España es un país que reúne paisajes y parajes increíbles por todos sus rincones. Muchas personas, especialmente durante el verano, miran siempre hacia el litoral para buscar los lugares más bonitos y espectaculares. Nuestras playas son conocidas en todo el mundo. Sin embargo, lo que muchas personas olvidan es que España es mucho más que eso.
En el centro peninsular también hay maravillas escondidas que merece la pena visitar, especialmente en verano. Y más concretamente en la provincia de Cuenca, donde podemos disfrutar de uno de los Monumentos Nacionales más espectaculares de toda España. Se trata de un paraje Reserva de la Biosfera por la UNESCO, ya que así fue declarado en el año 2019.
Estamos hablando de las Chorreras del Cabriel, un paraje formado por saltos, cascadas y pozas realmente llamativas que son perfectas para una escapada en plena ola de calor de la época estival. Un lugar que se encuentra junto al río Cabriel y que se sitúa entre los términos municipales de Víllora y de Enguídanos.
¿Cómo son las Chorreras del Cabriel?
España es un lugar increíble con espacios absolutamente espectaculares que se llenan de turistas cada año. Sin embargo, también hay otros lugares que pasan desapercibidos y que no son conocidos por el gran público. Estos son los más complicados de encontrar, pero los que más se disfrutan.
Es lo que sucede con las Chorreras del Cabriel, un paraje formado por saltos, cascadas y pozas de agua cristalina de color turquesa que han sido reconocidas como Reserva de la Biosfera por la UNESCO desde el año 2019. La variedad y espectacularidad de las formaciones geológicas y geomorfológicas que allí podemos encontrar hacen de este tramo del Cabriel un paraje singular.
Se trata de un tramo fluvial con formaciones tobáceas en proceso de formación y que registra una enorme belleza. Todas las personas que hasta allí llegan se sorprenden por lo bonito de este paraje tan singular. Muchos aseguran que no tiene comparación.
El poder de atracción de este rincón de la provincia de Cuenca reside en los saltos de agua y en sus pequeñas cascadas. Además, también está considerado un lugar sin parangón por el tono turquesa de sus aguas, el cual se debe a una cuestión muy especial. Estas aguas contienen un alto índice de cianobacterias, unas algas microscópicas que, acumuladas, generan bloques sólidos que terminan dando esta coloración tan única.
Estas micropartículas se encuentran sobre todo en el punto de caída donde se forma un gran depósito tras el descenso súbito de unos 120 metros que registra este río. A pesar de que se trata de un lugar precioso, no es del todo fácil acceder hasta él. Eso sí, esto permite que sea un paraíso poco masificado y casi desconocido incluso para los amantes de las piscinas naturales, las cascadas y las pozas.
Tenemos dos formas de acceder. Desde Enguídanos podemos ir caminando a través de un sendero realmente bonito. Aunque también podemos ir en algún vehículo y aparcar en el aparcamiento habilitado. Por su parte, también podemos ir desde Villora, aunque desde aquí sí tendremos que ir en coche.
Eso sí, tenemos que saber que si elegimos esta opción tendremos que reservar una plaza de aparcamiento de manera previa. Está prohibido dejar el coche fuera de estas zonas habilitadas. Y por último, ya dentro de este Monumento Nacional, tendremos que transitar siempre por los senderos marcados y solo podremos bañarnos en las pozas señalizadas.