Un equipo de radiólogos de una pequeña isla en Rusia se quedó perplejo ante el objeto que hallaron en el cerebro de una anciana de 80 años. La mujer había vivido durante décadas con una aguja metálica de tres centímetros de largo incrustada en una parte inofensiva del cerebro sin que esto le causara algún síntoma evidente o un daño cerebral.
En una publicación en la plataforma de mensajería Telegram, el Ministerio de Salud de la región de Sajalín -una isla situada en el sureste de Rusia- informó de que los radiólogos habían encontrado la aguja en una exploración rutinaria. En concreto, el increíble hallazgo se produjo durante una tomografía computarizada a la que se sometió la mujer por razones distintas.
Tras el hallazgo, los médicos se preguntaron cómo era posible que alguien hubiera vivido tanto tiempo con este objeto extraño en su cerebro sin llegar a saberlo. La mujer no sufría ningún tipo de dolor, por lo que no sabía qué ocurría realmente en su cabeza. Por ello, el Ministerio de Sanidad de Sajalín ha publicado las imágenes de la prueba que le realizaron junto a una explicación.
Un intento de infanticidio
Para responder a este misterio, habría que remontarse a la niñez de esta mujer, en la Segunda Guerra Mundial. Un periodo histórico que causó una gran hambruna y pobreza en la Unión Soviética, entonces. Los médicos barajaron la teoría de que la aguja acabara incrustada en su cerebro debido a un intento de infanticidio llevado a cabo por sus propios padres durante esta época.
Según los médicos, algunos padres, ante la desesperación por no poder hacerse cargo de sus hijos debido a la situación de pobreza, recurrían a métodos extremos para acabar con las vidas de sus hijos y no dejar rastro del homicidio.
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"Estos casos, durante los años de hambruna, no eran infrecuentes: se introducía una aguja fina en la fontanela del bebé, lo que dañaba el cerebro", ha explicado el ministerio a través de un comunicado. "La fontanela se cerraba rápidamente, ocultando las huellas del crimen, y el bebé moría", han añadido.
Este método agresivo dejaba pocas opciones de supervivencia, lo que hace aún más sorprendente que la anciana sobreviviera a ese intento de asesinato y que, además, este objeto no le haya causado ningún daño a lo largo de su vida.
Bajo vigilancia
La anciana, cuya identidad no ha sido revelada para proteger su privacidad, nunca supo de la existencia de la aguja en su cerebro. Además, aseguró que no había experimentado jamás dolores de cabeza, mareos u otros síntomas.
Los médicos consideran que la anciana no ha sufrido ningún daño cerebral porque la aguja se alojó en una región donde no causaría deterioro significativo. En concreto, dentro del lóbulo parietal izquierdo del cerebro. Por esta razón, la mujer ha logrado llevar una vida aparentemente normal.
Debido a la edad avanzada de la anciana, los médicos han decidido no retirar la aguja de su cerebro por el temor a que esta intervención empeore su estado de salud.
No obstante, la mujer continúa bajo supervisión médica para asegurarse de que el objeto no afecte a su condición en el futuro.