Publicada

En un contexto donde las desigualdades marcan de manera determinante las oportunidades de las personas que viven en riesgo de pobreza o exclusión, los programas sociales constituyen una herramienta esencial para quebrar estas barreras. Es una realidad ante las que este tipo de iniciativas, el compromiso con quienes más lo necesitan, y la constante búsqueda de soluciones para paliar las consecuencias de estos problemas exigen un trabajo constante. Por eso, la Fundación “la Caixa” se ha convertido en una referencia clara en este ámbito dada su extensa trayectoria impulsando programas que pretenden impactar positivamente en la sociedad y, con ello, contribuir a un futuro mejor.

La entidad, que atesora más de un siglo enarbolando esta filosofía, ha ido ampliando su alcance para llegar hasta colectivos que, si bien comparten la vulnerabilidad, exigen diferentes aproximaciones a sus casuísticas. Así, la Fundación ha ido consolidando un modelo integral de actuaciones que cubren todo el ciclo vital de la persona. De esta manera, todas sus iniciativas se articulan en torno a cuatro ejes: Infancia y juventud, juventud y adultez, adultos mayores y final de vida.

Asistente social laboral.

Para incidir de verdad en las necesidades de cada etapa, otra de las fortalezas del modelo social de la Fundación “la Caixa” es la capacidad de desarrollar e implicar en sus iniciativas y programas a miles de pequeñas entidades sociales en toda la geografía española. Esta capilaridad que se logra con la participación de estos agentes permite gestionar mejor los recursos y llegar donde verdaderamente más se necesita aprovechando el conocimiento del terreno en cada caso.

Además, existe con todas ellas una visión compartida en la que se ponen sobre la mesa unos principios de actuación comunes muy definidos que son la anticipación, la complementariedad, la sostenibilidad y la eficiencia, y la capilaridad, precisamente.

En paralelo a este conjunto de acciones, la Fundación “la Caixa” también ha mostrado una sensibilidad especial hacia la labor de investigación, reflexión y estudio sobre los problemas más recurrentes que afectan a este tipo de colectivos.

Buena parte de ese trabajo queda reflejado en su Observatorio Social, en el que se publican diferentes documentos que reflexionan sobre estas materias. Elaborado en 2023, es uno de los informes más actuales y relevantes en el abordaje de las causas acerca de la vulnerabilidad es ‘Dinámica de la pobreza multidimensional en España y otros países europeos’. Se trata de un análisis de la pobreza como motivo subyacente para explicar estas desigualdades y sus implicaciones menos evidentes.

Entre las conclusiones del informe, hay una que resulta especialmente valiosa para tener en cuenta la complejidad de abordar soluciones: la -a veces- generalización de todo un paraguas de carencias bajo un mismo concepto. Dicho de otro modo, dentro de esa pobreza conviven realidades muy diferentes que tocan ámbitos personales muy diversos. Es cierto que todas ellas están íntimamente relacionadas y suelen presentarse de manera conjunta; y, por otro lado, también suponen un factor determinante a la hora de salir de dichas situaciones: la probabilidad de dejar de tener una privación en estos casos es hasta 20 puntos menor.

Lo que está claro es que, a nivel de cifras, de una manera u otra la pobreza multidimensional, continúa el documento, asciende al 15% en España durante el periodo de observación para la elaboración del mismo (2016-2020). Por eso, en este contexto el informe destaca varias ideas para hacer frente a este problema, entre los que subraya de una manera muy especial “la importancia de coordinar programas y medidas […] para superar las privaciones ya sufridas, pero también para prevenir las futuras entradas. Combatir la pobreza requiere, por tanto, acciones conjuntas y bien orquestadas por varios actores”.

Estas líneas se alinean con la filosofía de la Fundación “la Caixa”, cuyo rol en estos escenarios es vital para que haya un antes y un después para miles de personas porque les brinda no solo la oportunidad de vivir mejor en el presente, sino que les dota de herramientas y recursos para un futuro más prometedor. Esto es posible porque cuenta con la ayuda de agentes sociales en todo el territorio. Gracias a estas sinergias destacan, por ejemplo, los programas de la entidad que giran en torno a la educación; o las iniciativas de acompañamiento a los mayores, entre un sinfín de actuaciones que remarcan esta sensibilidad con todos los sectores más vulnerables.

Se trata de acercar las oportunidades, de ir más allá de las coincidencias y de hacer real uno de los lemas que tiene la Fundación: “Solo es progreso si progresamos todos”. Para ejemplificar este modelo, la entidad ha lanzado una campaña recientemente -’No creemos en las coincidencias, creemos en las oportunidades’- en la que visibiliza algunos de estos casos que dan testimonio del trabajo a pie de calle y que ayuda a transformar vidas de verdad, porque Raquel, Rosa o Rubén, que son aquí los protagonistas reales, solo son algunos de los beneficiarios de este modelo que, ante todo, pretende no dejar a nadie atrás.