España es un país que vive, en cierto modo, muy pendiente del turismo. Es uno de sus mayores motores económicos y una fuente de riqueza que permanece activa durante casi todo el año. A pesar de que la época fuerte siempre suele estar enfocada alrededor del verano, lo cierto es que hay vías que se mantienen vigentes durante muchos meses después. 

Los países que mayor fuente de turismo suponen en épocas fuera de los meses de julio y agosto son Alemania y Reino Unido. Y es precisamente este último estado el que está advirtiendo ahora a un sector muy importante de su población. A través de los medios de comunicación, los jubilados británicos están recibiendo una señal de alerta

Esta va dirigida hacia el efecto de la okupación, una tendencia cada vez más presente en nuestro país y que se ha extendido tanto que incluso algunos de estos turistas también llegan en calidad de okupas o se convierten en ello. Por esta razón, los medios de comunicación británicos elevan ahora su advertencia. 

De turistas a okupas

España es el país que más eligen los extranjeros ingleses cuando salen de su territorio. Unas veces lo hacen por turismo, para pasar unos días de vacaciones. Y otras veces lo hacen para quedarse a vivir por una temporada o de manera permanente, especialmente después de la jubilación. 

Ahora, el medio Express manda un aviso a los jubilados británicos para que se lo piensen dos veces antes de acudir a España, ya sea para veranear o para asentarse de manera definitiva. De hecho, uno de sus últimos artículos analizando esta situación se llama "el desastre de la jubilación de los expatriados en España"

En él se detallan diferentes situaciones incluyendo casos de personas que incluso se ven obligadas a "vivir en el campo" en ciudades como Benidorm. La historia más particular es la que protagoniza un matrimonio británico que se ve obligado a vivir en régimen de 'semiokupa' en una propiedad abandonada de la localidad castellonense.

Ellos son Paula Briers, de 52 años, y su marido Rob Briers, de 60. Ambos se mudaron a Benidorm en el año 2020. Su plan era haberse ido a Granada, sin embargo, la situación de confinamiento por culpa de la Covid-19 echó por tierra esa idea, dando lugar a ese segundo viaje. 

Bañistas tomando el sol en la playa de Poniente, en Benidorm. Joaquín Reina Europa Press

Tras terminar su trayectoria laboral en el almacén de Amazon de la localidad de Coalville, buscaron un destino con un clima más agradable para vivir la aventura de la jubilación. Desde entonces, se afincaron en una parcela para caravanas en el camping Villamar de Benidorm y se comprometieron a colaborar con un problema que afectaba la zona: una plaga de gatos salvajes.

Gracias a su trabajo pudieron encontrar familias de acogida para estos animales. Sin embargo, terminaron siendo expulsados del camping. Ante esta situación, tuvieron que coger sus cosas y marcharse sin rumbo fijo. Tuvieron incluso que dormir a la intemperie: "Después de que nos echaran del Villamar, literalmente dormimos en un descampado... detrás de un arbusto".

Después de tener que dormir en el campo, encontraron a su ángel de la guarda. El músico británico Johnny Elraiz, más conocido como Jonny Hellraizer, les tendió su mano gracias a su organización benéfica: "Nos encontró, creo que en octubre de hace dos años. Estábamos en un campo. Obviamente no conocíamos a Jonny en ese entonces. De hecho, lo conocíamos como artista. Realmente no sabíamos qué hacía. Y él simplemente vino y nos encontró. A partir de ahí, comenzó a traernos comida y cosas así".

Sin embargo, su situación se volvió todavía más rocambolesca, ya que pasaron a formar parte de una tendencia que está a la orden del día en España: la okupación. Al matrimonio Briers no le quedó más remedio que meterse en una propiedad privada y hacerla suya. De hecho, habían oído que esta era una práctica habitual en España. 

Miembros de la Guardia Civil realizando un desalojo de okupas. EFE

Se asentaron junto a sus cuatro perros en un cobertizo de una propiedad abandonada durante los meses verano. Algo de lo que no están orgullosos, ya que no es la jubilación soñada. Y durante los meses de invierno, cambian su residencia a una caravana ubicada en el jardín de la misma propiedad.

Finalmente, llegaron a un acuerdo con la dueña, la cual pasó a ser su casera y a la que pagan unos 150 euros para poder permanecer allí. Además, se encargan de adecentar el jardín de esta propiedad.

A pesar de los problemas, y de que la prensa británica recomienda ahora no lanzarse a este tipo de jubilaciones en España a lo loco, ellos se sienten felices: "Yo siempre soy positivo. Hay mucha gente que está en una situación mucho peor que nosotros".

Sin embargo, este caso no es nuevo para Johnny Elraiz, quien ya ha visto a muchos jubilados en situaciones similares, teniendo que llegar a convertirse en okupas. Por ello, advierte a todas las personas que llegan sin un lugar para poder quedarse: "Piensan, 'podré conseguir una habitación barata o algo así... Conseguiré un trabajo, será fácil encontrar un lugar donde vivir'. Pero no hay suficientes propiedades". Es ahí cuando sale la carta de la okupación, una de las mayores lacras de la actualidad en España.