Restaurantes con más de 100 años de historia. Otro tesoro de la Comunidad de Madrid

En la Comunidad de Madrid encontramos quince establecimientos con más de 100 años de historia y que pertenecen a la Asociación de Restaurantes y Tabernas Centenarios de Madrid (RCM). Entre ellos, el restaurante Botín, el más longevo del mundo, las Cuevas de Luis Candelas y la pastelería La Mallorquina.

La Comunidad de Madrid destaca por su profundo legado histórico y cultural y por contar con una oferta gastronómica inigualable que, además de cautivar por su variedad, rinde homenaje a las tradiciones culinarias transmitidas a lo largo de generaciones. Entre sus calles podemos encontrar algunos de los restaurantes centenarios más importantes de la Comunidad en los que se sigue dando protagonismo a algunos de los platos más tradicionales de la capital madrileña, como el cochinillo o el cordero asado.

Estos establecimientos centenarios se caracterizan por ser verdaderos tesoros que han sobrevivido al paso del tiempo, dado que llevan funcionando más de cien años, convirtiéndose así en testigos de la evolución de la ciudad y de la historia de diferentes generaciones y familias que han pasado por sus comedores y cafeterías.

En la actualidad, la Asociación de Restaurantes y Tabernas Centenarios de Madrid (RCM) cuenta con 15 establecimientos inscritos, entre los que se encuentra el restaurante más longevo del mundo, el Restaurante Botín, la Cuevas de Luis Candelas y la pastelería La Mallorquina. Todos ellos saben lo que es el orgullo de sentirse centenario, pero cada uno cuenta con su propia historia.

Restaurantes centenarios de madrid
Restaurantes centenarios de madrid Restaurantes centenarios de madrid

Restaurante Botín, tres siglos de historia

El Restaurante Botín es, sin duda, uno de los establecimientos centenarios más icónicos de la ciudad. Fundado en 1725, ha mantenido su actividad de forma ininterrumpida desde entonces. Reconocido por el Libro Guinness de los Récords como el restaurante más antiguo del mundo y uno de los referentes de la cocina tradicional madrileña, Botín se prepara para celebrar 300 años de historia el próximo año.

José González Gozalbo, director y propietario de este restaurante, sabe mejor que nadie qué significa ser centenario, dado que su familia es la segunda que viene regentando el local. Fue en 1930 cuando sus abuelos llegaron a Botín y, desde entonces, “hemos seguido la filosofía que nos enseñaron mi tío y mi padre: tratar al cliente como nos gustaría ser tratados y, sobre todo, dar una cocina honesta y sencilla y con unos precios ajustados, que es lo que llevamos practicando desde que tengo uso de razón”, explica el director.

La esencia de este emblemático restaurante reside en la tradicionalidad de sus platos, entre los que destaca, sobre todo, el cochinillo asado, que “lo hacemos siguiendo una receta de mi abuelo, que era de un pueblo de Valladolid”, añade González. “El cochinillo es el eje sobre el cual pivota todo este restaurante. Se sigue asando en nuestro horno de leña, de los cuales quedan muy pocos en España. Ahí es donde también hacemos el cordero”, continúa el director.

Además de estos platos, el restaurante Botín también destaca por elaborar otras especialidades, como el flan, la tarta de la casa, las almejas y los callos. De hecho, detrás de este último plato hay una historia muy interesante, y es que “hace unos años apareció la información de que Goya había comido aquí callos, entonces los pusimos en nuestra carta. Los vamos haciendo según la receta también de mi abuelo, con su toque de cilantro, están deliciosos”, añade José González.

Aparte de Goya, otras figuras históricas reconocidas a nivel internacional también han podido disfrutar de la tradicionalidad de los platos del restaurante más longevo de la Comunidad Madrid y del mundo. “Hemingway nos menciona en dos de sus obras. Esto hizo que en los años 60 y 70 hubiera una cantidad inmensa de público americano. Vienen aquí siguiendo sus pasos y todavía preguntan dónde estaba su mesa”, comparte el director.

Siguiente parada, Las Cuevas de Luis Candelas

Bajo el famoso Arco de Cuchilleros de la Plaza Mayor, concretamente en sus cuevas, se sitúa el famoso restaurante las Cuevas de Luis Candelas, que recibe su nombre porque allí se escondía el conocido bandolero español con su cuadrilla para preparar sus golpes. “Él se convierte en una figura histórica y muy típica del centro de Madrid. Y nosotros seguimos haciendo alarde de esa historia manteniendo las cuevas casi tal cual como él las encontró”, explica Eva Colomo, nieta de Félix Colomo Díaz, afamado y reconocido torero de Madrid que convirtió las cuevas en el restaurante que hoy conocemos.

Restaurantes centenarios de madrid

“Nosotros somos un restaurante muy clásico, mantenemos esas recetas antiguas. Nuestra especialidad es el cochinillo asado y el rabo de toro, platos que hacemos como antaño. Tenemos un horno de leña en el que se hacen a fuego lento desde primera hora de la mañana”, continúa Colomo. “Para mí es un privilegio poder enseñar a todo aquel que se acerque a Madrid lo que es un restaurante centenario y que no hay en ninguna parte del mundo. Es algo único”, concluye.

De postre, La Mallorquina

En plena Puerta del Sol se encuentra una de las pastelerías más simbólicas de la Comunidad de Madrid, La Mallorquina. Desde que abrió sus puertas en 1894, este local ha sido testigo de la evolución de la ciudad y del paso de diferentes generaciones por sus escaparates. “Ser histórico es un aval. Nosotros creemos que somos historia de Madrid y que somos una parte de la ciudad”, añade Ricardo Quiroga, director general de La Mallorquina.

En el corazón palpitante de Madrid, La Mallorquina se erige como un santuario para los amantes de la repostería. El secreto del sabor de sus productos reside en su elaboración artesanal. “No usamos máquinas, y lo podemos ver con cualquier producto. No hay dos productos iguales, tú coges dos cruasanes y no son iguales, unos tienen una pata un poquito más larga y otros más corta, porque los hacen a mano todos los días”, asegura el director.

Restaurantes centenarios de madrid
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En esta pastelería histórica podemos encontrar diferentes especialidades según la época del año en la que nos encontremos, como los clásicos buñuelos para el día de Todos los Santos o los roscones para celebrar el Día de Reyes. En cuanto a los productos que se encuentran de forma perenne en los locales de La Mallorquina, destacan, por ejemplo, “las napolitanas, las trufas de chocolate, las bambas de nata y distintos tipos de tarta, sobre todo la de fresa o la tarta de trufa”, comparte el director. De hecho, solo en el local de la Puerta del Sol se elaboran más de 400 productos, un trabajo imposible si no fuera por “el cariño, por las ganas y por la forma de hacer las cosas bien de cada uno de los empleados”, asegura Quiroga.

“Cuando te estás comiendo un bollo, un postre o una tarta, siempre es en momentos divertidos o en celebraciones”, concluye el director. Por eso, no hay mejor manera de concluir un recorrido por la capital que saboreando uno de los exquisitos postres de La Mallorquina, que ofrece una experiencia inolvidable para el paladar y el recuerdo.

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