Un hombre junto a un coche de gran cilindrada.

Un hombre junto a un coche de gran cilindrada. Pixabay

Sociedad

Misterio resuelto: este es el estudio que relaciona tener un pene pequeño y un coche potente

Un trabajo realizado por una universidad de Nueva York ha puesto de relieve que este hecho es más común de lo que se piensa.

14 octubre, 2023 16:16

Siempre ha sido objeto de deseo: un coche de gran cilindrada, deportivo por más señas, con una línea aerodinámica que quite el hipo. Y de cero a cien kilómetros por hora en pocos segundos. Poseer una de estas ‘bestias’ ha estado siempre en la mente del universo masculino.

También hay una frase que ha corrido como la pólvora: “los que presumen de coche potente es porque tienen el pene pequeño”. ¿Verdad o mentira? Hasta ahora, más bien se trataba de una especie de lo que popularmente siempre se ha conocido como ‘envidia cochina’.

Sin embargo, el estereotipo entre pene pequeño y coche potente tiene una base tan real como la vida misma. Y todo debido a un estudio que ha encontrado una evidencia psicológica entre el pene de reducidas dimensiones y los coches deportivos de gran cilindrada.

¿Cuál fue la muestra del estudio?

Varias son las razones que impulsan a los hombres a comprarse los coches deportivos de miles y miles de euros que no están al alcance del más común de los mortales. Una de ellas, por supuesto, es porque tienen el dinero suficiente para hacerlo.

La otra, y relacionada con la anterior, es para presumir de estatus. Es decir, ellos no son como el resto de los humanos que habitan la faz de la tierra. Y, según un experimento desarrollado por un grupo de psicólogos de la Universidad de Cornell en Nueva York (Estados Unidos), hay un tercer factor.

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Para que no queden dudas, estos psicólogos no han ido ‘a saco’ y les han preguntado al grupo de personas que han participado en el estudio cuánto medía su pene. Una muestra que ha estado compuesta por 200 hombres de entre 18 y 74 años. Lo que hicieron estos psicólogos fue decirles que iban a hacer un test de memoria mientras hacían compras.

Por tanto, lo que hicieron fue manipularles psicológicamente para extraer la información que ellos consideraban iba a ser pertinente para llevar a cabo su estudio.

¿Cómo se desarrolló el test?

Lo primero que presentaron los psicólogos a los hombres participantes en la muestra fue una verdad conocida. Por ejemplo, y si usamos un hecho que sucede en España, sería algo así como: “El límite de velocidad en las autopistas de España es de 120 kilómetros por hora”.

A continuación, lo que hicieron fue mostrarles varios objetos para comprar. Entonces, lo que tenían que hacer era marcar si les resultaban o no objeto de deseo. Y, el siguiente paso, consistía en enseñarles de nuevo la primera frase con un ligero cambio. Por ejemplo: “El límite de velocidad en las autopistas de España es de 110 kilómetros por hora”.

Un coche deportivo.

Un coche deportivo. Pixabay

Tras este cambio, los hombres del estudio tenían que decir si era verdad o no. Y así otras veces. Por tanto, el ejercicio se repetía con distintas frases y productos. ¿Dónde estaba el ‘truco’? En que, entre las verdades conocidas introducían datos sobre el tamaño del pene, que siempre acompañaban con la compra de grandes automóviles.

Y la trampa consistía en que una de las verdades conocidas era un farol. Porque, de manera aleatoria, a algunas de las personas se les dijo que el tamaño medio del pene erecto era de 18 centímetros, mientras que a otros se les dijo que era de 10 centímetros. La media real está entremedias. Y, como el resto de frases eran verdad, el cerebro tiende a creérselo.

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La meta de los psicólogos era que aquellos hombres que viesen la media de 18 centímetros, pensasen que el suyo estaba por debajo. Por tanto, que tenían un pene pequeño. Y que, los de la media de los 10 centímetros, pensasen lo contrario. Es decir, que el suyo era más grande.

Con todo este bagaje, a aquellos a los que hicieron pensar que tenían el pene pequeño, eligieron como más deseables los coches deportivos y con mayor potencia. Eso sucedió, sobre todo, en aquellos hombres con una edad alrededor de los 30 años. En el otro lado de la balanza, los que recibieron el mensaje de que su pene era mayor que el de la media, mostraron menos interés por este tipo de automóviles.

"Quizá haya algo específico que vincule coches y penes en la psique masculina. Esta hipótesis está respaldada por los datos de este artículo, y explicaría la existencia de la metáfora fálica del coche en los chistes cotidianos, los anuncios y el discurso académico", sostienen los autores del estudio en las conclusiones del mismo.

Y concluyen: "Puede que la industria automovilística de lujo no esté dispuesta a reconocer este vínculo, pero nuestros resultados aportan algo de ayuda". ¿Será verdad?