El camino hacia la sostenibilidad es, más que una declaración de intenciones por parte de la sociedad, una necesidad que todos debemos seguir por el bien del planeta y de las generaciones futuras. A título individual, cada persona puede aportar algo a favor del medio ambiente, pero es evidente que las grandes empresas son las que tienen un mayor potencial para inducir al cambio a través de sus propias acciones en base a la innovación y, sobre todo, al compromiso.
Cada paso en esa dirección es, por tanto, un motivo de satisfacción para todos. Por eso Bezoya, la marca de agua mineral de Pascual, celebra y comparte con el resto de la sociedad un hito con el que da la bienvenida a este 2022: el anuncio de que, a lo largo de este año recién estrenado, alcanzará la neutralidad en carbono en su actividad. Este éxito medioambiental conlleva reducir todas sus emisiones de CO2 al máximo y compensar las que la tecnología actual no permita eliminar.
Alcanzar esta meta exige un notable esfuerzo en todos los frentes para transformar la dinámica de trabajo y hacer valer un compromiso duradero y sólido.
En el caso de Bezoya, este éxito se alcanza mediante actuaciones en dos grandes ámbitos: reduciendo y compensando las emisiones directas generadas por el consumo de combustibles y de las recargas de refrigerantes; y atendiendo a las emisiones indirectas, aquellas procedentes de la electricidad que usa en sus instalaciones que, por ejemplo, en el caso de Bezoya, ya procede al 100% de fuentes de generación renovable.
Todo este ecosistema sostenible está avalado por entidades independientes que certifican los datos. Es el caso de la Oficina Española de Cambio Climático (OECC), donde Bezoya registra su huella de carbono desde 2013. La marca de agua mineral natural de Pascual también ha obtenido el sello Residuo Cero de AENOR, que acredita que sus plantas no envían prácticamente ningún residuo a vertedero (menos del 1%); o el LEED Silver, una distinción que reconoce la sostenibilidad de la planta de envasado de Ortigosa del Monte (Segovia).
100% de rPET en las botellas de Bezoya
Alcanzar la neutralidad de carbono es un éxito inminente que se suma a otro que Bezoya cumplió antes de cerrar 2021 y que forma parte de su programa ‘Compromiso Bezoya’, el uso exclusivo para la fabricación de sus botellas de plástico reciclado (o rPET). Los números que implica este hito hablan de la verdadera magnitud de esta transformación en la forma de crear los envases y del beneficio para el medio ambiente que supone: solo el pasado año la marca reutilizó 7.000 toneladas de plástico, que dieron para generar 280 millones de botellas de agua de 1,5 litros. Eso supuso evitar la emisión de 26,2 millones de kg de CO2 a la atmósfera, una cifra equivalente al combustible empleado por más de 12.682 coches de combustión diésel durante un año o el consumo eléctrico usado por 25.900 hogares.
Pero aún más importante que los datos es lo que significa esta tendencia de circularidad de los materiales que, por una parte, consolida el liderazgo de Bezoya en materia de producción sostenible. De hecho, este punto es también otro de los grandes caballos de batalla de la industria, dado que buena parte de estos desperdicios acaban de una manera u otra en el medio marino, como señalan entidades independientes como el Centro de Innovación y Desarrollo para la Economía Circular (CIDEC), que cifra en hasta 12,7 millones de toneladas de plástico la cantidad que acaba en los océanos. Evitar esto es un objetivo global en el que Pascual contribuye activamente.
“Gracias a nuestro Compromiso Bezoya queremos ser motor de cambio, acelerando nuestros objetivos de sostenibilidad y dando lo mejor en todos los eslabones de nuestra cadena de valor”, señala Eliecer Hernández, director del Negocio de Aguas de Pascual. “Un compromiso vivo que nace del inconformismo de la marca para ser cada vez más respetuosos con nuestro entorno, atendiendo las demandas de los consumidores y de la sociedad en general”.
Todo este ecosistema de sostenibilidad que ha puesto en marcha Bezoya, sin embargo, no implica que la compañía se conforme con lo conseguido, sino que mira al futuro y a las posibles alternativas para redundar en esta estrategia, como afirma Hernández: “En la lucha contra el cambio climático no hay sitio para el conformismo, a cada avance que obtengamos le seguirán siempre nuevos retos y compromisos”.
Innovando para el futuro
La preocupación por el medio ambiente es uno de los pilares de la firma, que se añade a los del énfasis en priorizar la seguridad alimentaria, crear valor a la categoría y aportar información veraz al consumidor. Y conjugar todo eso implica encontrar soluciones que pasan por la innovación.
Y no solamente en cuanto al uso de nuevos materiales o formatos, que también, sino incluso por los modelos de negocio. Una de las novedades que cumplen ambos propósitos es lo que se ha denominado Bag in the Box, una caja 100% reciclable que permite contar con una fuente de agua de ocho litros para el hogar más fácil de transportar, con un 70% menos de plástico por litro.
Esta opción es muy versátil y está pensada también para facilitar su uso en hostelería. En estos establecimientos el envase es de 12 litros y permite la conexión de un tirador de barra que permite dispensar el agua mineral natural sin necesidad de usar otro tipo de material retornable. Este principio se extiende también a las máquinas expendedoras o vending, en las que el uso del Bag in Box le dará un giro a la venta, ya que el cliente podrá elegir la cantidad y el recipiente que usa.