En un mundo que a menudo idolatra la juventud y olvida a sus mayores, cinco intrépidos aventureros séniors están decididos a demostrar que la longevidad también puede ser sinónimo de fortaleza, pasión y aventura. Leticia Herrería, Pepe García, Pilar Utrilla, José Antonio Fernández y Álvaro Vallés son los finalistas de la primera edición del Desafío Santalucía Séniors, una iniciativa del Grupo Santalucía que busca inspirar a otros a llevar una vida activa y saludable, sin importar la edad.

Este desafío no es cualquier excursión. Se trata de una expedición a los Andes peruanos, donde los cinco seleccionados enfrentarán jornadas de ciclismo de montaña y ascensos a alturas imponentes como el Lago 69 (4.600 metros), Yanayacu (4.850 metros) y, finalmente, la cumbre del volcán Vallunaraju, a 5.686 metros. La travesía, que combina esfuerzo físico, fortaleza mental y trabajo en equipo, es una prueba tangible de que la edad no define nuestras capacidades.

La fuerza de la vida en cada paso

Leticia Herrería, de 65 años y medallista de bronce en el Campeonato Mundial de Gimnasia Rítmica en 1975, no ha dejado que el tiempo desgaste su pasión por mantenerse en forma. "Me vi capaz de hacerlo y me apeteció demostrarme a mí misma que sí podía con ello", confiesa, quien a pesar de no ser experta en alta montaña, se siente preparada gracias a su constante actividad física. "No pensé que llegaría tan lejos, de verdad. Me fui presentando por la confianza que habían tenido en mí, y aquí estoy", añade, sin haber sentido miedo o vértigo en ningún momento.

Pepe García, a sus 67 años, ha hecho de la vida activa su bandera. Fundador de una asociación que apoya a jubilados y pensionistas, Pepe es el ejemplo viviente de que nunca es tarde para comenzar. "Si yo lo he hecho, lo puede hacer cualquiera", asegura con la seguridad de quien ha superado sus propios límites. Para Pepe, este desafío es una extensión de su historia personal de transformación, empezando a hacer deporte a los 50 años, con 120 kilos de peso y a punto de operarse de las rodillas. "Que se activen, que salgan. Porque si yo, con 50 años y 120 kilos, he sido capaz, te puedo asegurar que lo puede hacer cualquiera", afirma.

Pilar Utrilla, también de 67 años, encontró en la montaña su pasión hace muchísimos años. "El objetivo del desafío es transmitir un mensaje muy interesante para gente que llega a la jubilación y no sabe qué hacer. Se abre una etapa magnífica para todos nosotros", reflexiona Pilar, quien ve la jubilación como un momento lleno de posibilidades. "Nunca es tarde para empezar a hacer retos, ponerte en marcha y hacer lo que te gusta", concluye.

Los cinco 'séniors' posan en las oficinas del grupo Santalucía días antes de partir hacia Perú. null

La experiencia como brújula en la montaña

José Antonio Fernández, a sus 70 años, y el mayor del grupo, aunque por sólo seis meses, ha dejado atrás el rugido de los motores de los cazas Mirage y las largas horas al mando de los Airbus de Iberia, pero no ha perdido el hambre de aventura. "Lo que es volar es una aventura y la montaña o el escalar también lo es. Son pruebas que te ponen un poquito al límite", afirma. Para él, la capacidad de trabajar en equipo es fundamental, y está convencido de que este desafío será diferente gracias a la fuerza del grupo.

Álvaro Vallés, de 69 años y enfermero de vocación, ha dedicado su vida a cuidar de otros, y ahora se cuida a sí mismo. "El deporte y la salud son inseparables. Una vida activa es la mejor medicina", afirma Álvaro, quien ve en este desafío la culminación de todo lo que ha enseñado a sus pacientes durante años. "Se conseguiría mucho más con una buena educación para la salud, es algo que se debería desarrollar mucho más en el futuro", añade con convicción.

Más allá de las cumbres

El Desafío Santalucía Seniors es, en esencia, una narrativa de resistencia. Es una historia que desafía las convenciones sociales sobre la edad y que, en cada uno de sus protagonistas, encuentra una voz que grita que el tiempo es solo un número. "Nunca habíamos vivido tantos años ni con tanta calidad de vida", dicen desde la aseguradora Santalucía. Esta expedición no solo busca cumbres físicas, sino también la cima de la longevidad positiva, un concepto que estos cinco valientes están dispuestos a encarnar.

Mientras se preparan para enfrentar la altitud, el frío y también la soledad acompañada de las alturas, Leticia, Pepe, Pilar, José Antonio y Álvaro llevan consigo algo más que mochilas y crampones, un mensaje poderoso. Que la vida no se mide en años, sino en la fuerza con la que se viven esos años. Cada paso que darán en los Andes será un paso hacia una nueva definición de la vejez, no como un declive, sino como una oportunidad para nuevas conquistas.

Este primer Desafío Santalucía Seniors es solo el inicio de una revolución silenciosa. A medida que nuestros protagonistas se adentran en la cordillera, están construyendo un legado que desafía la percepción de la edad, transformándola en una etapa de exploración, de crecimiento y de profunda vitalidad. Porque, como ellos están demostrando, la verdadera cumbre de este desafío no es la montaña, sino la vida misma, vivida con pasión, propósito y una inquebrantable voluntad de seguir adelante.