El arroz es uno de los cereales más consumidos del mundo y la base de la alimentación de numerosos países. En los últimos tiempos, su precio, siempre asequible, ha experimentado importantes subidas que han sido sufridas y comentadas por los consumidores. Ahora se presenta el último gran desafío: la nueva crisis del arroz.
Los mayores productores de esta materia prima se encuentran en Asia y Estados Unidos y la decisión de uno de estos países va a provocar una hecatombe en los campos de arroz y en las estanterías de los supermercados de todo el planeta. El mayor exportador de arroz del mundo ha tomado una decisión que cambiará para siempre el consumo de este producto a nivel mundial.
El precio del arroz
Así como en España el precio de productos básicos como el aceite de oliva se han disparado, a este aumento se le sumará el de otro producto indispensable en nuestras despensas. En lugares como Valencia, donde el arroz es la base para la elaboración de la paella, se verán más afectados. Los últimos datos del INE revelan que el arroz ha subido un 21,9% desde 2022.
El alimento en cuestión se trata del arroz blanco no basmati, pues su mayor exportador, la India, ha decidido prohibir la venta al extranjero de este producto, la variedad más demandada por los consumidores del sur de la India y otros países del mundo.
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La medida, que ya ha sido anunciada por el gobierno indio, tiene como objetivo contener la inflación interna y garantizar el abastecimiento nacional del producto. Sin embargo, esta decisión tiene un impacto muy importante en el mercado global del arroz, que ya ha sufrido otras crisis, como la de las inundaciones en Pakistán, el encarecimiento de los fertilizantes, el declive de las monedas y la alta inflación.
Escasez a nivel mundial
Según afirman los expertos, las medidas tomadas por el gobierno indio pueden tener consecuencias gravísimas para el abastecimiento a nivel global, pues puede provocar el desabastecimiento de muchos países que dependen en gran medida de sus importaciones, como Filipinas, Vietnam, Malasia, Costa de Marfil, Nigeria, y Senegal.
Estos países podrían enfrentarse a una inseguridad alimenticia y a que se inicien disturbios sociales derivados de la falta del alimento si no se encuentran medidas alternativas o no pueden pagar precios más elevados que los precedentes.
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Además, esta prohibición también podría afectar a otros países que, por preferencias alimenticias o culturales son grandes consumidores de arroz no basmati. En Estados Unidos y Canadá se han reportado compras compulsivas de este producto y estanterías vacías en las tiendas de productos hindúes, ha informado la CNN.
Aunque ambos países tienen suficiente producción propia como para autoabastecerse, sus preferencias podrían provocar cambios culinarios o que estén dispuestos a pagar precios más altos.
Posibles soluciones
Ante la gravedad de la situación, algunos analistas han solicitado a la India que reconsidere su decisión o que la flexibilice para que se permita la exportación de ciertas cantidades o tipos de arroz blanco no basmati. Asimismo, han instado a otros países como Vietnam, Tailandia, Pakistán y Estados Unidos, a aumentar su oferta para compensar el déficit causado por India.
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También han recomendado a los países importadores a diversificar sus fuentes de abastecimiento y a adoptar medidas para mejorar su seguridad alimentaria. El arroz supone una fuente de alimentación imprescindible a nivel global y esta nueva crisis puede provocar mucha inestabilidad y un considerable aumento de los precios que afectará a nivel mundial.