Cada vez son más personas las que se suman a celebrar la festividad de Halloween, una noche que inspira miedo y ganas de diversión a partes iguales. No obstante, la idea de ir a un cementerio puede llegar a resultar un tanto descabellada para la mayoría. Por ello, son muchos los que buscan planes paralelos con la idea de festejar este día pero sin necesidad de pasar miedo. En este sentido, uno de los parajes más populares es el que muestra el usuario @XabiGaztea en su cuenta personal de Twitter. Dicho lugar se encuentra en la localidad navarra de Estella.
Se trata del Parque de los Desvelados, o de las Calaveras, como lo conocen popularmente en Estella. Es un lugar tétrico a la vez que un museo al aire libre que fue construido por el escultor Luis García Vidal durante el último tercio del siglo XX. Concretamente, se encuentra en el paraje de San Lorenzo, aproximadamente a 1,8 kilómetros del casco urbano del municipio y se accede por la pista forestal que lleva a las ruinas de la ermita de San Lorenzo.
Es una extensión amplia de terreno en la que se pueden contemplar calaveras, coches que habían sufrido accidentes de circulación, e incluso sillas de bebé rotas. Se trata de una obra de arte que invita a reflexionar sobre la vida y, por supuesto, la muerte.
El artista Luis García es quien se encuentra detrás del Parque de los Desvelados. Durante más de treinta años, este escultor y pintor expresionista nacido en Melilla, estuvo construyendo las esculturas de calaveras en una zona verde a las afueras de la localidad navarra, utilizando palos de zumaque, mallas y pintura como materiales.
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García comenzó en 1971 realizando enormes calaveras con los ya mencionados arbustos zumaque, adornados por mallas. El objetivo era invitar a los visitantes a reflexionar sobre la vida y la muerte. Por ello, también añadió otros elementos para concienciar sobre los accidentes de tráfico, como coches destrozados o incluso un carrito de bebé destruido por un atropello.
De hecho, reflexionaba tanto sobre ello, que cuando murió su hermano, el escultor quiso honrarle colocando una placa al lado de la figura más grande. Sobre ella, en un panel grabado de su puño y letra se puede leer: "Esta escultura se la dedico a mi hermano Alberto, muerto a la edad de 59 años. Vivió como un artista que era y abrazó la muerte con valentía y dignidad al tener que vivir como una piltrafa humana. 1991".
Desgraciadamente, Luis García murió hace 15 años a la edad de 81 años, pero su legado sigue en pie. De hecho, a pesar de estar en una propiedad privada, permanece abierto y con acceso gratuito, tal y como él lo mantuvo siempre. Sin embargo, con el paso del tiempo las calaveras se han ido deteriorando y la maleza ha ido creciendo de forma descontrolada, lo que ha hecho que el parque adquiera un ambiente aún más siniestro.