Mercadona es un nombre habitual en las noticias de economía. Últimamente, incluso en la sección de política ha sido nombrada a menudo. Su presidente ejecutivo, Juan Roig, es una figura reconocida en el mundo empresarial y que, en ocasiones, está en la diana de algunos mandatarios.
Su compañía, Mercadona, es una cadena exitosa que no deja de expandirse. Según las cifras publicadas en el ejercicio de 2022, obtuvo unos beneficios netos de 718 millones de euros. Este liderazgo va acompañado de una potente línea de investigación y desarrollo. La marca propia suele tener mucha investigación detrás.
Productos de higiene o de alimentación copan titulares por sus propiedades o por sus ventas. Hacendado, la firma con la que elaboran todo tipo de comida, se ha adelantado a sus competidores y arrasa con la calidad a precios más bajos. También ha generado detractores. Se les acusa de implementar los precios escudándose en la inflación o en el aumento del coste de las materias primas, aun teniendo enormes ganancias.
Y en un apartado más doméstico, hay quien lamenta algunas de sus políticas. En redes sociales han aparecido menciones a la ausencia de algunos productos, fagocitados por su propia línea. Y cada aviso sobre la retirada de algo se convierte rápido en trending topic. Aunque la empresa sea generalmente cauta en redes y ejerza desde la esfera virtual de asistente a clientes con dudas o sugerencias, estos días ha zanjado de forma abrupta las quejas de un usuario.
Un cliente habitual ha lamentado una decisión de la compañía y desde la cuenta oficial de Twitter no han tardado en responder sobre una medida en relación a algo común a todos los establecimientos de este tipo.
¿Cuál ha sido la medida adoptada?
Veamos primero el germen de esta política de Mercadona, el mensaje original que propició todo. El pasado 5 de julio, el usuario con el nombre de @gonda69 redactó un mensaje el Twitter para los responsables de Mercadona. "Vivo a dos portales de la tienda. Hasta ahora hacía una compra mensual de 120-150 euros y me dejaban un carro para acercarlo", arrancaba. "Hoy me dicen que ya no me lo dejan. ¿Tiene arreglo o tengo que pasarme a Eroski, que no solo me lo dejan, sino que lo traen gratis a casa?", preguntaba.
"La respuesta que me dieron es que ya no tenían ningún carro metálico y los de plástico no pueden salir de la tienda. Allí quedó toda la compra, unos 120 euros", protestaba. El afectado reclamaba que se le permitiera llevar el carro de la compra hasta su casa. Algo hasta ahora inocente y aceptado.
Sin embargo, este acto cotidiano ya va en camino de desaparecer. Las compañías, que ya habían puesto obstáculos anteriormente a acciones como sacar el contenedor a la puerta, han tenido la radical decisión de erradicar el carro de cortesía. Es decir, que ya es más difícil que sus clientes utilicen los instrumentos del establecimiento para trasladar la compra hasta su vivienda.
La cuenta oficial de Mercadona, ante la queja del cliente, no pidió disculpas ni ignoró la apreciación. La empresa contestó al internauta con el siguiente tuit: "Sentimos lo que te ha ocurrido en la tienda. Vamos a compartir tus comentarios con los responsables para que sean conocedores. Un saludo".
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Algo que asombraba al usuario: "¿Con qué responsables? Si no os he dicho en que tienda ni ciudad fue! No será esta una respuesta automática de esas sin leer", dudaba. "Hola de nuevo. Estamos quitando los carros de cortesía de nuestras tiendas y solo estamos dejando los de plástico. Cuando te comentamos que pasábamos nota, nos referíamos a que compartíamos tus palabras con los responsables de los carros de todas nuestras tiendas. Pero si nos dices en qué tienda te sucedió, se lo dejaremos indicado. Gracias".
Con esto han zanjado el tema de los carros en Mercadona: a partir de ahora, ningún cliente del supermercado podrá transportar la comida fuera de los establecimientos. La medida se ha ido instalando para evitar los robos y el desperfecto en material.