En España y en el mundo el plátano de Canarias es una fruta muy popular. Aparte de tener más potasio, según la marca institucional Plátano de Canarias, también su producción es menos contaminante, ya que los medios empleados emiten menos dióxido de carbono a la atmósfera. Es “el plato más sostenible del mundo”, se enorgullecen. Pero, a diferencia de los que pensamos, la popular fruta del archipiélago no sólo es de color amarillo. Ahora, en las islas también se cultiva una variedad de color rojo que se puede encontrar, según la época, en los supermercados de Alcampo, la superficie de origen francés que ha apostado con fuerza por esta fruta “dulce y con un toque de frambuesa”.
“Los agricultores que trabajan con nuestra productora agrícola ya están produciendo esta variedad de plátano para diversificar sus cultivos. Es una idea muy reciente y hay que trabajarla mucho. De momento, entre 2019 y 2020 sólo hemos producido 25.000 kilos de plátano rojo”. Habla Miriam Reyes, directora técnico-comercial de La Fast, una sociedad agraria nacida en 1914 en la isla de Tenerife. De hecho, desde su nacimiento la vida de esta entidad y del plátano han ido de la mano, puesto que “ya entonces se juntaron los agricultores de la isla para comerciar mejor su plátano”, según cuenta Sergio Carballo, adjunto a la gerencia de La Fast.
De ahí que 105 años después se hayan aventurado a cultivar el plátano rojo, una variedad “con un sabor dulce y con un ligero toque de frambuesa”. Pero La Fast no ha estado sola en este proceso, sino que ha tenido dos acompañantes fundamentales: Alcampo y Cultivos y Tecnología Agraria de Tenerife (Cultesa). Así, el supermercado de origen francés apostó desde noviembre de 2019 por el desarrollo de este producto tropical —entre otros— a través de hacer prosperar su marca Alcampo Producción Controlada. La razón: surtirse de frutos 100% de origen local para sus clientes en España.
En el caso del plátano de Canarias convencional, Alcampo vende cada kilogramo a 3,85 euros. Sin embargo, el precio del plátano rojo es desconocido, ya que, según su web, en este momento está agotado. “Detectamos que es producto con muchísima demanda pero hay que seguir trabajando con él, ya que llevamos sólo un año produciendo el plátano rojo de manera profesional y aún falta oferta. De hecho, su producción supone sólo el 3% de todo el plátano que cultivamos. Hemos producido 25.000 kilos y esperamos que siga subiendo progresivamente. Por ejemplo, en 2021, nos gustaría llegar a los 33.000”, explica Reyes, en conversación telefónica con EL ESPAÑOL. Por ello, el plátano rojo, de momento, sólo se comercia continuamente en los Alcampo de las islas. La Fast ha exportado a la península, pero en menor medida.
—Miriam, ¿para cuándo podremos ir a un Alcampo en la península y comprar el plátano rojo canario?
—En noviembre y diciembre habrá un repunte en la producción del plátano rojo, por lo que queremos exportarlo a la península.
Cultesa, detrás del plátano rojo
Pese a ello, La Fast, en colaboración con Alcampo, no hubiese podido desarrollar el plátano rojo sin la ayuda de Cultivos y Tecnología Agraria de Tenerife (Cultesa). “Esta empresa agro biotecnológica pionera, a nivel nacional, en la producción a gran escala de material vegetal utilizando técnicas de cultivo in vitro”, según Teresa Cruz, gerente de la entidad, es la piedra angular de la producción de este fruto rojo. ¿Por qué? Porque desde 2009 están desarrollando “protocolos de multiplicación del plátano rojo” en las islas. Es decir, Cultesa aplica la tecnología para aumentar el número de plantas que dan el curioso fruto.
A diferencia de lo que se pueda pensar, el color rojo de este plátano no es producto de la ingeniería genética, ya que es totalmente natural. “Muestra ese color debido a su ADN (su genotipo es AAA)”, que en ningún caso ha sido modificado. Y es que este plátano rojo viene del sudeste asiático y no es autóctono de las Islas Canarias, pero la excelente climatología del archipiélago ha provocado el éxito creciente de su producción.
Tanta que desde hace cinco años, Cultesa, “única empresa en Canarias que produce y comercializa plataneras de plátano rojo”, ha visto cómo se está multiplicando el número de productores y consumidores del fruto debido a su éxito. Es más, “la demanda de plantas se ha multiplicado por cinco en los dos últimos años”, asegura Cruz a este periódico. Aún así, el número sigue siendo relativamente insignificante y “muy inferior a los 18 millones de plataneras que producen el plátano de Canarias”, el de toda la vida y que es un producto diferenciado que dispone de su Indicación Geográfica Protegida.
El plátano rojo, en auge
A pesar de que, por obvias razones, el plátano rojo no tiene aún la fama ni la demanda del tradicional plátano de Canarias, el interés por él sigue creciendo. “Es un plátano muy desconocido en la península. Sólo suelen verse muestras en las ferias pero apenas llegan a los lineales. Todo lo que hemos enviado a la península se vende en el instante”, indicaba en 2019 el gerente de La Fast, Ricardo Torres. Y es que la empresa tiene entre sus objetivos la potenciación de este producto.
“Se trata de un producto más exclusivo en comparación con la banana y, al haber poco, el precio es superior. El objetivo es lograr un precio fijo, ya que ahora mismo la demanda es superior a la oferta”, añadía. Su compañera Miriam Reyes, sin embargo, reconoce a este diario que “aún queda mucho trabajo por hacer con el plátano rojo”, pero asegura que La Fast seguirá potenciando el comercio de este producto, ya que “no sólo Alcampo se está interesando por el fruto”.
Otros supermercados como Mercadona o Lidl ya le han echado el ojo al plátano rojo canario, a pesar que, en la actualidad, “el 85% de esta fruta cultivada por La Fast se lo lleva Alcampo y, en menor medida, El Corte Inglés”, en palabras de Reyes. En todo caso, los consumidores españoles hasta ahora se están interesando por esta variedad que, realmente, en otras partes del mundo es más popular. “Es la la variedad preferida para muchas personas en Estados Unidos”, afirman desde Cultesa.
De momento, para verlo en la península nuevamente, habremos de esperar hasta noviembre o diciembre. Entonces podremos degustar su sabor “con un ligero toque a frambuesa” y, también, comprobar que a la hora de pelarlos “su cáscara es más gruesa que la de los amarillos”.