Según datos de la Asociación Nacional de Fabricantes de Alimentos para Animales de Compañía y Veterindustria, en España hay 29 millones de animales de compañía. De entre todos ellos, 9,3 millones son perros y 5,8 millones gatos. A todos ellos se suman, además, peces, pájaros, reptiles y todo tipo de mamíferos pequeños que conviven cada día con sus dueños en sus domicilios. Durante sus años de vida, los humanos disfrutan de ellos tratándoles en algunos casos como si fueran sus hijos. Y es por ello por lo que, ante situaciones como un posible divorcio, surgen las mismas dudas que surgirían con los niños: ¿quién se queda con ellos?

La ley del régimen jurídico de los animales, que entró en vigor en enero de 2022, determina que las mascotas son seres dotados de sensibilidad. La norma, que llevaba años siendo exigida por parte de diferentes sectores de la sociedad, establecía por fin los deberes de los propietarios. Pero no solo eso. La ley sirvió también para regular una serie de situaciones que, hasta el momento, habían permanecido en el aire: los divorcios. 

Según la normativa, en los acuerdos de divorcios se decidirá el destino de los animales de compañía "teniendo en cuenta el interés de los miembros de la familia y el bienestar del animal; el reparto de los tiempos de convivencia y cuidado si fuere necesario, así como las cargas asociadas al cuidado del animal".

Una pareja junto a su perro.

En España, las disputas por quién se queda el perro son las más comunes en los casos de divorcio. Hasta el momento, no existía una regulación que estableciera un procedimiento concreto a seguir. Por ello, los enfrentamientos entre las exparejas eran algo más que común en nuestro país. Ahora, sin embargo, gracias a la ley del régimen jurídico de los animales, se establecen una serie de preferencias en lo que a los casos de separación se refiere. 

"Cuando viene un cliente y te plantea su crisis matrimonial, pocas veces habla de su animal de compañía. Junto a los hijos, la vivienda o la hipoteca, tenemos que indagar qué ocurre con la mascota, quién se ocupa de ella, quién la cuida, cuáles son sus gastos", explicaba María Pérez Galván, vicepresidenta de la Asociación Española de Abogados de Familia (AEAFA) a EFE. 

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Cuando existe algún caso de divorcio con mascotas de por medio, lo habitual es que el destino del perro vaya acompañado con el de los más pequeños de la casa. Es decir, donde se queden los niños será donde vaya el perro. Por ejemplo, el pasado mes de marzo la Audiencia Provincial le dijo no a una mujer que recurrió los términos de su divorcio y quiso que la mascota se quedara con ella, a pesar de la custodia compartida de los hijos.

"Entendemos que el animal es de toda la unidad familiar, y su bienestar pasa por que esté con los menores, y en consecuencia con cada una de las partes litigantes, en los periodos que les corresponda estar con sus hijos", expresaba María Pérez a EFE. Por ello, a pesar de que todavía existan controversias en torno a decisiones como el coste de su manutención básica o quién paga el veterinario, lo que sí se sabe es que el destino de los perros irá casi siempre acompañado del de los hijos.

Una pareja junto a su perro en la playa. EFE

El pasado mes de marzo, una mujer recurrió a su sentencia de divorcio y advirtió que no se había dicho nada sobre las mascotas que tenía con su pareja, con la que había creado una asociación para rescatar animales. Al no mostrar interés por ellos, la mujer le pedía 500 euros mensuales, pero la Audiencia rebajó considerablemente sus pretensiones porque las facturas que entregó, relativas a alimentos y veterinarios, no alcanzaban esa suma.

En Córdoba, por ejemplo, la Audiencia Provincial tuvo que resolver un caso de dos perras por las que se había firmado un régimen de visitas. Una parte de la pareja se quedó con los animales y la otra los fines de semana. Sin embargo, una parte de la pareja recurrió al considerar que los animales eran suyos antes de la boda. Finamente, se consideró que debían compartir los animales en periodos especiales como Navidad, Semana Santa y verano.

Por el momento, todo lo relacionado con los divorcios y el régimen de las mascotas continúa en el aire. Cada vez existe una mayor regulación y, por lo general, los animales irán donde vayan los niños, prevaleciendo siempre su bienestar. Sin embargo, la decisión final la tendrán los jueces, pudiendo variar su dictamen en función de su sensibilidad hacia las mascotas.

"Un juez joven es probable que tenga animales o que los haya en su entorno, con lo que se implicará más", explicaba María Pérez a EFE.