La despoblación rural es un fenómeno demográfico que afecta gravemente al sector de la alimentación y a la economía española, cada vez hay menos mano de obra joven que asegure la supervivencia del campo y, por lo tanto, de la agricultura y la ganadería. De hecho, tan solo el 8,6% de los propietarios de una explotación agrícola o ganadera tiene menos de 40 años, según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
Aunque la mayoría de los jóvenes valoran de forma positiva el poder estar en contacto con la naturaleza, los espacios menos contaminados y el ritmo de vida más tranquilo del campo, el 32% asegura que tener empleo y mayores oportunidades laborales es la necesidad que más demandan a la hora de quedarse a vivir en los núcleos rurales. Así lo muestran los datos obtenidos de una encuesta elaborada a jóvenes de menos de 41 años por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación a través de la Red Rural Nacional (RRN).
Para impulsar el relevo generacional, el papel de las administraciones públicas y de las empresas resulta fundamental para el futuro del campo español, ya que son las encargadas de mejorar los servicios de las zonas rurales y ofrecer empleo a los jóvenes del sector. “Debería de haber campañas para revalorizar el campo. Transmitir que quedarse en el campo es una opción y dar medios a las personas que viven en áreas rurales”, comparte Olga Pazo, responsable de Calidad de Leche.
En este sentido, Pascual es una de las compañías que tiene como objetivo impulsar el futuro del mundo rural a través de sus Becas para los hijos de los agricultores y los ganaderos que proveen a la compañía, un innovador programa que ayuda a financiar los estudios de estos jóvenes en disciplinas vinculadas al sector primario para poder seguir con el negocio familiar. “Tanto la agricultura como la ganadería tienen la peculiaridad de que es muy raro que alguien empiece de cero. Por lo tanto, desde Pascual queremos ayudar a esa gente joven que se anima y que aún queda en el campo para que siga con sus estudios”, explica la responsable.
Además de ayudar económicamente a los jóvenes a seguir con sus estudios superiores vinculados al sector primario, Pascual también ofrece un plan formativo de alto rendimiento, impartido por la compañía para instruir a futuros ganaderos y agricultores una vez que se incorporen a los negocios familiares. Esta formación incluye áreas como sostenibilidad, medioambiente, reproducción, seguridad alimentaria o gestión empresarial.
Un programa que amplía su vínculo con el medio rural
En 2023, el programa ha ampliado el número de becados y ha incorporado a los hijos de agricultores de Vivesoy, ya que todas las materias primas de las bebidas vegetales de Pascual son 100% cultivo local de la mano de 220 familias de agricultores.
La compañía ha concedido un total de 14 becas para los hijos de agricultores y ganaderos que proveen a Pascual de materias primas. En concreto, seis de estos jóvenes darán continuidad a su beca porque ya fueron becados el curso pasado, mientras que los ocho restantes son nuevos perfiles que se beneficiarán del programa por primera vez. De este modo, los jóvenes pueden asentarse en los pueblos, crear riquezas y desarrollar proyectos de vida a largo plazo.
Uno de los jóvenes becados es Marcos Sánchez Pérez, estudiante de tercero de ADE (Administración y Dirección de Empresas) en la Universidad de León. Pertenece a la cuarta generación de ganaderos de su familia y recibir la beca de Pascual ha sido, tanto para él como para su familia “una ayuda económica que viene muy bien, de hecho, gracias a ella puedo escoger algún curso de idiomas”, señala el joven.
Decidió estudiar ADE al ser una titulación que, tal y como explica, “puede venir muy bien para el crecimiento de la granja”, localizada en el municipio leonés de La Bañeza. Mientras termina sus estudios, ayuda a su padre en la granja durante el verano o en vacaciones, como en Semana Santa o Navidades, todo con el objetivo de prepararse lo mejor posible para seguir con el negocio familiar. “Es necesario prepararse lo máximo posible. Aunque continúes trabajando con la familia, nunca se puede preparar uno lo suficiente”, concluye.
Además de continuar formando a alumnos de explotaciones ganaderas y agrícolas localizadas en las provincias de Castilla y León, Galicia y Cantabria, en esta segunda edición, Pascual ha ampliado su radio de acción llegando por primera vez a zonas rurales de Cataluña y Extremadura. Así, a través de esta y otras iniciativas, Pascual ha conseguido establecer relaciones cercanas y duraderas con 292 familias de ganaderos situados en núcleos rurales.
En definitiva, tal y como apunta la responsable Olga Pazo, “el trabajo en el campo es muy técnico y bonito y hay que estar orgullosos de él, dado que, gracias a agricultores y ganaderos, podemos tener alimentos cerca de nuestras poblaciones”.