Una educación exitosa y una buena salud en la infancia son claves para lograr adultos felices, con capacidad de adaptación y aprendizaje para desarrollarse de manera autónoma en el futuro. “No sólo qué nos dijeron, qué nos enseñaron, sino cómo nos educaron ha ido formando conexiones neuronales en nuestro cerebro y que, después, van a ser las que usemos cuando eduquemos nosotros a nuestros hijos”, explica el neurocíentifico David Bueno en una entrevista de la periodista Gemma Nierga para Fundación ”la Caixa”.
El cerebro tiene su máxima expresión en los primeros años (0-3). Las conexiones neuronales se forman en mayor número y con mayor rapidez. De los cero a los siete años construimos nuestra estima, nuestra personalidad, nuestra forma de ver el mundo. Desde la misma gestación y hasta los tres años concretamente, periodo, además, donde el cuidado y la atención constante de los padres es tan necesaria y esencial, crear un apego sano y seguro con la madre y el padre creará la base para sus posteriores relaciones, tan importantes. El entorno, pues, es clave. Debe de ser suficientemente estable para que se sientan seguros, además de que, a través de él absorben, aprenden, imitan…
En la etapa 0-3 “es cuando establecen los patrones de conducta socioemocional a partir del ambiente que encuentran, a partir de ver cómo los adultos nos relacionamos entre nosotros, nos relacionamos con ellos y les estimulamos para que se relacionen con nosotros”, describe David Bueno. También, y continúa, “descubren que deben integrar todas las informaciones que reciben a través de los sentidos para construirse una imagen única de la realidad de su entorno”. De ahí que, aparte de los sentidos ‘clásicos’, “implica cuerpo, movimiento…” (el juego tan esencial en los niños que sirve para “conocerse a sí mismos”).
Un entorno saludable y estimulante
Aunque sería lo mejor, no todos los entornos con igual de ‘sanos’ o idílicos. Hay familias en situación de vulnerabilidad que necesitan espacios y/o facilitadores en la educación y el acompañamiento de sus pequeños que, al fin y al cabo, son nuestro futuro. La Fundación ”la Caixa”, desde el programa Caixaproinfancia y Fondos Europeos, ha lanzado el proyecto Espacios Familiares 0-3 que tiene como objetivo apoyar a familias con hijos de esta edad en situación de vulnerabilidad en los territorios donde actúa el programa. El proyecto busca fomentar competencias parentales, hábitos de crianza saludables y el desarrollo integral de niños de cero a tres años, ofreciendo acompañamiento social, laboral, talleres y ayuda económica para productos básicos. Las familias atendidas suelen tener pocos recursos económicos y una red social limitada, y, a menudo, son derivadas de servicios sociales o centros de salud.
Hablamos de un entorno estimulante, estable y que favorece la escucha activa y el desarrollo del lenguaje del menor. El subprograma se desarrolla, así, en un espacio adecuado (las entidades reciben ayudas para acondicionar los espacios propios donde se desarrollan) para la realización de los talleres de formación y con espacios reservados para la atención personalizada a las familias. Se pretende que los Espacios Familiares 0-3 sean un lugar de referencia para la intervención con familias 0-3, donde se organizan diferentes tipos de actividades, enmarcadas en un modelo global de acompañamiento marcado por Fundación ”la Caixa”. Preferentemente, las entidades que implementen los Espacios Familiares 0-3 deberían tener experiencia en la etapa 0-3 y se valora especialmente que sean también entidades con experiencia en acción social.
Acompañamiento social y familiar
Maryam, una mujer paquistaní de 33 años que vive en España hace casi 19, participa en los Espacios Familiares 0-3. Estudió un curso de grado medio de monitora y otro de Traducción. Hoy Maryam es madre de tres hijas y acude al espacio con la más pequeña: “Conocí el proyecto por amigas y me encanta. Todo el mundo es muy amable, aprendemos cómo cuidar de nuestro bebé y primeros auxilios y te ayudan en todo. Ha supuesto un cambio muy positivo en la vida de mi familia”, asegura.
El programa piloto empezó en el curso 2023-2024 en 20 entidades de nueve comunidades autónomas (Andalucía, Aragón, Canarias, Castilla y León, Cataluña, Comunidad Valenciana, País Vasco, Comunidad de Madrid y Murcia) y, a partir de este curso 2024-2025, se amplía a 30 entidades, que irán aumentando progresivamente en los territorios en los que se desarrolla CaixaProinfancia.
Un ejemplo de entidad participante es la Fundación Esperanza en Barcelona. Soledad García, psicopedagoga, explica que hay “dos líneas muy claras: acompañamiento social a través de la figura de la trabajadora social y acompañamiento familiar a nivel educativo, mediante una educadora infantil y actividades dirigidas a trabajar diferentes temas relacionados con la crianza”. Además, es un entorno ideal para "compartir experiencias y ampliar su red social".
Los Espacios Familiares 0-3 son un subproyecto más de Caixaproinfancia, donde analizan y estudian la pobreza y vulnerabilidad de la infancia y sus familias con el objetivo de ofrecer una vida mejor a niños, niñas y adolescentes que viven en en esos entornos desfavorecidos.
Y, a modo de consejo, tal y como dice David Bueno: “Disfrutemos con el papel que estamos jugando; si somos padres o madres, disfrutemos, transmitamos ese disfrute a nuestros hijos e hijas, que nos lo pasamos bien estando y jugando con ellos o viendo cómo están jugando (…) Y siempre debemos confiar en ellos, sino ellos no van a confiar en nosotros y, si no confían en nosotros, ¿cómo van a aprender?”.