La mina de oro de Salave está, en teoría, más cerca. El yacimiento más grande de Europa de este metal está situado en Tapia de Casariego (Asturias) y el Ayuntamiento de la localidad ha abierto la puerta a valorar un cambio en el PGOU conforme a la petición de Black Dragon, la firma que ostenta los derechos de explotación, a través de Explotaciones Mineras del Cantábrico.
La decisión la ha tomado el nuevo consistorio meses después de tomar el bastón de mando. La empresa entiende que "la activación de un importante proceso complementario de autorización" es un hecho a celebrar.
Esto conlleva la valoración de un posible cambio en el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) que catalogue los terrenos aptos para su uso minero.
Asimismo, Dominic Roberts, presidente ejecutivo de la firma Black Drago, se mostró satisfecho con lo ocurrido: "Así la compañía podrá actualizar sus estudios técnicos para incorporar los requisitos del Estudio de Impacto Ambiental y actualizar su evaluación económica de acuerdo con los precios de consenso actuales y futuros del oro".
Recientemente, Explotaciones Mineras del Cantábrico ha ampliado su capital en unos 727.000 euros para impulsar el proyecto. Según la compañía, estos ingresos se destinarán "a las actividades centradas en el progreso y la eliminación de riesgos del buque insignia de la empresa: Salave".
Cabe destacar que el proyecto minero ha traído consigo múltiples problemas en Tapia de Casariego desde hace años. A grandes rasgos, el movimiento Oro No se niega a que la explotación se lleve a cabo porque entiende que el coste ambiental será incalculable una vez se termine con la explotación de la mina.
Por contra, los favorables a la mina entienden que la situación industrial de la localidad no les permite otra salida que comenzar el proyecto.