España está "a las puertas de un cambio de tiempo importante", ha avisado el portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), Rubén del Campo. A las puertas de la primavera, la irrupción de una borrasca fría dejará un auténtico temporal invernal en el segundo fin de semana de marzo.

El núcleo de la borrasca quedará al noroeste de la Península, mientras los frentes irán atravesando el territorio. Las cotas de nieve estarán entre los 800 y los 1.100 metros en todos los sistemas de montaña, pudiendo bajar a los 700 metros durante las madrugadas del viernes y del domingo. En el Pirineo oscense, el oeste del sistema Central y en la Cantábrica se espera hasta un metro de nieve.

Con estas previsiones, el primer consejo de la DGT es evitar salir a la carretera y aplazar el viaje. Si esto no es posible, recuerda que por debajo de 3 °C pueden aparecer placas de hielo muy deslizantes, sin necesidad de que nieve o llueva. Así, establece cinco claves para conducir en situaciones de alto riesgo.

Cómo conducir con nieve o hielo

  • Concentración: con previsión de encontrar hielo o nieve en el trayecto, es importante conducir concentra­do en la carretera, sin despistes e intentando anticiparse a cualquier re­acción inesperada.



  • Distancia de seguridad: clave en casi cualquier situación al vo­lante. Pero con hielo o nieve, la primera decisión es dejar más metros entre el vehículo y el que pre­cede para tener más tiempo de reaccionar ante un frenazo, un accidente o una retención.



  • Placas de hielo: la bajada de tem­peratura, puede provocar la aparición de placas de hielo en la calzada. En ese caso, la recomendación es levantar el pie del acelerador y no frenar hasta recuperar la adheren­cia. Mantener las ruedas rectas al salir de la placa y, si es necesario, co­rregir la trayectoria con el volante.



  • Marchas largas: en situaciones de suelo deslizante, lo mejor es circu­lar con una marcha más de la que requiera la situación. Esto permi­te que el motor no se revolucio­ne tanto y minimiza el patinaje de las ruedas de tracción en plano o con pendiente de subida.



    Excepto al bajar una pendiente sobre hielo o nieve. En esta circunstancia, la recomendación es la contraria: marchas cortas para retener el coche con el freno motor y fre­nar con el pie solo cuando sea totalmente imprescindible y de una forma muy suave. Si el coche es de cambio automático, estos sistemas ofrecen un modo hie­lo que ajusta el cambio de mar­chas.
  • Roderas: si la nieve cuaja y se forma una pe­lícula de unos cuantos centíme­tros, lo ideal es no salirse de las roderas creadas por otros vehícu­los. La DGT avisa de que lo más sensato es esta situación sería poner cadenas, pa­rar en un área de servicio si no se llevan o continuar con cuidado, si se llevan neumáticos de invierno o de todo tiempo.

  • Suavidad: cuando se conduce sobre nieve es primordial hacerlo con la máxima suavidad, tanto con el volante como con el acelerador o los frenos.

  • Anticongelante: con las habituales heladas de in­vierno, es fundamental añadir este líquido al radiador del coche para que no se fisure, provo­cando la pérdida del líquido refri­gerante y la consiguiente avería por calentamiento.



  • Quitanieves: normalmente, los rastros que deja la pala quitanieves es de nieve dura o una fina capa de hielo y la conducción se vuelve algo más peligrosa, si no se llevan puestas cadenas o neumáticos especiales. La DGT recomienda no confiarse ni acercarse demasiado a la máquina, ya que un frenazo imprevisto podría provocar un accidente.



  • Sprays 'milagrosos': se trata de uno de los sistemas menos re­comendables para enfrentarse a una situación complicada sobre hielo. Resultan ser una pérdida de tiem­po y de dinero, puesto que no cumplen las expectativas y no ayudan a salir del atollade­ro a ningún vehículo.