España es un país que destaca por sus innumerables maravillas naturales. Por eso se ha convertido en uno de los mayores reclamos turísticos en el mundo. Sin duda alguna, sus lugares más visitados son sus playas, ya que algunas de ellas se cuelan entre las más bonitas de toda Europa.
Las aguas azules turquesas y sus finas arenas las convierten en lugares paradisiacos e increíbles, perfectos para pasar unos días de vacaciones y de absoluta tranquilidad. Sin embargo, la masificación turística ha provocado que cada vez más personas busquen ese destino diferente para intentar no tener que compartir territorio con miles y miles de viajeros.
Una de las búsquedas más particulares que se han producido recientemente es la de intentar encontrar playas o incluso islas vírgenes. Ejemplos de naturaleza que no han padecido el paso del hombre y que conservan toda su belleza primaria. Si buscamos el mejor ejemplo de esta circunstancia en España, tenemos que ir a La Graciosa, la que se considera la isla virgen más bonita de España con las playas más espectaculares.
¿Cómo es La Graciosa?
Muchas personas sueñan con encontrar la playa de sus sueños. Para la mayoría, este enclave idílico y paradisiaco se relaciona directamente con playas vírgenes. Y ahí, la que se lleva la palma en España es la isla de La Graciosa, situada en las islas Canarias. Este es un territorio muy particular ya que hasta hace tan solo unos años ni siquiera tenía identidad propia.
Esta isla es un paraíso de tranquilidad y belleza natural que destaca principalmente por ser un terreno totalmente virgen. Es decir, que en gran parte de su territorio no tiene ni siquiera carreteras asfaltadas. Por ello, es una isla que recuerda al pasado y que nos retrotrae completamente a otra época. Muchos de sus puntos solo podemos recorrerlos en transportes como bicicleta.
El destino ideal si queremos disfrutar de un paisaje totalmente salvaje para desconectar del mundo y conectar con la naturaleza. En la isla de La Graciosa destaca principalmente su costa y es que sus playas son absolutamente maravillosas. Arenales dorados bañados por aguas cristalinas que convierten estos parajes en un auténtico edén. La fauna y la flora autóctonas prosperan en un entorno protegido y libre que no conoce la interferencia humana.
Por si esto fuera poco, este territorio está marcado por el carácter volcánico que marca toda la isla. Para muchas personas es como estar en otro planeta. La ausencia de carreteras asfaltadas preserva su estado natural y ofrece una experiencia única para los visitantes.
Además, si eres amante del deporte, una práctica muy habitual es recorrer la isla, o alguna de sus zonas, en bicicleta. Las innumerables rutas que podemos hacer nos recompensan con unas vistas espectaculares. Así podemos recorrer desde la Playa de las Conchas hasta la Montaña Amarilla. Pero también podemos disfrutar de otras disciplinas como el snorkel, el buceo o el senderismo.
La isla de La Graciosa es una de las más bonitas de toda Europa. Famosa por haberse convertido en un santuario de paz y aventura con una belleza incomparable. La forma más sencilla de llegar a esta isla es a través de ferry desde Órzola, al norte de Lanzarote.