“Cuídate sin cocinar”. Ése es el lema de Menudiet, una de las empresas que ofrecen menús semanales a domicilio “sanos” que están triunfando entre teletrabajadores y ancianos —entre otros—, ya que sus ventas han aumentado hasta un 50% desde la llegada de la pandemia . Yo, como no voy a la redacción porque, como muchos trabajadores de España, teletrabajo, me he aventurado a probarlo, como ya hemos hecho con los platos precocinados de Mercadona, Lidl, Dia o Aldi. Pero en este caso, la cosa cambia. El menú está “compuesto exclusivamente por platos de comida casera, natural y saludable” que “combina la oferta gastronómica con un servicio de asesoramiento nutricional”. O eso me prometen desde la citada empresa. Veremos.
Por ello inicié mi contacto con Menudiet desde la semana pasada. Y comenzaron mis conversaciones con Cynhia Rodríguez, nutricionista y fundadora —junto a Mario Lozano— de Menudiet. A través del teléfono, me preguntó: “¿Qué objetivos buscas con este menú, que puede ser semanal o quincenal?”. Me quedé pensando unos segundos, pero al recordar que he cogido algunos kilos de más por estar varios meses teletrabajando —entre ellos los del confinamiento que vivió este país para frenar a la Covid-19—, le comenté que quería “bajar de peso”. Quería ver un pronto resultado, por lo que elegí el semanal.
Y desde ese momento, Cynthia se convirtió en la dietista y nutricionista de este teletrabajador, precisamente en la misma semana que se ha publicado en el BOE la nueva ley que regula el trabajo a distancia en España, elaborada bajo el mando de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. La nueva norma, que entrará en vigor a mediados de octubre, considerará, entre otras cosas, trabajo a distancia si alcanza al menos el 30% de la jornada o el porcentaje proporcional equivalente en función de la duración del contrato de trabajo, en un periodo de referencia de tres meses.
Cynthia, en todo caso, me dijo que no había problema en confeccionar un menú para bajar de peso, pero me advirtió: “Con nuestro menús, de media, se puede bajar hasta un kilo a la semana pero cada persona y cada cuerpo humano es un mundo, así que tampoco te puedo asegurar ese resultado al 100%. No es una ciencia exacta y hay personas que pierden peso súper rápido y otras que, hasta pasadas unas semanas, no bajan de kilos”. Era muy coherente lo que me decía la nutricionista, pero acepté el reto. Esperaba que mi cuerpo fuese de los que bajan rápido de peso.
Así, el sábado 19 por la mañana tuve una consulta con Cynthia en la que me preguntó si tenía alguna preferencia con el menú, ya que Menudiet también adapta la dieta en función de los gustos y las necesidades nutricionales del cliente. “Me gusta todo, así que elabora el menú que pueda ser mejor para intentar alcanzar el objetivo”, le dije. Y Cynthia, tras comprobar que no tenía necesidades específicas como las que puede tener una persona hipertensa o diabética, se dispuso a confeccionar mi menú dietético de lunes a viernes —exitoso entre los teletrabajadores—: cinco comidas y cinco cenas. Desayunos y meriendas corrían por mi cuenta, pero con el asesoramiento nutricional para mantener la dieta.
En todo caso, el precio total de los 15 platos, que pesaban cada uno 250 gramos, fue de 73 euros. A priori, las comidas sonaban genial y resonaban en mi cabeza. “Comeré carrilleras de cerdo al vino (5,66 euros si se coge a la carta), pollo a la cerveza (5,08 euros) y atún encebollado (5,62 euros)”, pensaba aquel sábado, hambriento, ya que se acercaba la hora de comer. Pero el experimento no empezaba hasta el lunes, día en el que me daban toda mi dieta de la semana.
La recogida de los platos
Menudiet, pese a contar con un servicio a domicilio para repartir los tuppers en las ciudades de Madrid, Barcelona o Valencia, “los destinos más recurrentes”, según cuenta a EL ESPAÑOL Mario Lozano, su fundador, no llega a todos los puntos de la Comunidad de Madrid. Yo vivo en un municipio del extrarradio de la capital, por lo que me tuve que trasladar el lunes 21 por la mañana a la sede de la empresa en Madrid, situada en el número 94 de la calle Alcalá, a pocos metros de la parada de Metro Goya.
Una vez allí, me atendió amablemente Cristina, otra nutricionista que trabaja para Menudiet. Y, tras identificarme, se dispuso a preparar en una bolsa térmica los 15 tuppers que había seleccionado Cynthia, mi nutricionista, para mí. Abrió un gran congelador blanco que tienen tras el mostrador principal y empezó a coger los 15 platos, todos congelados para conservarlos correctamente a pesar de ser “caseros”. Y los metió en una bolsa térmica. También, me dio varias hojas con mi menú y “algunos consejos para seguir el plan” entre los que destaca, por ejemplo, que sólo podía comer 30 gramos de pan integral a la hora de la comida.
Otra de las hojas impresas estaba cargada de consejos “generales” o “para días sociales”. Pero, sobre todo, te explican qué debes desayunar, tomar a media mañana, merendar e, incluso, recenar. “Al contrario de lo que la gente piensa, hacer una dieta para adelgazar no consiste en pasar hambre, sino en comer bien y de manera equilibrada”, me había explicado Cynthia. Y, viendo eso, parecía que iba a cumplir su promesa.
Por ejemplo, la opción dos —de tres— de desayuno te recomienda desayunar “un vaso de leche desnatada (se puede acompañar con café o té) + cereales integrales sin azúcar (tres puñados) + Una pieza de fruta”. Y así, con todas las comidas que no iban incluidas en los 73 euros, es decir, las comidas y cenas que me dio Cristina. Ya sólo tenía que descongelar cada comida cuando me tocase y calentarla durante 4 minutos en el microondas con máxima potencia.
Mi menú dietético
Desde el lunes, mis comidas y cenas se han vuelto fáciles y siempre con el mismo modus operandi. Coger los tuppers de plástico que correspondan, ya descongelados, pinchar el plástico que cubre su parte superior y meterlo al micro. Soy de buen comer y ya el primer día tenía dudas. “¿Estará bueno?¿Me quedaré con hambre?”, pensaba mientras los platos giraban en el interior del microondas. Y saqué la crema de calabaza (4,84 euros si se pide a la carta) y el pollo al azafrán (5,22 euros). Se notaba que ambos platos, para mi sorpresa, estaban hechos de manera “casera”, por su aspecto.
Pese a ello, estaban un poco bajos en sal para mi gusto. Pero, claro, es verdad que muchas veces acostumbramos a salar de más la comida. Puede ser mi caso. Aún así, mi mayor sorpresa es que, tras comer los 250 gramos de cada plato, no me quede con nada de hambre. Y eso que ese día no comí el pan que me permitía comer Menudiet en la comida.
De cena, merluza a la vasca (5,55 euros si se pide a la carta). “Siempre recomendamos que la cena esté acompañada con verduras un poquito aliñadas o al vapor”, me había indicado mi nutricionista Cynthia durante la consulta. Y eso hice. Preparé una pequeña ensalada de tomate y la aliñé un poco. El pescado en sí estaba jugoso y rico pero, aunque dice que es “a la vasca”, no tenía ni una almeja. Y gambas… una y media. Quizá, me quedé algo menos satisfecho, pero todo se podía arreglar con “un yogur natural desnatado”, recomendado por Menudiet para recenar.
De los tres platos que comí y cené el segundo día del experimento —Pisto de verduras (4,84 euros), emperador con trigueros (5,62 euros) y pollo al curry con leche de coco (5,18 euros)—, sólo me desagradó que el pescado, pese a llevar una rica salsa que lo aderezaba, estaba un poco seco. El pollo, sin embargo, fenomenal. Tenía un picante muy agradable —no apto para todos los paladares—, algo que Cynthia ya me previno. Recordemos que la nutricionista ha tenido en cuenta mis gustos para elaborar mi dieta semanal.
Apto para la tercera edad
Día 3 del experimento. Pienso que va todo bien pero tengo un runrún en la cabeza: “Ya llevo dos día comiendo a base de los platos de Menudiet… ¿me cansaré pronto?”. Pero justo ese día me tocó la que, a mi juicio, ha sido la mejor comida de la semana. De primero, potaje de bacalao (5,44 euros) y, de segundo, carrilleras de cerdo al vino (5,66 euros). Esta vez sin peros. Y recordé otra cosa que Cynthia me había comentado en una de la primeras llamadas telefónicas:
—Desde que empezó la pandemia muchas personas de la tercera edad han recurrido a nuestro menú por tres motivos. En primer lugar, porque les ha dado miedo salir a la calle a comprar con normalidad, por si se contagian. En segundo lugar, porque son menús bajos en sal y azúcares. Muy sanos. Van muy bien con lo que debe de comer una persona mayor. Y, en tercer lugar, las personas mayores se han sorprendido de que a pesar de que los platos están congelados en tuppers —para su conservación—, son de comida casera y a ellos les gusta comer bien. Los que lo han probado están perdiendo el prejuicio negativo que tenían de las comidas precocinadas.
Y esas palabras resonaban en mi mente al masticar la tierna carrillera de cerdo al vino. “A mi abuelo le gustaría”, pensé. Esto, quizá, es otro de los motivos que justifican el aumento del 50% de la demanda de platos precocinados de Menudiet desde marzo. Y es que no sólo tienen éxito en los teletrabajadores, “que suelen vivir solos”, según cuenta Cynthia. También ha habido “un aumento en la demanda de planes para ancianos”, explica Marilo Lozano a este diario.
Los otros dos días de dieta tampoco fueron malos. El jueves 20 comí canelones con verduras (4,51 euros si se coge en carta), muslitos de pollo a la cerveza (5,08 euros) y lubina con verduritas (5,98 euros). Lo mejor, la salsa del jugoso pollo, exquisita y apta para mojar pan. Lo peor, la lubina: estaba muy seca. Algo que no le ocurrió al atún encebollado (5,63 euros) que comí el viernes, pues estaba jugoso. Ese plato fue acompañado con judías verdes con tomates (4,73 euros) y, para cenar, cerré mi semana con la dieta de Menudiet con una pechuga de pollo —seca— con pisto (5,08 euros).
A la balanza...
El sábado —una semana después de mi consulta con Cynthia, la nutricionista— era la hora de la verdad. Me dirigí a mi cuarto de baño en donde está mi balanza. Y me pesé. ¡Había bajado, concretamente, 631 gramos! Si bien es cierto que no es el kilo semanal al que podía haber llegado, hay que decir que influyeron dos factores: por un lado, “cada cuerpo es un mundo”, me había avisado Cynthia y, por otro, sólo comí el menú semanal de Menudiet —con rigurosidad— durante los cinco días laborables y no los siete de la semana natural. Aún así, el resultado me ha sorprendido.
Quizá, por su eficacia y buen trato, Menudiet ha crecido un 40% cada año desde su apertura hace 10 años. Hoy sirve “más de un millón de comidas a miles de clientes en todos los rincones de la península”, explica Mario Lozano que, junto a la nutricionista Cynthia, la ideóloga de este negocio, fundó esta empresa.
El éxito de Menudiet reside en en haber conseguido “un índice de recurrencia muy alto”. Es decir, los nuevos clientes que lo prueban suelen repetir. Y ahora, en la situación actual de la pandemia, la empresa ha visto cómo aumentan dos tipos de clientes en especial. Por un lado, los ancianos. Y, por otro, los teletrabajadores que “por comodidad o por querer bajar del peso ganado al estar muchas horas de manera sedentaria, ahora compran estos menús”. Y es que, para Menudiet, el confinamiento ha hecho que haya habido “un pico de demanda muy acusado”. Pero, en mi caso personal, lo único que puedo afirmar como teletrabajador y cliente es que, con este dieta, he perdido peso.