Las ventajas que aporta una salud mental adecuada son diversas: mejoras en las relaciones sociales, en la salud física, aumentos en la productividad... Sin embargo, la situación generada por la pandemia del Covid-19 ha producido un fuerte impacto en la salud mental, especialmente de los jóvenes. Así se desprende de un reciente informe de la OCDE, que destaca que este segmento de la población constituye uno de los más vulnerables en cuanto a posibles trastornos mentales derivados de la crisis sanitaria. Por eso, los jóvenes fueron el epicentro de los temas de debate durante la Semana Europea de la Salud Mental, celebrada entre el 9 y el 13 de mayo.
No obstante, la salud mental debe tratarse como una cuestión transversal a todos los grupos de población. Se trata de un asunto que está teniendo mayor visibilidad gracias a iniciativas procedentes no solo de la Administración Pública, sino también de una parte del sector empresarial que busca soluciones que contribuyan a mejorar la salud emocional de los trabajadores. Este es el caso de Integra CEE, centro especializado en la integración laboral de personas con diversidad funcional, filial de Clece, que a través de sus unidades de apoyo, proporciona una ayuda personal a los empleados.
Las unidades de apoyo están compuestas por un grupo de profesionales formados en diversas disciplinas pero siempre con un perfil social. Su labor consiste en acompañar al trabajador a lo largo de su vida laboral, desde el mismo momento de su incorporación a la compañía, asesorándole de forma individual y personalizada desde el punto de vista profesional y personal para hacer más fácil su adaptación al entorno laboral.
La prevención como factor clave
La salud mental está adquiriendo cada vez mayor relevancia, llegando a convertirse en un asunto de debate nacional en las más altas instituciones, entre ellas el Senado. De hecho, la Cámara Alta acogió el pasado 29 de abril una jornada de prevención contra el suicidio organizada por la Asociación La Barandilla y el senador Alberto Catalán, de UPN, que reunió a multitud de expertos, profesionales de la salud, empresas y supervivientes.
En esta jornada quedó claro que la prevención comienza con la detección de las señales de alarma, que pueden manifestarse a través de cambios repentinos en el ánimo y el comportamiento. En el ámbito laboral, una de las ventajas que aportan en este sentido las unidades de apoyo de los centros especiales de empleo es la comunicación continua y permanente entre sus miembros y el trabajador o trabajadora. Al interesarse por su ambiente laboral, el empleado tiene la oportunidad de liberar sus impresiones y el mero hecho de contarlo y sentirse escuchado ya constituye una labor de prevención, aparte de las medidas que se puedan llevar a cabo para solucionar los problemas que surjan, cuando se dé el caso.
Y preguntar a los empleados es precisamente lo que hizo Integra. Luis Cruz, director general de la entidad, explicó durante su intervención en la jornada celebrada en el Senado cómo han abordado algunas situaciones relacionadas con la salud mental. Contó que hace unos meses, descubrieron, preguntando, que uno de los trabajadores de la compañía se encontraba anímicamente muy afectado tras la situación sobrevenida por la pandemia. Siguieron preguntando y comprobaron que no era un caso aislado, sino que había más personas en su misma situación.
Dentro del compromiso social con sus trabajadores, Integra centró su atención en la prevención y cuidado de la salud mental de los trabajadores y se sirvió de la experiencia de las unidades de apoyo para cumplir con ese objetivo
Según Cruz, durante la pandemia estos equipos “empezaron a notar que una gran parte de la plantilla sufría más ansiedad, incertidumbre, tristeza…”, así que comenzaron a preguntar a más trabajadores.
Para esta empresa, aquello se transformó en un plan de acción que contempla la formación de los trabajadores para detectar determinadas señales (se ha formado ya a más de 200 empleados). “Quisimos responder con un proyecto para acompañar a nuestros trabajadores y que pudieran llevar las situaciones complicadas de la mejor manera posible, aunque”, añade Cruz “sabemos que tenemos que ir más allá y normalizar el problema. Como empresa tenemos una responsabilidad, tenemos que llegar no solo a nuestros trabajadores sino a todo su círculo cercano”.
Lo más importante es no llegar tarde. Aquí todos los agentes sociales tienen que involucrarse para asegurar la prevención, que “debe iniciarse en las primeras etapas de la crianza, desde la educación emocional”, aseguró en la jornada celebrada en el Senado, Francisco Carcavilla, miembro de la Asociación Besarkada.
La sociedad, o más bien las personas, llegan allí donde la Administración no lo hace. Lo que no quiere decir que el apoyo institucional no sea necesario. A lo largo de toda la jornada se incidió en la necesidad de un Plan Nacional de Prevención, pues en estos momentos cada comunidad autónoma tiene sus propios programas y protocolos de actuación.
Entre los muchos avances que se han logrado en los últimos años en lo que a salud mental se refiere, cabe destacar la puesta en marcha este mes tras su aprobación en diciembre de 2021, de un teléfono gratuito contra el suicidio a nivel nacional: el 024.
La pandemia mejoró la visibilización de la salud mental, pero las asociaciones y profesionales de la salud siguen luchando por ir más allá. “Quizá ahora seamos más conscientes, pero hay que pedir que si ahora estamos al pie del cañón, continuemos”, pidió Eva Meneses, de la Asociación Hablemos. El primer paso es hablar de ello. Escuchar los testimonios de afectados y, más que nunca, no dar la espalda a quienes piden ayuda.