El pescado es uno de los alimentos imprescindibles en nuestra dieta diaria. Su consumo aporta múltiples beneficios para la salud porque fortalece el sistema inmunitario, aporta proteínas de alto valor, es una fuente rica en minerales y está cargado de vitamina D. Para que el pescado esté bueno debe ser fresco y para ello debemos saber identificarlo cuando vamos a comprarlo a la pescadería. Solo nos tenemos que fijar en varias cosas que se ven a simple vista antes de adquirirlo, al igual que si seleccionamos otros alimentos en los supermercados como la sandía o el melón e incluso la carne.
La frescura de cualquier tipo de pescado debe durar desde el momento de la compra hasta que lo cocinamos. Por tanto, es necesario que respetemos los tiempos de consumo óptimo marcados en el envase así como no dejarlo mucho tiempo en la nevera. Si dudas, siempre es mejor congelarlo antes de que se te ponga malo en el frigorífico.
Comer un pescado en mal estado puede suponer varios problemas de salud: desde intoxicaciones alimentarias y, hasta puede llegar a provocar problemas y enfermedades de salud más graves. Por eso, es de vital importancia reconocer un buen pescado y saber elegirlo correctamente.
En qué fijarse
Hay una serie de puntos clave que no podemos dejar pasar antes de adquirir este alimento en la pescadería. La textura, el color y el olor, entre otras cosas, nos pueden dar mucha información sobre su estado.
En primer lugar, si observamos que el pescado no está a la venta en supèrficies inclinadas encima de una base de hielo, no debemos comprarlo. En las pescaderias suelen ponerlo de esta manera porque facilita la eliminación del agua del alimento y conserva correctamente su frescura. Tampoco debemos comprar el pescado si está al aire libre y le da directamente los rayos del sol porque perdería todas sus propiedades.
Un buen pescado tiene una piel brillante y elástica, con cierto reflejo metálico y estará bien adherida a la carne. Las escamas, por su parte, deben estar intactas, brillantes y húmedas porque si las ha perdido es que está pasado.
En cuanto al olor, si es fuerte significa que es un síntoma claro de que está en mal estado. Los ojos del animal deben mantener un aspecto vivo y brillante. Por tanto, si los ves turbios o hundidos es preferible que no lo compres.
La propia fisiología del animal también es un punto a destacar. Por ejemplo, si la cavidad abdominal está seca y no tiene manchas de sangre significa que el pescado no está fresco.
Si diferenciamos entre pescado blanco (lenguado, gallo, rape, merluza, pescadilla...) o pescado azul (sardina, boquerón, caballa, trucha), el primer tipo deberá tener los ojos claros y el cuerpo no presentará zonas amarillentas alrededor de las agallas. Por otro lado, el segundo tipo tendrá rigidez y no debe doblarse. Los ojos, en esta clase, deben ser abombados y también claros.