negocio -su logística, ya que todos los productos provienen de artesanos desde México- y plantear nuevas maneras de progresar en el futuro, por ejemplo a través de la venta online a través de su página web.

“Un mentor aporta perspectiva, principalmente porque a veces el emprendedor está muy metido dentro de su proyecto pero no tiene una visión externa”, resume Juan Andrés Ortiz quien, por otra parte, recibió el pasado mes el premio al ‘Mentor del Año’ por parte de YBS, un reconocimiento a esta labor que desarrolla como voluntario y con la que lleva dos años siguiendo los pasos de Enraizarte. Además, estima que su rol también debe ser el de “actuar como patrocinador en parte del proyecto, abriendo algunas puertas y buscando apoyos externos y de aportar recursos de tipo legal, económico o de tipo técnico para dar alternativas a situaciones difíciles que puedan presentarse”.

A la hora de sacar partido a un mentoring también influye la química que surge entre el emprendedor y el mentor y, en este caso de éxito, también es un argumento que habla en favor de sus protagonistas, como ensalza Ortiz: “Ha sido una experiencia fantástica porque he encontrado las personas adecuadas para este proyecto. Creo que Dani y Óscar son las únicas personas que conozco que podrían mejorarlo. En ellos hay una capacidad de creación, una creatividad y una visión artística con la que todo ha sido muy fácil. Son renacentistas los dos”, concluye.

Si la pandemia fue un revés para Óscar y Daniela, para Pedro Duch la situación se puede definir más bien como una gran paradoja. Como productor de cerveza artesana, a este salvadoreño con raíces españolas afincado en Barcelona asistió con cierta impotencia a un hecho peculiar durante el confinamiento: la subida en el consumo doméstico de esta bebida que, según números del sector, vivió un alza de más de 25 puntos respecto a cifras de ejercicios anteriores. Sin embargo, Pedro no pudo aprovechar este tirón porque en aquellos momentos carecía de la infraestructura necesaria para vender online. ¿El resultado? “Empecé a bajar mucho, a perder clientes y no veía la forma de salir adelante”, reconoce.

Hoy, su Old Bastard es una marca más consolidada, y Pedro ya mira al futuro con optimismo tras aquella situación tan delicada. El mérito está en sus recetas, por el momento dos variedades de cerveza que honran al personaje (ficticio, eso sí) que da nombre a su marca. Pero detrás de este resurgimiento también se halla la figura de un mentor, Ignacio Miras, una persona con 35 años de experiencia en el sector de la alimentación que “me aportó un poco de todo, experiencia, ayuda con la financiación y en definitiva, un acompañamiento total” en unos momentos en los que, como reconoce, “vas un poco a ciegas porque yo sé hacer cerveza pero en todo lo demás era bastante novato”.

“La verdad es que cuando contacté con él fui un poco con ese pensamiento de a ver qué pasaba pero, casi de inmediato, ya en las primeras reuniones, me di cuenta de que iba a estar en buenas manos simplemente porque hablábamos cosas concretas, hacíamos planes de acción y ya solamente viendo números sobre un papel te haces una idea de que la cosas van a estar bien y vas a salir adelante. Es un proceso en el que hay que tener paciencia”, relata este emprendedor.

“Pedro ha emprendido un proyecto muy desafiante porque ha entrado en un mundo muy competitivo partiendo de cero”, cuenta su mentor. “Es un proceso que va a ser largo pero, como tiene un buen producto, hay que tirar adelante con pasos sólidos y sin correr”. Y esa pausa, ese temple a la hora de incorporar elementos que le den valor añadido a Old Bastard es un camino en el que no faltan las ideas y los riesgos pero que hoy permite a Pedro mirar los meses de la pandemia desde una posición muy diferente: “Antes me dedicaba yo mismo a repartir muestras y a tratar de hablar con el cliente de puerta a puerta y ahora ya tengo unos canales más eficientes. Internamente es una empresa mucho más estructurada”, asegura.

Son maneras de mirar al futuro con garantías, tanto en el caso de Pedro como en el de Óscar y Daniela. Salvando la situación excepcional que ha supuesto la pandemia, la ayuda de estos mentores ya está marcando la diferencia y les pone en la rampa de lanzamiento hacia la conquista de sus propios sueños. Quedará una prueba cuando, en este camino conjunto, el proyecto “hable” y esta labor de “vasos comunicantes que son la relación entre ambas partes se equilibren y la aportación que hacemos comience a ser menos necesaria”, cuenta Ignacio Miras. Será ese momento cuando estos proyectos personales tengan la suficiente madurez como para que los protagonistas auténticos de los mismos puedan volar solos y conquistar su futuro.

Pedro Duch e Ignacio Miras