Anadia, una pequeña ciudad portuguesa ubicada en el distrito de Aveiro, al sur de Oporto, se vio sorprendida el pasado sábado por una catástrofe medioambiental: debido a una rotura en los depósitos de una destilería local, sus calles se vieron inundadas por miles de litros de vino tinto, según informaba Daily Mail y al y como se ha podido ver en un vídeo propagado en redes sociales. 

Tras conocerse los hechos, de los que se ignoran las causas, los bomberos y la Policía Local acudieron de urgencia para evitar que el vino desembocara en el río Cértima. De lo contrario, habría llegado a ser una catástrofe medioambiental en esta localidad de unas 6.000 personas.

En caso de haber ocurrido, podría haber provocado un serio desastre medioambiental, debido a que el río terminaría completamente contaminado y difícilmente recuperable, ya que eliminar el alcohol del agua es una tarea muy compleja. 2,2 millones de litros de vino fueron desperdiciados.

La fábrica, Destilaria Levira, emitió un comunicado donde anunció su compromiso para reparar los daños ocasionados. "Asumimos toda la responsabilidad de los costes asociados a la limpieza y reparación de los daños, teniendo equipos disponibles para hacerlo de forma inmediata", detallaron, explicando que aún no sabían cómo había pasado.

Por el momento no se han registrado daños materiales entre los bienes privados de los vecinos, ni en el mobiliario público. Sin embargo, el aire del municipio sí se ha visto afectado desde que tuvo lugar la explosión y, por ello, las autoridades decidieron suspender las clases de las tres siguientes jornadas.

En riesgo por la sequía

Lo curioso del caso no es solo esas sorprendentes imágenes de una inundación por vino, sino que desde hace tiempo el sector se queja de sus dificultades. La sequía está haciendo estragos entre los fabricantes. Una catástrofe para el campo que afecta directamente al cultivo de la vid. Los expertos calcularon que la cosecha en 2022 había descendido un 30%.