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La reflexión en torno a la discapacidad y lo que verdaderamente implica en el día a día para las personas que la tienen es un tema recurrente en nuestra sociedad. Son muchos los ámbitos que han impregnado su mirada de una sensibilidad acerca de las barreras, los prejuicios y las dificultades cotidianas para un colectivo que, más allá de lo heterogéneo de su composición, suele enfrentarse a problemas más o menos comunes que limitan sus oportunidades y complican su integración laboral.

Crece la concienciación, pero las soluciones no llegan al mismo ritmo. Y eso es un problema, puesto que las cifras remarcan la prevalencia de la discapacidad en el mundo: se estima que hay alrededor de 1.300 millones de personas en el planeta (16% del total de la población) que viven con alguna forma de discapacidad, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). En España, el número de personas con algún tipo de problema -físicos, sensoriales, mentales o intelectuales- alcanzaba en 2020 los 4,38 millones de personas (datos del INE).

Además de las dificultades más obvias del día a día, la inserción laboral constituye, en ocasiones, un muro infranqueable para muchas de estas personas que sufren la desigualdad de oportunidades a causa de su condición. El SEPE (Servicio Público de Empleo Estatal) reconoce que, en la última década, la empleabilidad en este segmento ha crecido un 55%. Se trata de una mejoría leve, si bien la realidad estadística revela un amplio margen de mejora: únicamente 3 de cada 10 personas con discapacidad están trabajando o en disposición de hacerlo (un 35,5% del colectivo), según este organismo.

Ir más allá del ‘tratamiento’ de las limitaciones

En este contexto, la Fundación ”la Caixa” se ha erigido en un motor del cambio a través de su programa Incorpora, con el que impulsa y reivindica la igualdad de oportunidades y la no discriminación en el empleo para personas en riesgo de exclusión. Incorpora es un referente por implantar un modelo dinámico que atiende a las necesidades de estos colectivos y en el que es esencial su capacidad para implicar al empresariado y a las distintas entidades sociales.

Otra de las características que definen este instrumento es la adaptabilidad a las condiciones concretas de cada caso. Se trata, por tanto, de un modelo integral muy valorado por quienes participan porque antepone un enfoque no del todo común en estas iniciativas de empleabilidad para discapacitados: el poner en primer plano las capacidades de las personas y no quedarse únicamente en el ‘alivio’ de las limitaciones.

Precisamente la Fundación ”la Caixa” hace hincapié en esta filosofía a través de uno de los últimos contenidos de ‘A Fondo’, vídeos monográficos en los que la entidad aborda con profundidad diversas temáticas sociales, educativas y de salud. En este caso, Ramón Giró, socio director de Seeliger y Conde Diversity y experto en gestión corporativa de la diversidad y discapacidad, quiso aportar su visión sobre un ecosistema en el que es básico dejar atrás prejuicios. Giró anima a la sociedad a dar un paso adelante en la percepción de este colectivo y reclama eliminar límites, porque “cuando una empresa contrata y conoce a estas personas, los estereotipos desaparecen completamente. No hay otro secreto”, aduce.

Cuando el mundo “ya no está hecho a tu medida”

Desde su experiencia, Giró también nos invita a reflexionar acerca del hecho de que “la discapacidad no se define por sí sola, sino en relación al entorno: una persona será más o menos discapacitada en función de dónde viva. Es decir, si vives en un entorno, en una sociedad, donde la accesibilidad y la actitud de la gente es positiva, tus limitaciones son menores; en cambio, si vives en un entorno en el que es una lucha constante, un día te despiertas y el mundo ya no está hecho a tu medida, tu vida se convierte en una lucha de obstáculos continua”. “La discapacidad es amplísima, hay cientos de discapacidades diferentes y es muy difícil dar una respuesta correcta para todas”, concluye.

Incorpora, de Fundación ”la Caixa”, asume este desafío y pretende impactar positivamente a todos ellos, independientemente de su caso. Por eso, su metodología traza un itinerario individualizado en cuyo desarrollo la persona está siempre acompañada. La meta es que, sea cual sea su punto de partida, pueda encontrar un puesto de trabajo donde aprovechar su talento.

Con este horizonte, sólo en 2024 el programa y las entidades sociales que colaboran han atendido a 22.785 personas con discapacidad, consiguiendo 7.835 contrataciones. De estas, el 44,86% corresponden a personas con discapacidad física, el 24,9% a discapacidad mental, el 22,63% a discapacidad intelectual y el 7,5% a discapacidad sensorial. Además, 13.584 empresas han colaborado con Incorpora, de las que 3.985 (29,3%) han contratado al menos a una persona con discapacidad.

Aunque en este caso se ha situado el acento sobre la discapacidad, en realidad el programa Incorpora tiene un alcance mayor, puesto que centra sus miras en cualquier colectivo vulnerable o en riesgo de exclusión social. Por esto, entre las más de 450.000 personas que han recibido atención desde la puesta en marcha de la iniciativa, en 2006, hay mujeres víctimas de violencia de género, personas migrantes, jóvenes, personas mayores, entre otras. Más de 400 entidades sociales y miles de empresas socialmente responsables de todo el territorio, procedentes de muy diversos sectores, han materializado esta filosofía que contribuye a una sociedad más igualitaria y con oportunidades para todos, sin dejar a nadie atrás.