Según el informe 'Travel Report 2024' de Revolut, más de la mitad de los españoles ha preferido este año disfrutar de sus vacaciones de verano en el territorio nacional. A pesar de que son muchos los que prefieren traspasar las fronteras y explorar otros países, más del 50% de los ciudadanos de España se han decantado este año por su país de origen. En cuanto a los meses, agosto y septiembre siguen siendo los favoritos. Sin embargo, la llegada del mes de julio ha hecho que hayan sido muchos los que ya han comenzado sus vacaciones.
Dentro del territorio español, existen diversas zonas que son ideales para disfrutar del verano. Una de ellas, y que se ha puesto muy de moda en los últimos años, es la Costa Brava. En esta zona se encuentran localizados algunos de los pueblos más bonitos de nuestro país, como es el caso de Cadaqués, Tossa de Mar, Pals o Bagur. Además, muy cerca de estas localidades se encuentran algunas de las calas más impresionantes de nuestro país.
Aunque no forme parte de la Costa Brava, el litoral de Tarragona también cuenta con espectaculares zonas de playa que son ideales para disfrutar del verano. En esta provincia se encuentran también algunas de las mejores calas del país, como es el ejemplo de Cala Buena, Cala Pepo o Cala Fonda. No obstante, esta zona también destaca por algunos lugares emblemáticos que son imprescindibles de visitar una vez en la vida. Y un claro ejemplo es el Castillo de Tamarit, ubicado en el término municipal de Tarragona.
El Castillo de Tamarit está situado en una de las zonas más turísticas de la Costa Dorada. Concretamente, en la cima de una colina que ofrece unas espectaculares vistas al Mediterráneo. La fortaleza, del siglo XI, pasó por manos de diferentes señores hasta el siglo XIII. Y en su interior cuenta con una iglesia parroquial, una abadía y una plaza.
Las entradas y salidas, antiguamente, se hacían a través de cuatro portales. Sin embargo, en la actualidad, solo siguen activos el portal de Mora y el de la Cruz. Además, cabe destacar que la fortaleza fue un puerto clave dentro del territorio catalán, que actuó durante mucho tiempo como línea que dividía la Cataluña musulmana de la cristiana.
En el año 1916, el americano Charles Deering compró las ruinas de este castillo y decidió restaurarlo con la ayuda del pintor Ramón Casas. Ambos llevaron a cabo una transformación radical que lo convirtió en el lugar idílico que es en la actualidad.
En cuanto a su estilo, hay que destacar que el Castillo de Tamarit es románico, aunque cuenta con algunos elementos góticos que se han ido incluyendo en la fortaleza a través de las restauraciones que se han llevado a cabo con el paso de los años.
En la actualidad, es una propiedad privada y su uso está destinado a la organización de eventos, sobre todo bodas y conferencias. Aunque no se puede visitar como tal de forma regular, sí se puede acceder al interior a través de diferentes acuerdos previos a una reserva para un evento.
Las bodas son unas de las actividades principales de las que vive el castillo a día de hoy. En su interior se pueden celebrar tanto ceremonias civiles como ceremonias religiosas. También existe la opción de organizar cócteles.
"El Castillo de Tamarit es un escenario natural que brinda un ambiente romántico y emblemático para vuestro gran día", explican desde la página web a todos aquellos que plantean casarse en este espacio idílico.
Rodeado de espectaculares calas
El Castillo de Tamarit se encuentra muy cerca de La Mora y Altafulla, en la provincia de Tarragona. A pesar de que no se puede visitar de forma regular, lo cierto es que la zona es perfecta para disfrutar de ella en verano. Y es que el castillo se encuentra ubicado en un enclave único, rodeado de algunas de las mejores playas y calas de la Costa Dorada.
El claro ejemplo es la Playa de Altafulla, conocida por el gran número de turistas que recibe en verano. Desde esta playa se puede disfrutar de unas espectaculares vistas al castillo. Sin embargo, no es la única. Muy cerca de la fortaleza se encuentran la cala de la Mora, la cala de la Roca Plana o Cala Fonda, una de las mejores de la zona y que se caracteriza por sus aguas cristalinas.