La universidad sigue siendo la opción educativa más escogida por los jóvenes españoles para desarrollar su formación una vez finalizada la enseñanza obligatoria. La mayoría tiene una opinión general buena o muy buena de la universidad, destacando entre sus beneficios el desarrollo profesional y el bienestar personal, aunque para un 48% la formación recibida no se ajusta al mercado laboral actual, según se concluye en el Barómetro CYD acerca de la valoración de la sociedad sobre la calidad del sistema universitario, elaborado por la propia Fundación CYD (Conocimiento y Desarrollo).
Precisamente esa falta de concordancia entre la formación recibida y la realidad laboral es uno de los principales reproches que se le hacen al sistema universitario actual. La opinión de los estudiantes es, tal como se refleja en el Barómetro CYD, que “la enseñanza es muy teórica y poco práctica”.
La universidad seguirá siendo uno de los pilares esenciales para el avance de la sociedad, pues es fuente de conocimiento, innovación y pensamiento crítico, pero también es necesario que el sistema sepa dar respuesta a las inquietudes de los estudiantes y pueda adaptarse a un mundo cambiante. Todos estos retos a los que se enfrenta la educación superior se han abordado recientemente en el V Encuentro Internacional de Rectores Universia, organizado por Banco Santander, en el que también se ha analizado el papel determinante que desempeña la universidad en el desarrollo de las personas.
El compromiso con la educación superior
Este evento se ha celebrado en la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia y ha acogido a 700 rectores procedentes de 14 países, además de estudiantes y emprendedores. A lo largo de tres jornadas -centradas en los ejes temáticos Aprendizaje a lo largo de la vida, Emprendimiento e Innovación y Redes e interconexión- se han examinado las oportunidades y desafíos que tiene por delante la universidad, extrayéndose una serie de conclusiones y compromisos, resumidos en siete puntos, que se han plasmado en un documento bautizado como la Declaración de Valencia. En él, ha quedado reflejado, por ejemplo, el compromiso adquirido por las universidades de reforzar su apoyo para que la docencia, la investigación y la transferencia del conocimiento de respuesta a los retos a los que ha de enfrentarse la sociedad.
Así, Valencia se convirtió durante unos días en la capital mundial de la educación, en lo que es uno de los mayores encuentros de educación superior del mundo. Es la quinta vez que la entidad organiza un evento de tales características, tras los celebrados en Sevilla, México, Brasil y Salamanca, este último en 2018. Estos quedan enmarcados dentro del compromiso que mantiene Banco Santander con la educación, el emprendimiento y la empleabilidad. Un compromiso que desarrolla desde hace más de 26 años a través de Santander Universidades. Desde entonces, la entidad ha colaborado con más de 1.300 universidades de 25 países y destinado más de 2.200 millones de euros con los que ha apoyado a más de un millón de personas y empresas. Además, durante la celebración del V Encuentro Internacional de Rectores, Ana Botín, presidenta de Banco Santander, reforzando esa apuesta, anunció que el grupo va a invertir 400 millones de euros hasta 2026, “convencidos de que no hay mejor inversión social que la que se hace en educación”.
Esta inversión busca reforzar el compromiso de la entidad con la educación superior, dando un impulso a los diferentes programas e iniciativas con los que cuenta Banco Santander y que está alineado con las demandas y necesidades del mercado laboral actual como Becas Santander, con las que ayuda a reforzar la educación y mejorar la empleabilidad a través de formación a lo largo de la vida; Santander X, con el que ofrece apoyo de primer nivel a los emprendedores, o Universia, que facilita a las personas a incorporarse al mercado laboral.
Por tanto, la universidad es un actor de gran importancia en la sociedad actual y una herramienta necesaria para lograr soluciones ante los desafíos del futuro. Tal como se expresa en las conclusiones recogidas de la Declaración de Valencia, “a través de la docencia, la investigación y la transferencia del conocimiento, la universidad no ha cesado nunca de ofrecer respuestas a todo tipo de retos. Incluso nos prepara para adelantarnos a ellos”. Es turno del sistema de adaptarse a los cambios y ayudarnos a avanzar.