El reloj es un distintivo social. Muchos ya no lo usan para mirar la hora, sino para presumir de elegancia. Otros, sin embargo, le dan un uso mucho más avanzado: el reloj sirve para hablar por teléfono sin que el dispositivo este demasiado cerca, para leer whatsapp o hasta para consultar el tiempo.
Los relojes pueden tener un gran valor. Los hay que pueden costar cientos de miles de euros, como los que lucen los deportistas de élite, pero eso no suele ser lo común.
De lo que no hay duda es de que el reloj es un símbolo de poder, que también usan los políticos. Sin embargo, ellos no pueden ser ostentosos. Llevar un reloj demasiado caro le haría parecer altivo y levantaría las sospechas de que pudiera ser una dádiva.
A pesar de todo, nuestros políticos casi siempre se muestran con reloj. Es raro ver a alguno que no lo haga. Pedro Sánchez, por ejemplo, no solía lucirlo en público hasta que no accedió a la presidencia del Gobierno en 2018. A partir de ahí, empezó a usar el Présence Lingine, según GQ.
Este reloj puede ser de cuarzo (800 euros) o automático (1.190 euros). Mide 38,5 mm de diámetro, su esfera es blanca con números romanos y está indicado para usarse con traje.
No obstante, cuando el socialista sale a correr por el Palacio de la Moncloa con un Garmin Forerunner 920 XT.
No solo en la bancada socialista gustan los relojes. Alberto Núñez Feijóo es otro de los políticos que también gustan de vestir este complemento. Llegó incluso a reconocer que le gustaban "casi todos" en una entrevista del Faro de Vigo.
Entre sus favoritos hay dos: un Briston y el Moscow Nights, de Poljot, revelaron los miembros de un foro relojero. También tiene un IWC y un Luminor de Panerai.
También en Vox gustan los relojes. Santiago Abascal lleva un Garmin Fenix 5XPlus. Además, también tiene un Tactico de edición limitada, del que sólo se vendieron 155 unidades. La empresa española le regaló a Abascal un Plvs Ultra de 2017 por valor de 750 euros. Lleva la bandera española en la esfera y el lema "desde la salida del sol hasta el ocaso".