La Asociación para la Prevención, Reinserción y Atención a la Mujer Prostituida (APRAMP) en colaboración con la Fundación Mutua Madrileña han unido esfuerzos para desarrollar el programa Conectad@s, con el objetivo de favorecer la recuperación e inclusión social y laboral de las mujeres supervivientes de trata con fines de explotación sexual.
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El programa contempla el establecimiento de itinerarios laborales individualizados especializados, formación laboral en diferentes áreas de empleo y acompañamiento continuado de una mediadora superviviente. Además, el proceso incluye formación tecnológica y ayuda económica durante los ocho meses, con el fin de favorecer su autonomía.
El objetivo general del programa es favorecer la integración sociolaboral de las personas explotadas sexualmente y/o víctimas de trata mediante el desarrollo de un proceso de orientación, recuperación, formación y adquisición de habilidades que rompa las barreras al mercado laboral del siglo XXI.
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Conectad@s lleva un año en marcha, han tenido una primera edición y este año arrancarán la segunda. Han participado quince mujeres de las seis provincias donde la asociación tiene sede (Murcia, Almería, Asturias, Salamanca, Badajoz y Madrid).
Ana Delgado, trabajadora social, nos indica que va en el propio ADN de la entidad. "Es un programa de formación de supervivientes de trata como mediadoras interculturales con el objetivo de incorporarse a formar parte de los equipos de la unidad móvil de la entidad o tener una alternativa de inserción laboral en otros espacios en el ámbito de la mediación", cuenta a magasIN.
La novedad de este programa respecto a otros similares llevados a cabo en años anteriores es la conectividad. Además de incorporar la formación digital, decidieron que en lugar de hacerla de manera separada en cada territorio (hay seis sedes en España), se hiciera online, de forma que todas ellas estuviesen conectadas como equipo.
"De esta forma conseguimos que todas conozcan otras supervivientes que se están formando en la entidad, en otros territorios y ven que en el futuro van a ver realidades iguales, pero con matices distintos, porque la trata, la explotación sexual en nuestro país no se conforma de la misma manera", continúa explicando.
Desde APRAMP están satisfechas con el resultado, ya que han contado con quince participantes y al menos el 40% ha conseguido un empleo, incluidos por cuenta propia, y según la entidad, al menos la mitad como mediadoras supervivientes de trata.
Delgado nos explica que son las supervivientes quienes verbalizan su interés por el programa y desde la entidad estudian la documentación administrativa, la posibilidad, de incorporación laboral, el compromiso con el itinerario social, el procedimiento que tiene de la relación de equipo… Y plantean su itinerario, ya que son caminos personalizados en función de las necesidades de cada superviviente.
La teoría y la práctica
El programa incluye una formación en perspectiva de género, derechos humanos, nociones básicas de mediación… Actualmente, se trata de una formación acreditada por la entidad y buscan que sea reconocida por centros de estudio como ocurrió anteriormente con otros proyectos.
"No es una certificación oficial homologada de momento, pero estamos trabajando en dar nociones básicas de mediación y sobre todo el contexto en el que van a estar trabajando, la trata: qué es trata, cómo se define, cómo funciona lo que hemos ido observando, cómo acercarse a una posible víctima, cómo establecer todo ese programa de acercamiento, la vinculación, el ámbito, el marco legislativo y legal, las opciones que tiene de denunciar la persona o denunciar los derechos que la asisten en función de sus circunstancias…", explica Delgado.
A ello hay que añadir el caso concreto de cada una de las supervivientes. Si necesita aprender el idioma, por ejemplo.
El programa está orientado especialmente hacia la explotación sexual, pero también aborda otras formas de explotación, cómo intervenir con las mujeres, cómo funciona el sistema de servicios sociales…
Larissa, mediadora en APRAMP Salamanca, explica que el programa tuvo dos partes, la teoría y la práctica. "En la teoría hemos intentado realzar un poco el trabajo que hacemos aquí, darles confianza para que vean que pueden hacer lo que hacemos las mediadoras. En esta parte teórica hubo también una parte de ofimática (Excel, Word, cómo enviar un email...) y se les ha preparado mucho en el tema de la búsqueda de empleo. Les ha venido superbién", dice.
Respecto a la parte práctica, Larissa dice que es "para ver el choque con la realidad. Para ver el perfil de las personas con las que trabajamos y el trabajo que hacemos a diario para que ellas también puedan tener un poco de esperanza".
Y continúa explicando que cuando llegan, lo primero que tratan de hacer es que ellas conozcan la historia de otras mujeres que han estado explotadas. "Entonces empezamos hablándoles de tres o cuatro perfiles distintos. Por ejemplo, menores de edad, mujeres de un sitio concreto de América y mujeres con niños y el tipo de explotación que sufría cada una. Eso también les puede ayudar para que vean que muchas veces se sale".
"Trabajamos desde una perspectiva del empoderamiento. Lo que queremos es que ellas tomen sus propias decisiones. Nosotros no trabajamos para ellas, sino con ellas", matiza la trabajadora social.
Daniella, mediadora social en APRAMP Madrid, añade que además ellas están en formación continua: "En pandemia surgió un nuevo modus operandi de las mafias que es el grooming. Esto es fingir ser otra persona y captar sobre todo a menores de edad a través de Facebook, Instagram… de las redes sociales en general".
Nos cuenta que los explotadores aprovechan cualquier brecha sin necesitar ir al país de origen a captar mujeres y niñas, lo hacen "a través de un clic".
Delgado explica que nos abrimos, y especialmente los más pequeños, en redes sociales a personas con buenas intenciones, pero también a personas que buscan vulnerabilidades para aprovecharse y conseguir la situación de explotación.
"Creen que las mujeres que están en la prostitución son de terceros países y esto no es la realidad. Tenemos cada vez más niños y niñas españoles por las redes sociales. No tienen la percepción de que volcando tu vida en redes sociales te transformas en una persona vulnerable", dice la mediadora.
En cualquier caso, Ana Delgado apunta que: "Nosotras no solo queremos incorporar supervivientes para darles una alternativa, sino que las supervivientes sean las mejores mediadoras, las más formadas, las más preparadas. Y que también tengan oportunidades y alternativas para siempre".
El papel de las mediadoras
Dentro del proyecto es fundamental el papel que desarrollan las mediadoras de APRAMP.
"Utilizamos nuestra experiencia personal más la formación que hemos recibido, porque no puedes llegar a una persona que está siendo víctima de trata y decirle que entiendes lo que está pasando, si nunca lo has pasado, porque las mujeres te van a mirar y te van a decir: '¿Tú qué dices?' Tenemos el caso de nigerianas que dicen: '¿Y esta blanca que es lo que me viene a contar?'", explica Daniella.
Y continúa: "Por eso, cuando llegamos nosotras a una zona de ejercicio, de vulnerabilidad, nos acercamos y decimos: 'No te preocupes, que hemos pasado por esto', entonces ellas se relajan. Somos su referente y ahí empieza su proceso con el equipo técnico, trabajadores sociales, psicólogos… Tienen itinerarios individualizados con cada uno de ellos, pero lo más importante son las mediadoras que están".
La trabajadora social añade que además de generar ese vínculo, esa confianza, hacen el reajuste cultural y les ayudan con la parte administrativa. Hay que tener en cuenta que para acceder a derechos hay que sacar documentación administrativa, debes saber el idioma…
"El proceso del acompañamiento es fundamental para que nosotras, la parte más técnica, podamos avanzar en el proceso", señala Delgado. Cuenta que además, cada una de ellas tiene una situación de origen con la que tiene que lidiar en su propio proceso, "no son itinerarios fáciles, pero se hacen mucho más accesibles y cómo para ellas y para nosotras como entidad y como equipo".
Larissa cuenta a magasIN que la función de la mediadora es básicamente la del acompañamiento, la escucha activa, reforzar los valores de las supervivientes, para que ellas se vean conectadas y así tener más fuerza a la hora de "tirar para delante".
Tecnología para conectar
Como decíamos en párrafos anteriores, la tecnología ha sido clave en el proyecto Conectad@s, ya que ha permitido que formen parte, se conecten y se conozcan supervivientes desde distintas partes de España.
Para hacer este proceso de conocerse y conectarse los organizadores plantearon que la formación en nuevas tecnologías fuera a través de Zoom con un profesor online. Todas se conectan a la vez, se conocen y participan juntas.
En esta parte de la formación conocen las herramientas digitales para buscar trabajo, las pautas de seguridad para protegerse en la red… Y es una oportunidad de conocerse entre ellas y compartir las experiencias, lo que van viendo en las prácticas…
De esta forma también tienen la opción de ver que pertenecen a la gran familia que es APRAMP, independientemente de dónde estén, y tal vez se encuentren en futuras formaciones.
Por su parte, Larissa añade que este proyecto les ha venido especialmente bien en Salamanca porque no hay otro programas como en Madrid, donde por ejemplo se da el de corte y confección.
"Este proyecto nos ha ayudado muchísimo a trabajar con las chicas para mirar un poco al futuro. Ellas han aprendido a realizar un currículum, a utilizar office y a conectar con las personas con las que trabajamos. Creo que ha sido un proyecto superinteresante", dice.
Además, Ana Delgado nos explica que los explotadores trasladan a las mujeres de sitio con cierta frecuencia para evitar arraigo y que empiecen a preguntar por sus derechos, además de porque el putero demanda un 'producto' nuevo.
Por ello, que se conozcan entre ellas y conozcan a las profesionales de APRAMP genera una confianza que podrá servir para rescatar a una mujer en el lugar en el que tengan la oportunidad.
"Al final trabajamos también de una manera global. Desde lo local, a pie de calle, pero también desde la globalidad para poder dar alternativas a las mujeres", concluye la trabajadora social.