'Un Mundo Mejor', nuevas oportunidades para quienes más lo necesitan
Resulta admirable que, ante una situación tan excepcional como la vivida por todos durante la pandemia, la reacción de la sociedad haya sido tan solidaria en tantos niveles. Y aunque todos hayamos podido aportar algo, por pequeño que sea, es evidente que hay instituciones, empresas y organizaciones que, por su tamaño, por sus medios y su potencial, pueden prestar más ayuda a quienes lo necesitan. La Covid-19 ha generado un impacto muy grande en nuestras vidas y ha puesto de manifiesto la dosis adicional de dificultad que la pandemia ha añadido a quienes ya estaban en una situación de vulnerabilidad.
Endesa ha tomado conciencia de que una de las características que definen a la empresa del futuro es la apuesta por la sostenibilidad. Y que la responsabilidad de una gran compañía va mucho más allá de su cuenta de resultados. Hay que llevarla a otro nivel, mucho más rico y complejo, de acompañamiento y respuesta social. Para ello, tanto desde el llamado Plan Endesa de Responsabilidad Pública contra la Covid como desde la Fundación Endesa, los principios de diversidad e igualdad de oportunidades se han aplicado a todo un programa de iniciativas que han buscado paliar los efectos de la pandemia, más allá de la ayuda más inmediata de aporte de material sanitario que se realizó en los meses iniciales.
Endesa y su Fundación han trabajado para identificar sectores y ámbitos en los que era más necesario intensificar esta ambición para construir un mundo mejor. Por eso, y de la mano de otros actores como la Fundación Adecco y Fundación Integra, se han impulsado proyectos conjuntos que aprovechan toda la experiencia desarrollada durante años por estas entidades para llegar a aquellos sectores a los que más ha perjudicado la pandemia.
Y si bien el punto de partida para los protagonistas es muy diferente, el fondo sí es similar: la situación de extrema dificultad que han atravesado y -por anticiparles el fin de la historia-, el camino gracias al cual hoy miran al futuro con una esperanza y un optimismo que no era tan evidente tiempo atrás.
Karina es una de estas personas. Malagueña, de 51 años, antes de la pandemia dedicaba su tiempo a enseñar baile flamenco en espacios socioculturales. La pandemia interrumpió esta labor pero, al problema de quedarse con un trabajo en suspenso y sin ingresos, se añadió que su marido sufrió un infarto, lo que dejó a Karina, como ella misma cuenta, “en una situación de desamparo”.
Cara a cara, su energía resulta contagiosa, incluso cuando explica los momentos más emotivos de este pasado tan reciente. Tal vez por ello cueste imaginar que, apenas unos meses atrás, llegara “rota” a las oficinas de la Fundación Adecco en Málaga. Ella rememora aquel primer día “en el que me quería morir porque vine absolutamente destruida, muy debilitada psicológicamente, aunque sacas fuerzas para ver si me podían ayudar a encontrar un empleo de forma rápida”.
La Fundación Adecco tiene la misión social de acercar el empleo a las personas más vulnerables del mercado laboral. Ante la situación de pandemia, la entidad advirtió que este reto cobraba una importancia sin precedentes y activó el programa #EmergenciaPorElEmpleo, de la mano de Endesa, para apoyar en su inclusión laboral a las personas más afectadas por la crisis económica de la pandemia. Era el caso de Karina, que superaba los 50 años y atravesaba una situación económica muy complicada.
El modelo de trabajo de la Fundación Adecco traza itinerarios de empleo personalizados para cada profesional. En el caso de Karina, este recorrido exigía una labor previa a la intermediación laboral, ya que recuperar la autoestima y seguridad, además de actualizar competencias y conocimientos eran, en su caso, pilares clave que había que consolidar antes de afrontar la búsqueda de empleo en sí misma. : “En esos momentos de desesperación pensaba que ni siquiera podía valer para limpiar, no entiendes que hay que realizar un proceso de reciclaje, de saber cómo funciona el mercado laboral hoy en día y no hace 30 años. Y cuando llegué, todo eso lo desconocía”.
Así pues, “actualizarse” (palabra que Karina repite frecuentemente) es clave. Para ello, la formación es un pilar imprescindible aunque, como señala Begoña Bravo, Coordinadora Nacional del Área de Integración e Inclusión de la Fundación Adecco, este proceso cubre todas las etapas desde que una persona llega a la Fundación hasta que ha encontrado un puesto de trabajo, e incluso más allá, con un seguimiento posterior: “Lo primero que hacemos es una entrevista inicial en la que detectamos cuáles son sus necesidades, qué formación, que experiencia, que motivación y qué competencias tienen y, a partir de ahí, desarrollamos un itinerario a medida para cada persona”.
En el caso de Karina, estos cursos abarcaron todo tipo de temáticas que pudieran ser útiles: “Hicimos cursos de actualización de programas informáticos que son imprescindibles hoy en día a la hora de trabajar”. También considera “importantísimo el curso en el que nos ayudaron a confeccionar y actualizar nuestro currículum”, dado que, como reconoce esta malagueña, “cuando la edad es un agravante y ves que tienes todas las puertas cerradas, no solamente se trata de adquirir más conocimientos sino de poner en valor lo que ya eres como persona”.
Pasaron varias semanas hasta completar esta capacitación que se tradujo en una “lluvia de ofertas laborales” entre las que destacó una, tan inesperada como ilustrativa de lo que ha supuesto este proceso para Karina: la oportunidad de ser mapeadora para Apple en países nórdicos. “Yo me siento... pues imagínate, ¡como una diosa! Pero me dio un poco de miedo y lo primero que hice fue recurrir a la Fundación porque no sé si iba a ser capaz de dar la talla”. Sin embargo, Karina dio el paso adelante que requería el momento y seis meses después, en los que ha recorrido siete países del norte de Europa, lo que se ha llevado de esa experiencia no es tanto el trabajo en sí como el aprendizaje de que puede alcanzar cualquier meta que se proponga: no hay límites para ella.
Es una manera diferente de mirar hacia un futuro que no siempre se presentó igual de ilusionante. En eso coincide con José Miguel Carrillo, también de 51 años y también del sur, de Sevilla. Su caso es distinto porque, según explica, “cuando termino la EGB empiezo a coquetear con sustancias, con drogas. Empiezo con el alcohol y el hachís y poco a poco voy tocando otro tipo de sustancias hasta que hago el COU y ahí ya se corta completamente mi vida porque era incapaz de seguir con los estudios debido a la adicción tan fuerte que tenía ya”.
“Y ahí mi vida se convierte en un calvario porque a los veintipocos años ingreso por primera vez en un centro de desintoxicación y mi día a día se convierte en eso, en entrar y salir de centros de desintoxicación, en mantenerse limpio durante un tiempo, que no era mucho, y volver a sufrir una recaída: volvía a hundirme totalmente y otra vez a empezar de nuevo en otro centro. Yo creo que así han sido casi 25 años hasta que llego a Madrid, hace como 11 años”, relata.
Durante ese tiempo, José Miguel cuenta cómo llegó a vivir al límite, “despegado de su familia, en la calle y en una situación en la que casi dices que no sabes si merece la pena seguir”. Sin embargo, que hoy su vida haya dado un vuelco y todo aquello no sea más que un mal sueño se lo debe a su fortaleza y a la ayuda de las fundaciones que le han puesto los medios para volver a arrancar. “Me sigo emocionando porque la verdad es que me ha cambiado todo: he conseguido volver a sentirme una persona y recuperar la dignidad como persona, aprender cómo soy, cosas de mi, de mi enfermedad, de cómo funciona, de las cosas que me pasan, de aceptar muchas otras... el tratamiento me ha ayudado muchísimo”.
Y en todo este cambio, encontrar empleo también es trascendental. Por eso, tras su tratamiento con la Fundación Hay Salida entra en contacto con Fundación Integra, una entidad surgida en 2001 que dedica su labor a la reinserción en el mercado laboral de personas que, como José Miguel cuando llegó, “se quedaban al otro lado de la barrera social por provenir de la cárcel, de la droga o por no tener hogar”, como explica Ana Muñoz de Dios Castro, la Directora General de la organización.
Fundación Integra se encarga de la parte laboral, y así como sucede en la Fundación Adecco, se proporciona al usuario un itinerario integral y personalizado desde que llega hasta que ya está en una empresa. Se prima, eso sí, mantener el anonimato de estas personas porque, como reconoce Muñoz de Dios, “ellos llegan a nosotros con una bajísima autoestima y en situaciones económicas dramáticas”. “Hay entrevistas”, añade, “en las que les preguntas qué sabes hacer y dicen ¡delinquir! Hay que decirles que no, que tú sabes hacer más cosas, solo has hecho esto, pero sabes hacer más cosas”.
Por eso, el trabajo de Integra va en esa línea, la de fortalecer las virtudes y poner en valor las cualidades para acercarles a las empresas, “donde ya pasan procesos de selección normales con total anonimato, esto era importantísimo, nadie en la empresa sabe cuál es su pasado, es la única manera de que se integren en el mundo laboral y que se les juzgue por su talento como a todos, ni con pena ni con miedo”.
El éxito de estos años avala este método: Fundación Integra ha conseguido 18.000 empleos desde su creación y, además de alcanzar “una valoración buenísima, nunca hemos tenido ningún problema con las empresas relacionado con el pasado de estas personas”. A ello ayuda el anonimato pero también que ese estigma que las persigue esté normalizándose.
Por eso, a José Miguel no le importa dar la cara y exponer su caso. Porque, como reza el lema del proyecto que Fundación Integra desarrolla conjuntamente con la Fundación Endesa, ‘Cambiando Vidas’, la suya ha cambiado gracias a tener esta ocupación. “Ha significado muchísimo, es una parte esencial”, cuenta, porque “el trabajo te da la oportunidad de validarte como persona, de sentirse integrado, de poder ser autónomo, de ver que eres útil y de desarrollar al máximo una serie de valores y de actitudes ante la vida que tenías completamente olvidadas”. “Estoy viviendo ahora una situación y una tranquilidad que no he experimentado nunca en mi vida”, concluye.
¿Y el mañana, cómo se ve ahora? Karina y José Miguel han vivido experiencias distintas pero, además de haber recibido esta ayuda, también comparten otra visión: el cambio en sus expectativas de futuro. Ese es otro de los méritos, quizá el que más, de los que se obtiene con ‘Cambiando Vidas’ y con #EmergenciaPorElEmpleo. José Miguel: “Yo lo veo con ilusión y con esperanza, tener estas ganas de vivir es un cambio increíble que me hace sentirme una persona diferente”, reconoce. Karina: “Ahora me lo imagino de otra manera; antes me daba miedo salir del pueblo y ahora el mundo ya no tiene fronteras para mí, eso también lo he aprendido aquí”.
Conquistar el futuro era una de las premisas de Endesa y su Fundación al impulsar #EmergenciaPorElEmpleo y ‘Cambiando Vidas’, en colaboración con las fundaciones Adecco e Integra, respectivamente. Ambas, a través de sus representantes, destacan la ayuda económica recibida por parte de la compañía para poner en marcha estos programas tan necesarios pero, igualmente, ponen en valor la parte intangible de la colaboración: la aportación de voluntarios para las formaciones y los talleres a los que han asistido los beneficiarios. “Un regalo del cielo”, como lo define Muñoz de Dios, capaz de “poner toda la cadena de valor en marcha” y de dar una nueva esperanza a quien más lo necesita.