El silencio que espera en casa, que casi se hace tangible y, de alguna manera, se pega a la piel y al pensamiento, es uno de los mayores problemas que sobrevienen a las personas mayores. La soledad no deseada es un compañero indeseable, un reto diario para las, al menos, tres millones de personas que sufren esta situación en España. Revertir los efectos de este problema es lo que pretende la Fundación ”la Caixa” a través de su programa pionero Siempre Acompañados, que busca prevenir, empoderar a esta parte de la población y, de paso, sensibilizar a toda la sociedad.

Porque las implicaciones reales de la soledad no deseada constituyen, generalmente, un problema silente e invisible. Y lo es porque, más allá de los aspectos más obvios, es una situación que ataca a la persona en un plano más profundo que el de la logística diaria o el de la tristeza que puede sobrevenir en estos casos. Hablamos de una realidad dolorosa que en muchos casos acaba siendo paralizante para la persona por lo que tiene de pérdida de autoconfianza y de motivación y, en definitiva, de ganas de vivir.

La Fundación ”la Caixa” está muy atenta para, a través de sus programas e iniciativas, activar todos los recursos a su alcance para ayudar a las personas que sufren este problema y para sensibilizar al resto, implicando a toda la sociedad en estos proyectos. Por eso, Siempre Acompañados ha lanzado una idea especialmente relevante para ello con motivo del Día Internacional de las Personas mayores, que se conmemora cada 1 de octubre: una experiencia que, con el sugerente título de escape room Soledad, invita al participante a ponerse en la piel de uno de estos mayores que se sienten solos para comprobar en primera persona cómo es, de verdad, su día a día.

Lo que ve -y siente- quien accede a la instalación es un ambiente que, de primeras, genera una cierta opresión. Una casa amueblada y decorada en un estilo que parece deudor de décadas atrás y en el que, no obstante, puede que muchos reconozcan detalles, objetos y enseres que son familiares. Luces tristes, espacios vacíos y una voz en off, la de la actriz Mercedes Sampietro, guían una experiencia diferente, intensa y en la que la actividad ligada a toda escape room es aquí un mero hilo conductor del ‘viaje’.

Acceso a la sala escape room de L'Hospitalet donde estuvo el montaje.

Acceso a la sala escape room de L'Hospitalet donde estuvo el montaje.

Las palabras de la actriz Mercedes Sampietro matizan y le dan consistencia a una narración que va centrando nuestra atención en detalles mínimos que, sin embargo, adquieren un significado que las ubica en algo próximo a la obsesión para quien no tiene compañía: las fotos, testigos de momentos y recuerdos ya inalcanzables; un reloj que parece no avanzar, tal es la sensación de claustrofóbica percepción del tiempo cuando uno está solo; unas galletas de chocolate siempre preparadas ante la desidia que en este caso exprime la soledad: ¿para qué cocinar como antes, cuando había una familia alrededor de la mesa, si la vida se concentra ahora en un plato ante la televisión? Y así, hilvanando este tipo de detalles que esconden muescas que acaban por doler es como se articula la experiencia que propone el escape room Soledad.

Parece acertada, por tanto, la ubicación de la experiencia en una escape room porque ¿cómo salir de este laberinto al que aboca la soledad? En este contexto, nuevamente la instalación señala la clave: una de las grandes palancas para ayudar a estas personas mayores que sufren la soledad no deseada es la necesidad de cooperar para impulsar la energía y el ánimo de quien se siente así. Y ahí es donde todos podemos tener un papel para prevenir y abordar esta realidad.

A pesar de la relativa desesperanza a la que parece llamar todo el escenario, la propuesta del proyecto escape room Soledad no pretende recrearse en las sensaciones negativas sino al revés, ofrecer un mensaje de optimismo a partir de la sensibilización y de la implicación de cualquier persona dispuesta a echar una mano. Pero, por supuesto, tomando como referencia el testimonio de las personas mayores que se han visto y se ven en este trance. Por eso, uno de los momentos más emotivos de todo el recorrido es ponerle cara, voz, nombre y apellidos a quienes han prestado su experiencia a la Fundación ”la Caixa” para este montaje.

Aunque la ejecución del montaje recoge testimonios de decenas de personas, como indica David Velasco, director del Programa de Personas Mayores de la Fundación ”la Caixa” en relación al proceso creativo de la campaña, escape room Soledad nos presenta a Carmen, Pedro y Silvia. Ellos han sufrido en primera persona muchas de las situaciones que se abordan y, de hecho, en ellos se ha inspirado el guion de la experiencia, pero su adhesión al programa de la entidad les ha ayudado a dar un salto de calidad en su día a día y ”volver a construir sus vidas con una red de apoyo más sólida, con más confianza y con mejor estado de ánimo”, como señala Velasco.

El tiempo se hace diferente cuando no tienes la obligación de ir a trabajar o de cumplir un horario o de hacer una actividad o atender a unas personas. Cuando no tienes estos compromisos, el tiempo se hace eterno, parece que no avance”, relata Silvia. Pedro redunda en ese silencio que da hondura a la soledad y cómo por eso cualquier oportunidad se convierte en un asidero para sentirse más vivo: ”Cuando sonaba el teléfono me emocionaba mucho y no quería parar de hablar”, recuerda, pensando en cómo incluso llamadas de médicos o de publicidad se convertían en una de estas oportunidades para compartir.

Estas anécdotas ayudan a comprender cómo el factor social es imprescindible para ayudar a estos mayores que sufren la soledad no deseada. Se trata de escucharles, de hacerles sentirse nuevamente importantes pero también de detectar de alguna manera estas situaciones en quienes están más cerca para poder facilitarles ayuda. A veces es tan sencillo como empoderar a la persona, hacerla sentir útil de nuevo, hablar con ella, darle un abrazo o sencillamente dedicarle una sonrisa…

Aunque la vivencia in situ del escape room Soledad finalizó hace días, es posible aún recrear la experiencia de forma virtual desde la web que la Fundación ”la Caixa” ha habilitado sobre la iniciativa

”La trayectoria del programa Siempre Acompañados nos ha enseñado que para afrontar una situación de soledad es imprescindible contar con la implicación de la comunidad. Gracias a este acompañamiento, las personas vuelven a construir sus vidas con una red de apoyo más sólida, con más confianza y con mejor estado de ánimo. Es importante hablar de la soledad y comprenderla para poder ponerle fin”, destaca el subdirector general de la Fundación ”la Caixa”, Marc Simón.

Personas del programa Siempre Acompañados paseando.

Personas del programa Siempre Acompañados paseando.

La Fundación ”la Caixa” lleva más de un siglo impulsando iniciativas y actividades que persiguen empoderar a las personas mayores y dotarlas de una mayor calidad de vida. Y el programa Siempre Acompañados ostenta un rol clave en este capítulo porque ahora, al cumplir una década de trayectoria, como una herramienta muy útil y muy inspiradora para poner soluciones a la soledad no deseada. Los datos indican que a lo largo de este tiempo el 69,94% de los participantes han percibido una mejora en su estado emocional, especialmente a partir de los seis meses de concurso y hasta el final del programa. El tiempo, que como decía Silvia, parece un enemigo en soledad, se convierte, por tanto, en un gran aliado para rejuvenecer el ánimo y alcanzar una vida plena, incluso estando solo.

Siempre Acompañados está presente en 13 territorios de toda España: Jerez, Murcia, Pamplona, Granada, Málaga, Palma, Sabadell, Terrassa, Tortosa, Girona, Tàrrega, Santa Coloma de Gramenet y Lleida. Y también en Lisboa y Oporto. El desarrollo del programa es posible gracias a la implicación de entidades sociales locales vinculadas a la comunidad, más de 200 profesionales y 300 voluntarios. En total, este año ha impulsado más de 400 actividades comunitarias complementarias que han llegado a más de 10.000 personas.