El número de disoluciones matrimoniales registradas en España durante 2022 fue de 95.193. Cantidad que incluye tanto separaciones como divorcios. Son datos recopilados por el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y que suponen un 2,3% menos que en 2021.
El mayor descenso se produjo en las demandas de separación consensuada. En concreto, bajaron un 3,9% (fueron 2.581). A continuación, las demandas de divorcio consensuado, que lo hicieron un 3,6% (55.123); las no consensuadas, un 1,1% (1.174); los divorcios no consensuados, un 0,2% (36.250). Por lo que respecta a las nulidades, cayeron un 7,1% (pasaron de 70 a 65).
Por comunidades autónomas, donde más demandas hubo por disolución por cada 100.000 habitantes ocurrió en Canarias, seguida por la Comunidad Valenciana, Baleares, Murcia, Andalucía Cataluña y Asturias. En el extremo opuesto, Castilla y León, País Vasco y Extremadura.
Cuestión de dinero
Varios son los motivos que pueden llevar a que esa cantidad se haya reducido. Y uno de ellos tiene que ver con los ‘dineros’. Por lo menos, así se desprende de un estudio elaborado por la Escuela de Negocios de Kelley (Universidad de Indiana) publicado por la revista Journal of Personality and Social Psychology.
En concreto, dicho informe pone de manifiesto que compartir los ingresos con la pareja en una misma cuenta bancaria hace más estable la relación. Cierto que el dinero suele ser motivo de riñas y disputas, sobre todo si se llega a la separación. Pero también puede unir.
Porque, y según el estudio elaborado por Jenny Olson, Scott Rick, Deborah Small y Eli Finkel, compartir la cuenta bancaria también ofrece una serie de ventajas, por ejemplo, a la hora de gestionar los gastos del hogar.
Así se hizo el estudio
La base del estudio la conformaron 230 parejas, que estaban comprometidas o recién casadas. El seguimiento se llevó a cabo durante un periodo de dos años desde el momento en que comenzaron su relación en pareja.
Todas ellas comenzaron a compartir sus vidas con cuentas separadas. Pasado un tiempo, aceptaron cambiar a una cuenta conjunta. “Cuando encuestamos a personas con diferentes duraciones de relaciones, aquellos que habían fusionado cuentas transmitieron niveles más altos de afinidad dentro de su matrimonio en comparación con personas con cuentas separadas”, explica Jenny Olson, una de las autoras de esta investigación.
Así, y al final del periodo marcado en el estudio, aquellas parejas que compartieron la cuenta bancaria señalaron que su relación fue más dichosa, y tuvieron una mejora calidad de vida, durante esos dos años. Por tanto, su relación fue más satisfactoria.
En el otro lado de la balanza, y sabiendo que tenían cuentas separadas, el resto de parejas pensaron que era más fácil dejar la relación por este motivo. De hecho, el 20% de las parejas participantes no terminaron el estudio. “Incluidos aquellos que se separaron después de no fusionar las cuentas bancarias”, concluye Jenny Olson.