Felipe y Letizia celebran este miércoles, 22 de mayo, el 20 aniversario de su boda, una fecha marcada en el calendario de la historia de España. Los Reyes se dieron el 'sí quiero' en la Catedral de la Almudena, en Madrid. Fue un día lluvioso, sin embargo, miles las personas no dudaron en lanzarse a las calles de la capital para presenciar el evento de la década.
Ya como marido y mujer, Felipe y Letizia disfrutaron de una luna de miel un tanto especial. Y es que los recién casados iniciaron un periplo por distintos puntos de la geografía española, antes de emprender un viaje por países como Camboya, Fiji, Samoa o México.
El principal objetivo de los futuros Reyes fue visitar distintos puntos de interés artístico y cultural de nuestra geografía. La primera parada del viaje de Felipe y Letizia por España fue Cuenca. Allí los Reyes dieron el pistoletazo de salida a su luna de miel pública. Después, visitaron varias ciudades y pueblos españoles. Entre ellos se encontraba, nada más y nada menos, que Albarracín (Teruel).
La primera localidad aragonesa que visitaron los entonces príncipes de Asturias fue Albarracín. Fue el día 24 de mayo, una jornada en la que Felipe y Letizia recibieron el cariño de todos los vecinos de este bonito pueblo medieval y comieron en el restaurante Casa de Santiago, situado junto a la plaza principal de esta pequeña localidad.
Esa misma tarde, Felipe y Letizia se dirigieron a Zaragoza, para continuar su viaje en el municipio de Sos del Rey Católico, Olite y, por último, en la ciudad de San Sebastián. Después, los recién casados se trasladaron a Jordania, para acudir a la boda del príncipe Hamzah y la princesa Noor.
Albarracín, un precioso pueblo medieval
Con su gira por algunas localidades de España, los futuros Reyes querían visitar distintos puntos artísticos y culturales de nuestra geografía. Albarracín fue escogido por su gran patrimonio histórico. Y es que este pueblo aragonés, declarado Monumento Nacional en el año 1961 y Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, cuenta con una preciosa y cuidada arquitectura medieval.
La muralla que rodea gran parte de su casco histórico es una de las grandes virtudes de Albarracín. El pueblo está teñido del color rojizo de sus casas, que le dan un aire distintivo. Sus calles estrechas y repletas de encanto te teletransportan a otra época gracias a su iluminación especial.
El pueblo aragonés cuenta con un gran número de monumentos y puntos de interés, como la Plaza Mayor, donde se encuentra el Ayuntamiento y que tiene una curiosa forma de U con una planta baja repleta de porches. También la catedral del Salvador, construida en el siglo XIII sobre la antigua mezquita musulmana. Dentro de este templo se encuentran las capillas de las familias más importantes de la localidad.
En Albarracín, es imprescindible visitar el castillo o alcazaba, del siglo X, que se erige sobre un grandioso peñasco de forma triangular que, junto con la torre de la Muela y la del Andador, constituyó el núcleo defensivo más importante de la ciudad. Además, no se puede dejar de visitar las iglesias de Santiago y Santa María, la Casa-Museo Noble de la familia Pérez y Toyuela, el Museo Municipal y el Museo Diocesano.
Para conocer Albarracín es imprescindible visitar su entorno natural dando un paseo junto al río Guadalaviar. La sierra del pueblo da vida a una amplia variedad de flora y fauna, además de cascadas y ríos con impresionantes vistas como El Salto del Molino de San Pedro en el Vallecillo, o la Cascada de Calomarde, El Barranco Hondo o Los Ojuelos del Río Cabriel.
Este municipio de Teruel cuenta, además, con uno de los conjuntos paisajísticos y culturales más sorprendentes de Aragón: el Paisaje Protegido de los Pinares de Rodeno, donde destacan y sobresalen las enormes rocas rojizas de rodeno.
En el caso de visitar este precioso pueblo de Teruel de alrededor de un millar de habitantes, no puede faltar hacer una parada en uno de sus restaurantes para probar su rica oferta gastronómica, en la que destacan platos como las gachas, la sopas de ajo al perolico, el gazpacho serrano, las judías con morro y los potajes de garbanzos.
No obstante, si busca vivir una experiencia similar a la de Felipe y Letizia hace casi 20 años, puede comer en el Hotel-Restaurante Casa de Santiago. Se trata de uno de los hoteles más antiguos de Albarracín. Cuenta con un restaurante, en el que se pueden degustar platos tradicionales de la gastronomía turolense.