Entre la segunda mitad del siglo XIX y principios del siglo XX la industria cervecera tuvo sus primeros signos de éxito en España. Hasta entonces, la cerveza había perdido relevancia en las mesas en favor del vino, debido, en parte, al hecho de que no fue hasta 1833 cuando se liberalizó su producción. A partir de ese momento, en apenas cincuenta años se fundaron la mayoría de marcas que conocemos hoy en día.
La ciudad de Madrid fue un importante epicentro en la producción de cerveza y donde emprendió el vuelo El Águila, en el año 1900. Era la tercera cervecera en surgir en la capital y la materialización del sueño de su fundador, profesor de Derecho, político y pintor. Tras haber residido durante un año en Alemania se interesó por la elaboración de esta bebida, lo que le llevó a fundar su propia empresa en la calle General Lacy, en el barrio de Delicias y muy cerca de Atocha.
Historia de éxito y regreso en 2019
En 1903 salieron al mercado las primeras botellas de El Águila. Para el público había comenzado la historia de una de las cervezas más longevas de nuestro país y también un éxito sostenido hasta finales de siglo. En la década de los 60 consolidó una posición de liderazgo absoluto, duplicando la producción del segundo fabricante en España y controlando el 60% del mercado madrileño. Durante sus años de prosperidad también inició una política de expansión hacia otras ciudades como Córdoba, Albacete o Valencia y puso en marcha innovadoras acciones: fue la primera cervecera española en envasar cerveza en lata y también una de las primeras en lanzar su bebida sin alcohol.
Esta época dorada, sin embargo, vio su final al término de los años 70, cuando la competencia empieza a ser más feroz y algunos grandes grupos extranjeros aterrizan en el país. En 1984 el grupo neerlandés Heineken adquiere una participación significativa de la cervecera madrileña y cierra la fábrica situada en la calle General Lacy, con el objetivo de centrar la producción en sus otras factorías. A lo largo de la década de los 90 la imagen de El Águila comenzó a transformarse progresivamente en Amstel, llevando a la centenaria marca a la desaparición, aunque sería solo por un tiempo.
Más de 100 años después de su lanzamiento, en 2019, Heineken decide recuperar la receta original y lanzar El Águila nuevamente al mercado. Poniendo en valor la autenticidad de los métodos de fabricación tradicional, para el relanzamiento de la histórica cerveza también se renovó su imagen. Inspirándose en el diseño original de 1900 y homenajeando a su fundador que, como recordamos, era pintor, el contorno del águila de logotipo está trazado a mano y se dibuja sobre una etiqueta del mismo color azul que todavía se conserva en los azulejos que coronan la fachada del edificio original. La fábrica, que alberga actualmente una biblioteca, se ha convertido ahora en todo un emblema de la arquitectura industrial de la época e incluso ha sido catalogada como Bien de Interés Cultural.
Un ritual propio: darle la vuelta a la botella (sin agitar)
El Águila ha sido la primera cerveza especial sin filtrar de una gran cervecera en salir al mercado en nuestro país. Su vuelta a los orígenes también significa que se fabrica con el método tradicional, que permite mantener toda la levadura dentro de la cerveza. El fermento se deposita al fondo de la botella así que, para apreciar este característico lúpulo, antes de abrirla hay que dar la vuelta la botella -que no agitarla- para despertar la levadura en suspensión. Se puede disfrutar de este modo de una cerveza como recién salida del tanque de fermentación, con un aspecto ligeramente turbio pero muy fácil de beber y con un sabor característico, reconocible entre el resto de lagers del mundo.
Desde 2019 El Águila está reviviendo su momento de esplendor. En pleno proceso de expansión, se encuentra ya en más de 50.000 puntos de venta por todo el país y más de medio millón de hogares. Ofrece dos referencias: El Águila Sin Filtrar, la variedad más icónica e inspirada en los métodos tradicionales, y El Águila Dorada, que combina la intensidad de la malta caramelizada con la frescura de una mezcla de lúpulos, a la que se le añade la nueva variedad ‘Lemondrop’. Esta cerveza de aromas frescos con un toque de cítricos presume de un color dorado brillante y una espuma consistente.
La histórica marca, perteneciente a HEINEKEN España, ha demostrado tener una gran aceptación por parte de los consumidores (está ya presente en 1,6 millones millones de hogares y tiene previsto llegar a los 2 en los próximos años), así como del sector, del que ya ha recibido 15 reconocimientos en distintos certámenes internacionales. Así, ha cosechado premios como los Superior Taste Awards -considerados la Guía Michelín de la alimentación- y el Gold Award del Instituto de Calidad Monde Selection.